En el Espacio Afecir se pudo conocer la singular historia del hombre que vendió la Torre Eiffel
La programación de sala de la primera jornada íntegra de la Feria de Teatro 2022 tuvo hasta 11 funciones, 5 de las cuales fueron de una misma obra: La buena letra, una divertida comedia que la compañía vasca El Mono Habitado representó en el Espacio en Rosa (la sala principal del Edificio Educativo Municipal) antes de que este jueves adopte ya su clásica función de espacio para bebecuentos.
El Mono Habitado puso en escena la obra una vez por la mañana y hasta 4 por la tarde, con gran respuesta de público y programadores, que pudieron disfrutar de una comedia muy ágil (apenas 22 minutos de duración, como si fuera un episodio de una sitcom estadounidense), que tiene como protagonista a una pareja (interpretada por Raúl Camino y Begoña Martín Treviño) que vive en una comunidad de vecinos en la que acaban convertidos en una mezcla entre falsificadores y ángeles de la guarda manipulando el correo de sus vecinos.
Su objetivo en principio es hacer ‘felices’ a sus vecinos con el correo, aunque evidentemente los deseos de la pareja no coinciden con los de los propios vecinos. Por si fuera poco, una vez acceden a la presidencia de la comunidad, incluso buscarán controlar las comunicaciones que reciben por teléfono o Internet. Tras el primer pase, al que pertenecen las imágenes, los integrantes de la compañía expresaron que estaban emocionados con la buena respuesta de los espectadores asistentes.
También hubo más de un pase, aunque en este caso sólo 2, del montaje de la Sala Tierra, titulado Una de cal, de la compañía Gata por Liebre, en el cual se mezclan diversos lenguajes, con hueco para el circo, el teatro y la danza con bastante música original (de Laura Cocho –una de las intérpretes junto a Amaya Goñi-, Santiago Sierra y El Trio Caracol), para hablar de la historia reciente de España de una manera diferente y hacer reflexionar a partir de ello.
Por su parte, el Espacio Afecir acogió en la jornada del miércoles un espectáculo de la compañía asturiana Los Absurdos Teatro llamado Von Lustig [el hombre que vendió la Torre Eiffel] en el cual se relata, como su título indica, la historia del que está considerado como el mayor estafador del siglo XX por lo que consiguió hacer: vender la Torre Eiffel a otra persona en la suite del Hotel Crillon de París en la primavera de 1925.
A la hora de relatar su historia (que comienza justo por su muerte en 1947 por una anécdota con su certificado de defunción), el conde Von Lustig está acompañado en escena por Kiki, una meretriz ingeniosa, embaucadora e iniciadora de Víctor en toda clase de artes desde su llegada a París.