El pregón fue pronunciado a primera hora de la noche del sábado en un escenario montado en el patio del Colegio El Puente
Agua
Gotas que hacen ríos, ríos que se convierten en mares
Introducción
«¡Por orden del señor Alcalde (o, mejor dicho, del Sr. Concejal de Ríos y Alamedas, D. José Manuel Jerez, que es quien me convenció para este pequeño, pero guay “embolao”)…». Repito. «¡Por orden del señor Alcalde se hace saber que han llegado las fiestas de la Asociación y que, por tanto, todo el mundo tiene el deber de divertirse. ¡Jolgorio y aplausos, queridos vecinos de El Puente y Huertas de La Artesa!».
Sí, amigos. Hoy toca hacer un poco de ruido. Y toca hacerlo por todo lo alto. Os preguntaréis por qué… ¡Pues porque por fin, después de tres años, podéis celebrar de nuevo vuestras fiestas! ¡Qué alegría poder volveros a encontrar! ¡Qué alegría poder sentir esta noche, junto a vosotros, que esta Asociación, que tanto bien ha hecho por este barrio, sigue viva y muy viva, y no deja de reivindicar y pedir mejoras para este barrio que no por estar más lejos de centro de la ciudad deja de ser importante! Saludo con un afecto muy especial al señor presidente de la Asociación, D. Manuel Marcos Lima, y a su junta directiva, compuesta por Dña. Lidia Percha, Dña. Carmen Percha y D. Ceferino Martín. ¡Enhorabuena por vuestro trabajo a vosotros, como Junta Directiva, en particular, y a todos los vecinos que forman parte de la Asociación, en general! ¡Enhorabuena por haber hecho del barrio del Puente y de las Huertas de la Artesa un lugar mejor, por ayudar a los vecinos en las necesidades que van surgiendo! ¡Gracias por hacer de este barrio un lugar maravilloso!
Saludo también al Sr. Alcalde y a los concejales presentes esta noche: ¡gracias por el esfuerzo de estar presentes, en medio de tantas ocupaciones como tenéis! Y, finalmente, dirijo un saludo muy cordial a todos los presentes, especialmente a los vecinos de este barrio. ¡Gracias, por adelantado, por vuestra escucha! Es un honor para mí estar aquí esta noche. Espero estar a la altura y no meteros mucho “rollo”. ¡Vamos al lío!
Pregonar
«Pregonar». El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define este verbo como «Publicar o hacer notorio en voz alta algo para que llegue al conocimiento de todos». De esta definición y de este verbo nace el oficio del «pregonero» (también conocido como «alguacil»), que es el encargado de pregonar, es decir, de tomar una trompetilla, hacerla sonar para llamar la atención de la gente y, en voz bien alta y clara, dar noticia de aquello que el señor Alcalde, u otra gran autoridad, le hubiera pedido anunciar. Grandes personajes literarios, como el Lazarillo de Tormes, llegaron a ser buenos pregoneros. Pero quizás el mayor y más bello pregón, el primer pregón y, en consecuencia, el pregón de los pregones, es el Pregón Pascual, que el «cura» proclama, haciendo de alguacil ante la asamblea reunida, en la Vigilia Pascual, dando noticia del mayor acontecimiento de la historia: la Resurrección del Señor.
Todo esto, queridos amigos de El Puente y Huertas de la Artesa, hace que el oficio de pregonero sea un verdadero honor. Así es como me siento esta noche: profundamente honrado. Os agradezco mucho vuestra presencia y vuestra atención. Os agradezco el honor que me hacéis ocupando esta noche este oficio y esta misión, la de pregonar vuestras fiestas. Y agradezco especialmente a D. José Manuel Jerez que, hace ya casi tres años, me ofreciera este noble servicio. ¡Gracias, José Manuel, por tu amistad! ¡Gracias por confiar en mí! ¡Ya sabes que me tienes para lo que necesites!
Agua
Me gustaría poner en este momento una canción. Ya tiene unos años, pero me gusta mucho y creo que viene muy al hilo de la fiesta que estamos celebrando. ¿Me lo permitís? ¡Vamos a ello!
Agua. La vida de las personas se sostiene fundamentalmente por el regalo del agua. En la sequía que estamos viviendo nos damos cuenta de lo importante que es el agua para la vida, para el campo, para las personas. Aunque parezca mentira, más de la mitad del cuerpo humano está compuesto de agua. Sin agua las plantas se secan, la tierra se reseca, las personas nos vamos consumiendo en sequedad. Junto a la vida, el agua tiene fuerza… ¡y vaya si tiene fuerza! En muchas ocasiones (vosotros lo habéis experimentado con frecuencia, queridos vecinos de El Puente) es tanta la fuerza del agua que tiene un poder destructor y aniquilador. Y, sin embargo, siendo tan fuerte y destructora, somos conscientes de su absoluta necesidad para la vida, de que es mucho más su poder sanador y revitalizador. ¡Qué grande y qué misteriosa es el agua!
Me gustaría esta noche centrar este pregón en esta idea. Y aplicarla a vosotros, queridos vecinos de El Puente y Huertas de la Artesa. A vosotros el agua os ha marcado desde vuestros orígenes. No en vano este barrio y las huertas que lo rodean surgieron en torno al agua de un río importante: el Águeda, que nutre con su torrente al gran Duero. No es una tontería esta afirmación: precisamente gracias al agua del Águeda las huertas se llenaron de nutrientes que favorecieron que surgieran los frutos a sus tiempos. Gracias a esos frutos y a sus nutrientes los animales pudieron crecer, y las personas pudieron alimentarse, y poco a poco el barrio fue creciendo hasta hacerse maduro.
Por desgracia varias riadas han hecho que el barrio de El Puente y las Huertas hayan sufrido a menudo grandes pérdidas. Pero el agua, trayendo pérdidas, también trae esperanzas, las esperanzas de la buena voluntad y la solidaridad de las personas. Como se suele decir, «Dios escribe recto con renglones torcidos». Hasta en las desgracias la fuerza del agua puede ser buena. Y aquellas riadas no solo trajeron la consolidación de una Asociación que ya existía para conseguir mejoras en el alumbrado público, la limpieza de las calles, el cuidado de las zonas verdes, el mobiliario para el descanso de los paseantes o, incluso, la pasarela que conecta las dos orillas del Águeda, sino también una oleada de buenas acciones, de solidaridad y de ayuda para las personas que, a consecuencia de las riadas, habían perdido gran parte de sus pertenencias, hortalizas, frutas y ganados.
Hoy, queridos amigos que pertenecéis a la Asociación de «El Puente y Huertas de la Artesa» (en otro tiempo llamada «Somos del Puente», como la popular canción farinata), y queridos amigos del barrio, os invito a hacer presente en esta preciosa zona de Ciudad Rodrigo y en vuestra vida de ciudadanos eso que hemos escuchado en la canción de OT 2008, titulada así: Agua. Os invito a convertiros en un gran río (metafóricamente hablando, porque ya vivís en la rivera de un gran y buen río). Os invito a ser ese río que busque el verdadero mar, el que haga que vosotros sigáis consiguiendo lo mejor para vuestro barrio. Contáis con el apoyo de un gran número de personas. Contáis con el respaldo del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, en el que tenéis no solo a toda la Corporación Municipal, sino también a un concejal que cree en esta Asociación, que cree en este barrio y que lo quiere. Contáis con la ilusión de los vecinos que están implicados en la Junta Directiva de la Asociación. Contáis con la Diócesis y con la parroquia de Santa Marina, que ha sido siempre un faro de luz en medio de estos barrios. Y, por supuesto, contáis con el cariño de todos los mirobrigenses.
Queridos vecinos: no os olvidéis de que solo cuando dejamos de ser pequeñas gotas y nos convertimos en un gran río que busca el mar del bienestar de todos los que formáis parte de esta pequeña gran comunidad de El Puente y de las Huertas, solo entonces seréis capaces de hacer que este barrio siga brillando y se haga presente, dé luz a todo Ciudad Rodrigo. ¡Qué bien lo expresa, de nuevo, la canción de OT 2008!: «Del agua de un río / que busca su mar, / una sola ciudad con destino / luz en la oscuridad». ¡Dejad que vuestra luz, vuestra bondad, vuestra buena fe, vuestro cariño al Puente se convierta en una gran riada que inunde a todos los farinatos, y a todos los que no somos farinatos pero queremos a Ciudad Rodrigo como si fuera Nuestra casa!
Continúa la canción: «Bebe de mí, bebe de ti; siente cómo empieza a refrescarte». Estas palabras también se pueden aplicar a vosotros y a vuestra gran labor en este barrio. Por favor, no dejéis que vuestra Asociación se muera. No dejéis que solamente sirva para celebrar una fiesta al año. La fiesta es importante, pero no es suficiente. Es importante que sigáis haciendo de este barrio un lugar próspero, que tenga las mismas mejoras y cualidades que cualquier otra zona de nuestra ciudad. Pero no solo recibáis el agua de otros, del Ayuntamiento, de las instituciones públicas… No. Cuando uno recibe el agua solamente de otros no solo no crece, sino que se vuelve dependiente, pierde su propia fuerza, sus propios manantiales, su especificidad, lo que le nutre. Es entonces cuando empieza a estar moribundo y finalmente deja de existir. Por tanto, no solo recibáis agua: ¡dad a otros el agua de vuestros manantiales, de vuestra manera de ser y de vivir! ¡Dejad que el resto de Ciudad Rodrigo beba también de vosotros y se refresque con vuestras aguas cristalinas! ¡Empapad a otros con lo que podéis dar, que es mucho! ¡Remad con el resto de Ciudad Rodrigo y creceréis hasta límites insospechados! ¡Haced del barrio más que un barrio una verdadera familia! ¡Si lo hacéis así, mucha gente se alimentará y nutrirá con la fuerza de vuestras aguas limpias y puras!
Agradecer
¿Vais bien? ¿Sí? ¿Os estáis aburriendo? ¡Ya estamos terminando, tranquilos! ¡Que, como dice el dicho, «en tiempo de melones, pocos sermones»! En el oficio del pregonero es tan importante comunicar las noticias como hacer un agradecimiento grande a aquellos que las han transmitido y favorecido. Me gustaría empezar haciendo un agradecimiento hacia arriba, hacia el cielo. Y no me refiero sólo a Dios (no en vano soy «cura», y ese es el primer agradecimiento que hay que hacer: al Jefe, que nos regala todo lo que existe), sino sobre todo me refiero a aquellas personas que pertenecieron a esta asociación y llegaron a ser una parte fundamental de ella, pero ya han partido hacia la patria del Padre eterno. Todas esas personas, provenientes de las Tenerías o de El Puente, fueron raíz y sustento de la Asociación «Somos del Puente», primero, y «El Puente y Huertas de La Artesa», después. Es imposible nombrarlas a todas, porque son bastantes. A ellas vaya nuestro homenaje y nuestro recuerdo. Pido para todas ellas un fortísimo aplauso.
Y junto a este agradecimiento general a aquellos que ya nos han dejado, me gustaría hacer un agradecimiento particular a la Asociación de «El Puente y Huertas de La Artesa» por tantas cosas buenas que han pedido y conseguido para este barrio. Gracias a vosotros esta zona de Miróbriga goza de una serie de mejoras e infraestructuras que no se hubieran conseguido sin vuestro esfuerzo. ¡Gracias por estar siempre pendientes de este lugar y por hacer de él un barrio próspero! Y gracias, ¿cómo no?, por invitarme a pregonar vuestra fiesta. No soy de Ciudad Rodrigo, pero llevo a Ciudad Rodrigo en mi alma y mi corazón: ¡quiero a mi Diócesis y a esta ciudad con locura! Desde muy pequeño estudié aquí, en otro faro de luz para toda esta comarca: el Seminario Diocesano san Cayetano, institución que ahora me toca dirigir. Si no soy mirobrigense de sangre, me considero mirobrigense de corazón. Y por eso os agradezco que hayáis contado conmigo para pronunciar estas palabras. Este fuerte aplauso va para todos vosotros. ¡Gracias de corazón, queridos amigos de la Asociación «El Puente y Huertas de La Artesa»!
Gracias también a todos los que os habéis hecho presentes para escuchar este pregón (repito: espero no haberos aburrido). A mi familia de sangre (mis padres, mi hermano y mi cuñada); a la familia del «Semi» y de mis parroquias; a mis amigos, esa familia que se elige (algunos pertenecéis a este barrio: ¡es un orgullo poder estar con vosotros aquí esta noche!); a los compañeros sacerdotes que están aquí presentes; y a todas las personas que habéis dejado vuestros planes a un lado y habéis querido venir a pasar aquí un ratito. ¡Un aplauso para vosotros y gracias de corazón!
Y, finalmente, me gustaría, aunque ya de alguna manera lo he hecho, dirigir una palabra especial de agradecimiento a una persona que no es solo un conocido, sino sobre todo un amigo. Querido José Manuel Jerez: gracias por ser tan cercano y gracias por querer tanto al Puente y apostar tanto y tan bien por estos barrios. Y sobre todo gracias por pensar en mí, hace ya más de tres años, para tener el honor y el privilegio de pronunciar este pregón. ¡Gracias de veras por haberme confiado esta misión! ¡Este aplauso es para ti!
Conclusión
Queridos miembros de la Asociación de «El Puente y Huertas de la Artesa», y queridos vecinos de estos barrios. Termino casi como me habéis escuchado decir a lo largo de todo el Pregón. ¡No perdáis nunca la ilusión por vuestro barrio! ¡No dejéis de reivindicar las mejoras necesarias para hacer de él un lugar más próspero! ¡Sed ese torrente de agua limpia y clara que, unido a otros barrios, haga de Ciudad Rodrigo un mar que llegue y empape a mucha gente! ¡Contribuid con vuestra agua a que Miróbriga sea un lugar mucho mejor! ¡Y haced ver que pertenecer al Puente o a las Huertas no es una desgracia, sino un verdadero privilegio! ¡Haced que resuene fuerte la expresión de la canción: «Somos del Puente, / no lo negamos, / traemos agua hasta los pies. / Si el río crece, / lo toreamos / y nunca nos podrá coger». Pues eso: decid bien alto: «¡Somos del Puente… y a mucha honra!». Tenéis un barrio precioso y una asociación que sigue apostando por él: ¡cuidad a ambos, mantenedlos y hacedlos crecer! El barrio se lo merece, y vosotros, sus gentes, mucho más. ¡Gracias por vuestra atención y enhorabuena por vuestra labor! Espero haber estado a la altura de las circunstancias. ¡Muchísimas gracias a todos!
Anexo
Agua, de OT 2008
1. No sé dónde estoy,
sólo sé que estoy en todas partes
No sé a dónde voy
mi corriente cambia cada instante
no, no me faltes nunca
y antes que muera de sequía el corazón
anda y rompe tu silencio
2. Eres tu, soy yo
agua como el resto de la gente
Agua en mi canción
para que no suene indiferente
Todos somos gotas de lluvia
3. Bebe de mí, bebe de ti
siente como empieza a refrescarte
Vive y siéntelo
agua y música por todas partes
Sólo puedo dar las gracias
por tenerte
No me importa dónde suenes
volverás a verme
Del agua de un rio
que busca su mar
una sola ciudad con destino
luz en la oscuridad
mil voces que cantan
por un mismo camino
y que corra por el mundo
el agua de mi voz
como rio de paz