Según el psicólogo y dietista Chema Díaz, el estigma contra los cuerpos no normativos promueve "autoestima dañada, insatisfacción corporal, problemas sociales o aislamiento”
La gordofobia es el odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de serlo y, para Chema Díaz, psicólogo y dietista de la Unidad Salmantina de Trastornos Alimentarios (UTSA), ancla sus raíces en la idea de que “estar delgado es tener éxito. Y eso no es cierto”. Laura, estudiante de Bellas Artes de 21 años, ha tenido que lidiar con ella desde la infancia: “recuerdo ir dándome cuenta con el tiempo, con los disfraces en Carnavales. Tú no puedes llevar esto”.
A las personas con sobrepeso en ocasiones se las culpabiliza, cuando según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad “es una compleja enfermedad multifactorial no transmisible”. Es en la característica de ‘multifactorial’ en la que hay que fijarse. “Seguimos anclados en que dieta y deporte condicionan un cuerpo, y no lo hacen” señala Chema. Muchos sanitarios cometen este error, y la OMS reconoce que estos sesgos “repercuten en el apoyo y el tratamiento que reciben”.
La experiencia de Laura es un ejemplo de ello, desde pequeña todos sus problemas de salud los achacaban al peso. Chema reconoce que uno de los sectores a los que hay que educar es al sanitario y que a veces el ‘modus operandi’ es: “tienes un cuerpo grande, lo ponemos a dieta y no se escucha su problema”. Esto obstaculiza el derecho a la sanidad y pone en duda la efectividad de muchos diagnósticos.
También es una barrera a la hora de detectar conductas problemáticas con la comida, que son peligrosas independientemente de quien las sufra, “siempre se piensa que el trastorno alimentario se da en personas con cuerpos delgados”. La gordofobia “crea mucha mala relación con la comida, de ahí que el trastorno alimentario se vea mucho más acentuado en diversidad de población”. Para Laura, esta mala relación tuvo mucho que ver con el sistema sanitario, “me decían: tienes que apuntar una a una las chuches que te comes al día. Un diario de cada cosa que me metía en la boca, con diez años”.
Por eso es tan importante romper el estigma: “No tiene por qué estar enfermo quien no tiene un cuerpo delgado, porque una persona delgada también puede tener un cuerpo aparentemente normativo pero está enfermo”. Pero, aunque sí lo esté, Laura lo tiene muy claro: “Si yo sé cuál es mi estado de salud, tú no te tienes que meter ahí”. Mientras que la imagen física es evidente, señalando recurrentemente el peso se puede promover malestar psicológico relacionado con “autoestima dañada, insatisfacción corporal, problemas sociales o aislamiento”, según el psicólogo y dietista.
Considera positiva la representación de cuerpos no normativos en los medios que consumimos, “porque realmente es la realidad. Si das un paseo por la playa no ves solo el cuerpo estándar que promueve la cultura de la dieta, hay todo tipo de cuerpos” y rechaza el argumento de que promueven la obesidad: “No es cierto, no estamos diciendo en ningún momento que se tenga que tener malos hábitos. Un buen hábito, independientemente del tipo de cuerpo, es saludable”.
Para Laura, estos referentes han tardado en llegar “un montón. ¿Antes qué referentes había? Pumba en El Rey León, y es un jabalí”. También echa de menos poder hablar sobre ello, porque aunque hacer ‘bromas de gordos’ bajo el mantra de los límites del humor es habitual, pero poder hablar seriemente de lo que conlleva crecer en una sociedad que rechaza ciertos cuerpos, no. “La gente no lo quiere tratar porque cree que estar gordo está mal o porque no lo sabe tratar con delicadeza y no quiere meterse en líos”.
Todavía cuesta hablar de gordofobia por el tabú alrededor de las palabras ‘gorda’ o ‘gordo’. Años de utilizarlas como insulto las han recubierto de una apariencia peyorativa que es difícil quitar para utilizarlas en positivo. Incluso aunque ese reparo nazca de la buena intención, ella cree que “si tú eres la persona que está tomando gorda como insulto le estás dando tú la negatividad. Una persona no es rellenita o fuerte. Al final, la gente gorda existe, y ya está”.