Elegir bien el concurso, pedir a alguien que lea tus textos o tener cuidado con la autopublicación son algunas de las cosas en las que hay que pensar antes de mandar tu obra definitiva
Ganar un concurso literario es sinónimo de habilidad como escritor pero también de estrategia y experiencia. Por eso, es importante elegir muy bien el certámen al que presentarse. Los que tienen requisitos de participación por edad o residencia, por ejemplo, reúnen menos competencia. Lo mismo ocurre con aquellos de editoriales o plataformas más pequeñas, así que es importante estar al tanto de cuáles pueden resultar interesantes por su género o temática.
Hay muchos motivos para participar en un concurso de este tipo, uno de ellos es el económico. Sin embargo, si lo que pretendes es comenzar o consolidar una carrera como escritor, quizás lo más fácil sea escoger un premio que consista en una publicación y no en una recompensa económica. En este sentido, las antologías son una buena opción, ya que publican una selección más amplia de obras. También hay que ser selectivo a la hora de escoger una editorial o institución que trate con cariño el formato de sus publicaciones, que les de promoción y que ofrezca unas condiciones de derechos de autor favorables.
En cualquier caso, antes de mandar trabajos a diestro y siniestro, es necesario mirar bien las bases, los requisitos y la extensión. En definitiva, comprender al máximo qué quieren leer. Para ello, una buena opción es ojear los proyectos ganadores de otras ediciones para entender qué puede estar buscando el jurado a la hora de valorar las obras. El plan más efectivo es elaborarla exclusivamente para el certámen, muchos de los trabajos entregados son rechazados por no ajustarse a lo que se pide en un intento por abarcar varias posibilidades.
Dedícale tiempo, comienza pronto a escribir. Esto permitirá hacer varias correcciones, pasárselo a lectores de confianza para recibir opiniones y revisar la ortografía. Cuanto mejor acabado esté un texto, más interesará, ya que se destinarán menos recursos a retocarlo posteriormente. No dejes que la fecha final de entrega se acerque demasiado, puede resultar en un producto inacabado al que ya le has dedicado mucho tiempo. Además, a los jueces se les acumula una cantidad enorme de piezas en esas fechas, por lo que costará aún más ganar su atención.
Es importante tener en cuenta que muchos concursos literarios exigen que el trabajo presentado sea inédito, es decir, que no se haya publicado antes. Por eso, hay que tener cuidado con la autopublicación en plataformas digitales, que cuenta como tal. Si estás interesado en ofrecer un texto a un concurso, hazlo antes de editarlo en otros lugares.
No ganar un concurso no quiere decir haber perdido el tiempo o haber enviado un producto que no vale la pena. Participar en concursos implica incertidumbre, pero también es un entrenamiento literario completo en sí mismo, no es necesario un ránking para superarlo con éxito. Cèlia Roca, ganadora del premio Orola 2022, destaca que no acabar seleccionado también enseña a "encajar la frustración" y cita las palabras de Pep Guardiola antes de una final: "Salid y disfrutad".