La Junta se ha demostrado un auténtico desastre ante la oleada de incendios que han asolado provincias como Zamora, Salamanca, Ávila y León, con un presidente cobarde y sin empatía hacia las zonas afectadas.
Sin habernos repuesto apenas del gravísimo incendio que calcinó en tierras zamoranas la mitad de la sierra de la Culebra hace apenas un mes, cuyo balance final fue de 25.000 hectáreas arrasadas, nos hemos visto envueltos en una oleada de grandes incendios que han acrecentado dicho drama, llevándose por delante incluso dos vidas humanas.
En este aspecto, si la mitad de la sierra de la Culebra se había librado de ser pasto de las llamas hace un mes, finalmente se ha visto también reducida a cenizas en el incendio de Losacio (Zamora), que con 36.000 hectáreas arrasadas se ha convertido en el más grave de la historia de España desde que hay registros, falleciendo en él dos personas, con una quincena de heridos y habiendo tenido que desalojarse 32 localidades zamoranas.
Sin embargo, entre ambos incendios, otro drama golpeó de lleno a la provincia de Salamanca, donde el conocido en los medios como “incendio de Las Hurdes” ha acabado por quemar el triple de terreno en Salamanca que en Cáceres, con 9.000 hectáreas quemadas en tierras salmantinas y 3.000 en cacereñas, dibujando un paisaje desolador en Monsagro, Guadapero y Morasverdes, que tuvieron que ser desalojados.
Por su parte, el presidente de la Junta de Castilla y León, Fernández Mañueco, haciendo gala de una empatía nula, decidió que en vez de visitar la zona, era mejor idea irse a inaugurar una bodega a Valladolid y posar sonriente brindando con vino mientras la Sierra de Francia llevaba varios días ardiendo y con tres localidades desalojadas.
Al final, eso sí, y ante las críticas, acabó apareciendo por la zona, pero no fue mucho más allá de hacerse varias fotos con poses un tanto forzadas, y sin tener siquiera el detalle de visitar a los vecinos desalojados, que habían sido trasladados a Ciudad Rodrigo.
Quizá en su memoria seguía más que presente su visita a Villanueva de Valrojo (Zamora) tras el primer incendio de la sierra de la Culebra, donde los vecinos criticaban el lamentable operativo de la Junta y que hubiesen tenido que ser los propios vecinos los que lograsen que el fuego no redujese a cenizas su pueblo. Allí, el desfile de coches oficiales en el que iba Mañueco quiso detenerse, pero finalmente el presidente de la Junta no salió del coche, ante las críticas de los vecinos, de modo que retomó la marcha sin pisar la calle.
Parece que aquel recibimiento le quitó a Mañueco las ganas de volver por tierras zamoranas, y tras el incendio de Losacio, con dos fallecidos y 36.000 hectáreas arrasadas, el presidente de la Junta no se ha dignado en pisar la zona. Y es que, para hablar de los incendios ha preferido ir a Cebreros (Ávila), donde un incendio ha calcinado 4.500 hectáreas, y pese a que el de Losacio fue ocho veces más grave y se cobró dos vidas, Mañueco ha preferido evitarse el mal trago de visitar una Zamora que es territorio anti-Junta ahora mismo, y que tiene muy presente que hace un mes PP y Vox rechazaron en las Cortes que se aumentase el operativo antiincendios y se incrementase la prevención con trabajadores forestales contratados todo el año.
Por otro lado, tampoco se ha dejado ver el vicepresidente de la Junta, García-Gallardo, de Vox, cuya única aparición, más allá de unas fotos hace un mes de postureo con zapatos castellanos en el monte, ha sido decir por Twitter que impulsará un concierto benéfico desde la Junta. Deben estar las vacas y las ovejas encantadas de dicho anuncio, ya que es lo que más precisan para comer ahora mismo, tras haber ardido los pastos y las alpacas en la zona.
Y entretanto, hablando de comida, los bomberos forestales también han denunciado el lamentable operativo logístico montado por la Junta para darles alimento y agua. Y aunque la Junta sacó un comunicado diciendo que mienten, las fotos de lo que ofrecía la Junta se han hecho virales por las redes, habiéndose grabado en todo caso numerosos testimonios de los vecinos de zonas afectadas que denunciaban que eran ellos los que estaban dando alimento y agua a los bomberos forestales, porque la Junta ni estaba ni se le esperaba, una labor a la que se unió la ONG del chef José Andrés.
En definitiva, la gestión de la Junta se ha demostrado un auténtico desastre ante la oleada de incendios que han asolado principalmente las provincias de Zamora, Salamanca, Ávila y León, y ante un año especialmente seco, aterra pensar cómo vendrá el mes de agosto, más con una Junta que se ha mostrado totalmente ineficiente, con un presidente cobarde y sin empatía hacia las zonas afectadas, y un consejero de Medio Ambiente, Suárez-Quiñones, que tras haberse jactado de no hacer labores de prevención, no ha tenido la dignidad de reconocer sus errores, dimitir y marcharse para casa. Y es que, se está muy bien en la poltrona manejando hilos mientras el pueblo sufre el desgobierno de la Junta.
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