La credibilidad hay que demostrarla y los actuales políticos no la tienen. Nos ponemos a recomendar a los demás medidas contra el cambio climático y el propio presidente en su viaje a Badajoz usa aviones, helicóptero, coches que van y vienen vacíos, etc. Para ellos la política del despilfarro, para los demás las normas.
Nos quemamos con los incendios y seguimos sin recursos para los que se quieren quedar en los pueblos. Las políticas contra la despoblación son una mentira.
Habla del campo quien no se ha criado en él, quien no ha sobrevivido en él y los que ni siquiera lo han estudiado.
A un lado y a otro de la esfera política se siembran rencores y se trepa. La gente descorazonada se vuelve loca e igual prende un incendio que se suicida.
Hoy me han dado la noticia de un pastor ejemplar de Salamanca de treinta y tantos con una niña a cargo que ha aparecido ahorcado en su nave de ovejas.
Llevo muchas charlas con pastores porque intentamos hacer viable una explotación con 600 ovejas y una quesería regaladas. No salen las cuentas con la inflación.
Normas y normas. Funcionarios públicos que en vez de resolver el papeleo ponen trabas y hacen de vigilantes sin soluciones que pasan de todo. Normas ecológicas y se compran los productos más baratos a países con explotación laboral y sin normas.
Los fondos de Europa se están usando sin sentido y el dinero no está mejorando los sistemas que llegan a las personas más necesitadas. Se hace algo de caridad y se roba a mano armada. Pero luego escuchamos hablar de altos valores morales.
No hay vergüenza en la clase política. Pero la sociedad también es clasista y se favorece el racismo.
Duele escuchar a un vecino querido decir que el problema de España son los inmigrantes cuando justamente son la solución.
No se tienen hijos, no se quiere trabajar en el campo. Compran el voto con subsidios de indignidad.
La solución para no emborracharse de miedos es bajar a tierra, con los de abajo. Mezclarse, conocer de primera mano como viven los pobres y veremos que son mejores que los ricos.
Salgamos de la hipocresía de los múltiples púlpitos. Para afrontar lo que se les viene encima a nuestros hijos hagamos lo posible por abrirles los ojos a lo esencial.
¿ Qué hacemos cada uno de nosotros con los fuegos de cada día?.
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