Cómo captar otra vez aquella gran abstención –y decepción– de la Izquierda más izquierda y de la ciudadanía, trabajadora, y de clase media, de la baja y más vulnerable. Y recuperar al electorado progresista más allá de la socialdemocracia y de las estructuras sociatas clásicas ¿Sabrá y podrá hacerlo Yolanda Diaz? ¿La dejarán intentarlo?
Yolanda Díaz presentó al fin SUMAR a la sociedad. La Ministra de Trabajo y Economía Social ha prometido un nuevo “contrato social” basado en un proceso de escucha ciudadana para reconectar a la sociedad civil con la política”. Va de sumar inteligencias colectivas; va de pensar juntas un país mejor, de presentar un proyecto de país para la próxima década. Pinta bien, aunque los mal pensados y agoreros dirán: “El que menos hace y cumple, siempre será el que más promete y parlotea”. Las cloacas del Estado –y las otras, mediáticas y económicas–, ya la están acechando con la tela de araña contra ella, fijo… Y las puñaladas traperas entre los izquierdistas también.
Pero nos preguntamos si este supuesto nuevo movimiento ciudadano ¿no es lo mismo –o al menos muy parecido– a aquel de los comienzos del Podemos de Piglesias, como alternativa de la Izquierda a la socialdemocracia y ante otras izquierdas menguadas? Dice ella, Yolanda, que no, que “los de Podemos nacieron de la impugnación y ella busca la construcción”.
Yolanda, para mí, es una buena, muy buena, buenísima gestora y eficaz negociadora, con una gran valoración en la ciudadanía y, sobre todo, en el ámbito sindical y las izquierdas. Últimamente ella se ha formado un perfil político que va mucho más allá de su gestión, sorpresivo para muchos, no tanto para quienes seguimos su trayectoria desde hace años. “Cerraba las fiestas del PCE ante miles de personas teloneando, nada más y nada menos, que a Silvio Rodríguez”, por ejemplo, etc.
El único ´pero´ que yo veo en ella es que no es tan mitinera, convincente y cautivadora como Piglesias y otros/as líderes de la Izquierda. Su discurso está más cercano al convencimiento racional, uno a uno, que a la arenga multitudinaria y al enardecimiento popular. También debe separarse mucho de la ortodoxia del PCE para que no le pasen factura de los errores clásicos de los peceros en España. Pero Yolanda funciona con muchas más dosis de heterodoxia del PCE, aunque una sobredosis de heterodoxia puede ser letal también.
La vicepresidenta Díaz ha advertido varias veces de que se marcharía si los egos y ruidos se convertían en protagonistas. Pues ´apañá´ va porque los va a sufrir a mansalva… Por ejemplo, ni 24 horas ha durado la paz en el espacio de Unidas Podemos tras la apuesta de concordia lanzada por Yolanda Díaz en Madrid. En el Matadero, la política gallega ha pedido «paciencia» a los suyos para construir un proyecto que rehuía de la política de la confrontación, el «no por el no» y las batallas internas. El día siguiente, los delegados regionales del PCE han acabado a gritos y empujones en el XXI Congreso del partido. Y contratacando a Santiago XX al que acusan de ser el ´fontanero de Díaz.
La Plataforma SUMAR, de cara al 2023 y al 2024, principalmente, pretende recuperar a la ciudadanía de su desafección por la política. Para ello, la vicepresidenta segunda del Gobierno PSOE-Unidas Podemos, defiende la idea de que su proyecto “no va de partidos ni de siglas, sino de escuchar a la sociedad”. Defiende una reforma fiscal para que la democracia llegue también a la economía. También hace un llamamiento a los -hiperricos´ para que aporten como todo el mundo”. Eso implica “ensanchar la democracia al mundo de la economía, a las empresas, a los impuestos”.
No contó ni con Pablo Iglesias, Ione Belarra, Ada Colau, Íñigo Errejón o Alberto Garzón ni Morenero en su puesta de largo en Matadero, Madrid. Eso está bien, pero cuidado con dejar fuera a importantes espadachines de la Izquierda. La gente sencilla, el ciudadano desconocido o afiliados a grupos sociales, fueron a ver a la vicepresidenta segunda. Y ella se dio un baño de masas con un lleno de los que Podemos no saborea desde 2015. Ni tampoco los socialistas.
O sea, nos tememos, aunque todavía es algo pronto para ello, que otra vez se quiere empezar con un proyecto progresista. Lo que destruyó el orgullo desmedido y el falso –mal entendido y exacerbado superliderazgo de Piglesias– se quiere volver a generar. Supongo que corrigiendo errores tácticos y siendo más humildes. Porque aquello fue traumático y va a ser imposible (en dos años escasos) reconstruir tanta inoperancia, mala fe e inquina de la Izquierda representada por aquel Podemos inicial.
La presentación de SUMAR en el centro cultural de Matadero ya se diferencia de aquellas famosas reuniones de Podemos en Vistalegre. En la primera asamblea podemita, octubre de 2014, se planteó la disyuntiva de “eficacia frente a democracia”. Y Piglesias apeló a la toma del cielo “por asalto”.
Luego, rebajando expectativas, en el segundo Vistalegre los seguidores acérrimos de PIglesias se ´cepillaron´ a los errejonistas, a los socialistas radicales, cabreados e independientes. La formación morada ya estaba partida personal y políticamente .
En la tercera asamblea, Piglesias y sus adeptos pasaron el rodillo a los ´Anticapi´ (Urbán y cía), y a Teresa Rodríguez y a sus tropas andaluzas. Y así sucesivamente con propia gente del PCE, IU y del Podemos inicial.
Puede que esta iniciativa de Yolanda esté bien y mejor planteada que aquello de Podemos. Seguro que es así. Pero habrá que ver cómo responden antiguos colegas y militantes de las Mareas gallegas, de Más Madrid, Más País, de Compromís, de En Comú, En Comú Podem, de ´Anticapi´, Alternativos de Izquierda y otros partidos y organizaciones sindicales y sociales. Todos con la mosca tras la oreja por esos planteamientos todavía flojos e inmaduros.
Cómo captar otra vez aquella gran abstención –y decepción– de la Izquierda más izquierda y de la ciudadanía, trabajadora, y de clase baja y más vulnerable. Y recuperar al electorado progresista más allá de la socialdemocracia y de las estructuras sociatas clásicas.
El plan de Yolanda Díaz –y su deseo y sueño de ir más allá de los partidos– será imposible de cumplir si ningún partido renuncia al protagonismo como quedó amargamente demostrado en Galicia con En Marea y en más sitios.
Según Monedero “se le exige a Yolanda que vuelva a sumar ese impulso que, nacido del 15M, quebró en España el bipartidismo y logró en 2015 seis millones de votos -cinco millones de Podemos y uno de Izquierda Unida”. Pero se equivoca Monedero al señalar a los principales responsables de este posible fiasco. Los que quitaron la inicial frescura a Podemos fueron principalmente ellos mismos (el grupito de Piglesias, Monedero y cía). Es muy fácil culpar a las élites de siempre– las castas, las tramas– de la continua desactivación de la capacidad de transformación de Podemos. Parte de ese proceso que nació en las plazas y mutó en partido se ha ido fragmentando en estos ocho años, a menudo con salidas que incluían portazos. Sí; pero también con las cabezonerías e intransigencias de Piglesias y su corte de palmeros, entre ellos Monedero, claro. Y este primer grupo es el que más atención ha recibido hasta hoy de Yolanda Díaz. Normal Monedero, de cajón.
Quizás lo hizo así el líder podemita para llegar a tener los dos cargos familiares en la cúspide del Gobierno, además del casoplón de Galapagar y demás prebendas.
Es verdad que tiene que contar con una generación nueva de jóvenes nacida de las crisis del 2008 y más, de la pandemia, de los salarios basura, de la inflación y subida de precios de todo, y de las otras restricciones por la guerra de Ucrania. Jóvenes bastante desilusionados con los políticos actuales –sobre todo de la Izquierda que se mira el ombligo continuamente, hablemos claro amigo Monedero.
Yolanda Díaz, Sumar, no puede partir de cero ni prescindir de Podemos, evidentemente. Eso les llevaría a todos al desastre. Pero también debe tender la mano a toda la izquierda con generosidad. Difícil tarea cerrar esas heridas y desprecios de atrás desde los inicios de Podemos y de las uniones con las confluencias, con sus desavenencias, etc.
Hay muchas testosterona (y progesterona) entre todos/as para ceder el protagonismo. Pero la desunión les llevaría al fracaso más estrepitoso de las fuerzas de la Izquierda en 2024 y quedar en la insignificancia política y social otros diez años o más.
Veremos, y que no se cumpla eso de “vuelta la mula al trigo”. El proyecto político liderado por Yolanda Díaz para revitalizar a la Izquierda alternativa al PSOE está basado principalmente en un proceso de escucha profunda de la ciudadanía, colectivos y expertos sectoriales. Y durará aproximadamente seis meses mediante una gira por toda España.
Suerte –que la va a necesitar mucho– y ¡a SUMAR!
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