Los analistas prevén una hambruna de graves consecuencias mundiales dentro de los próximos doce o dieciocho meses.
Autor: Jesús Piñuela. Activista por los derechos humanos.
Desde el mes de febrero, cuando se iniciaron las hostilidades, la opinión pública internacional, especialmente europea, sigue con particular interés la invasión y ataque de Rusia sobre Ucrania. Es lógico, no hay que olvidar que vuelve a surgir un nuevo conflicto en suelo europeo, a poco más de cuatro horas en avión desde Madrid. Entre las noticias sobre lo acontecido y sus causas hemos conocido un dato que, geoestratégicamente hablando, tiene una relevancia fundamental, Rusia y Ucrania producen el 60 % del trigo mundial.
Este contexto nos ayuda a entender, aún mejor, el preámbulo del último Informe anual de Amnistía Internacional. En el mismo, Agnes Callamard, Secretaria General de la Organización, nos advierte de una situación regresiva en la aplicación de los derechos humanos motivada, entre otras razones, por una política de competición autodestructiva entre los Estados debida a una lucha despiadada por lograr el control de la riqueza y los recursos del planeta. Esta lucha sin freno no hace otra cosa que incrementar las desigualdades entre Estados ricos hacia los Estados en vías de desarrollo. Mientras los primeros se felicitaban por el éxito de sus campañas de vacunación, dejaban a la mitad de la población mundial, que vive en los segundos, sin acceso a las dosis necesarias para prevenir el covid-19. Esta visión cortoplacista y egoísta de los Estados más desarrollados llevó, nuevamente, a un resultado decepcionante en la Cumbre sobre el Cambio Climático, COP26, condenando a grandes sectores de la humanidad a escasez de agua, olas de calor, inundaciones y hambruna. Los Gobiernos que rechazan emigrantes en sus fronteras obligan a millones a huir de sus hogares en busca de seguridad y mejora de condiciones.
En el momento de redactar este artículo, según la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en Ucrania había más de 4.000 fallecidos y habían resultado heridas más de 4.800 personas. Pero Naciones Unidas nos aporta datos de otros lugares del planeta:
Estos datos, esta cruda realidad puede sumir en la tristeza y decaimiento a las personas preocupadas por la solidaridad y la aplicación de los derechos humanos en todo el planeta. Sin embargo, nunca fueron más apropiadas y tuvieron más vigencia las palabras de Ghandi “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino. La fuerza no viene de la capacidad física, viene de una voluntad indomable”.
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