La fiesta campestre congrega un año más a cientos de lumbralenses en el entorno de la ermita del Santo, en el paraje de Las Viñas
Los vecinos de Lumbrales han vuelto a ser fieles a su cita con San Gregorio la tarde del 9 de mayo, una entrañable fiesta campestre que desde hace años reune a los residentes habituales de la localidad en el entorno de la ermita del santo patrón de los viñedos. Familias al completo, grupos de amigos, mayores, jóvenes y niños disfrutaron de una gran tarde primaveral, especialmente los más pequeños.
Los niños han tenido un protagonismo destacado en la celebración, niñas y niños que por primera vez en sus vidas han llevado la imagen del Santo en procesión, mostrando su ilusión por participar en la tradicional celebración.
La fiesta se inició a media tarde con una misa en la pequeña ermita del santo, ubicada en el corazón del paraje de Las Viñas. A continuación la pequeña imagen del santo fue sacada en procesión hasta la parte trasera del tempo donde el párroco Andrés García procedió a la bendición de los viñedos, pidiendo una buena cosecha para este año.
Finalizados los actos religiosos llegó la hora de la música y del baile, a cargo de la charanga La Escala, contratada por el Ayuntamiento de la villa.
En el entorno de la ermita, en las mesas del merendero anejo y en fincas particulares del entorno los asistentes disfrutaron de una estupenda merienda a base de hornazos, embutidos, quesos, asados, dulces, .... regados con la sangría ofrecida por el Consistorio, refrescos y, cómo no, con los vinos de las cosechas particulares de las pocas viñas que aún se cultivan en la zona. Tras la merienda llegaron los juegos y los paseos por el entorno.
Al anochecer, los lumbralenses regresaron al pueblo en romería con parada obligada en el Barrio de San Gregorio, donde continuó el baile con la música de charanga.
La romería que cada 9 de mayo se realiza en Lumbrales a la ermita de San Gregorio se basa en una antigua tradición recuperada hace más de treinta años. Ya apenas quedan viñas que bendecir, y poco vino de la tierra con el que convidar, en las más de 700 hectáreas de viñedos que en su día producían fructíferas cosechas de buen vino. Pero la celebración sigue siendo una excusa perfectamente válida para salir a merendar al campo en los albores de la primavera.