El presidente de CUPERAL destaca el esfuerzo para no repercutir sobre el ganadero el coste final del pienso tras la subida del cereal, porque lo contrario sería “acabar con la ganadería”
La situación absolutamente excepcional creada tras la época poscovid y aumentada con la guerra viva en Ucrania pone en situación de alerta a las fábricas de pienso, lo que en una comarca volcada en la ganadería como sector estrella, afecta al presente y siembra dudas sobre el futuro. Narciso Crespo, presidente de CUPERAL cree justificada la protesta del campo y alerta de que la situación es grave para toda la sociedad.
¿Cómo está afectando la escasez de cereal y el precio en la fabricación del pienso?
Nosotros tenemos reservas pero el ritmo de su consumo es mayor que la posibilidad de encontrarlas en el mercado a un precio razonable. La subida de precios estaba antes de la guerra de Ucrania. La etapa COVID ya generó una situación excepcional. Las subidas de la energía y la escasez de materias primas en general ya estaban presentes. La guerra lo ha agravado. Los precios se disparan para el campo. Y eso amenaza el consumo de alimentos, una verdadera amenaza para una sociedad que no está preparada para una situación así. El consumidor quiere tener de todo y de mucha calidad. Esta situación nos compromete a todos, y no solo a los productores.
¿Se está repercutiendo los costes en el precio final del pienso en estos momentos?
Por supuesto que no. Solo hemos repercutido una parte muy pequeña. Y eso supone asumir mes a mes pérdidas en favor de ofrecer al ganadero un producto que pueda pagar. Estamos en el origen de la cadena alimentaria y los eslabones hay que cuidarlos. No podemos trasladar todo el coste al ganadero porque eso es acabar con la ganadería. Es una situación muy difícil para un sector que tiene poco margen. La cadena hay que cuidarla porque si se rompe la gente no podrá comer.
¿Qué pueden hacer desde las fábricas de piensos?
No podemos hacer más que estar atentos a la evolución de las circunstancias. Intentar contener nuestros precios todo lo que podemos, a riesgo de perder para salvar la cadena final que acaba a en la alimentación humana. Y decirlo siempre que tenemos oportunidad. Esto no es un tema de los del campo, o de los transportistas, esto afecta a la sociedad entera. Por eso necesitamos gente que dirija bien.
Le cuesta al campo protestar pero lo acaba de hacer.
El sector es muy sufrido, pero claro cuando vendes a pérdidas no es un tema de un empresario es que quiebra la cadena alimentaria. Esta situación acelerará la desaparición de profesionales y reducirá las incorporaciones de jóvenes al sector. Los alimentos no los fabrican los reponedores en los supermercados. Es una cosa fácil de entender. En definitiva, no parece que los políticos garanticen suficientemente la alimentación humana. Si no, no habría que hacer manifestaciones como la que acaba de hacerse en Madrid. Por cierto en una situación ya límite del sector.
¿Estamos ante una auténtica rebelión del campo?
La agricultura y ganadería es un sector esencial. La pandemia hizo ya esa pedagogía. Y ahora con la guerra de Ucrania activa se demuestra una vez más. Las protestas están más que justificadas. Yo creo que la política no acaba de tener una relación normalizada con el campo. Se le concede poca importancia y cuando hay problemas todo el mundo se sorprende. Nadie reconoce la enorme reconversión que se ha hecho en el campo, asumiendo una legislación estricta, y ante una situación como la que vivimos parece que el esfuerzo siempre lo pone el ganadero o el agricultor. Se hacen campañas para sensibilizar de todo y siempre se olvidan de que en el campo está la garantía de la alimentación.
Suben los fertilizantes, los fletes, cada semana los cereales, sube el gasóleo, la energía, los costes laborales. Faltan en el campo tractoristas, personal para atender las granjas, jornaleros para la recolección. Incluso aunque haya gente, estos no quieren trabajar porque no les compensa dadas las subvenciones o subsidios que reciben. Se une la crisis del transporte. Los datos económicos provocan en la sociedad escasa confianza en la evolución económica, puede llevar a menor consumo y eso afecta de lleno a las ventas finales de todos los productos. La situación es grave y el malestar justificado.
En vísperas de formar gobierno en Castilla y León, ¿qué consejos le da a los futuros responsables?
Necesitamos el gobierno de los mejores. Y que los mejores escuchen porque no hay recetas mágicas. En nuestro sector la situación cambia constantemente y como los responsables no escuchen a todos los implicados, lo que nos pasa en el día a día, no van a resolver nada. Si no escuchan lo que pueden hacer es agravar la situación y además sin saber por qué la agravan. Yo creo que es una situación para hacer mucha calle, antes de entrar en el despacho. Sinceramente le deseo lo mejor, especialmente al consejero de agricultura, porque este es un tema en el que estamos todos implicados.