El conjunto de la Semana Santa es una de las fechas más esperadas por millones de personas. Para muchos son unos de los momentos más importantes del año, ya sea por tradición o por espiritualidad. Disfrutar de unos días libres en forma de vacaciones, el olor a incienso, las torrijas, viajar o compartir con familiares y amigos, son algunas de las razones para ello. Pero son las procesiones lo que más caracteriza a la Semana Santa en España.
Más de 10.000 cofradías o hermandades hay en España, promovidas y vinculadas, inicialmente, por los oficios. Constituidas con arreglo al derecho canónico, pero independientes según sus propios estatutos, no exentas de conflictos con las autoridades eclesiásticas. Cada año procesionan más de tres millones de cofrades o nazarenos (se usa más un nombre u otro dependiendo del lugar), la inmensa mayoría de ellos seglares. Culturalmente, la Semana Santa española es una de las más ricas e interesantes del mundo, por sus protocolos, cofradías, atuendos, imágenes, tallas y esculturas con siglos de antigüedad.
El origen de las procesiones lo encontramos tanto en la Antigua Grecia como en el Egipto de los faraones, donde ya se celebraban las llamadas “pompas”, que eran procesiones celebradas por aquellas religiones antiguas para honrar a sus dioses como Poseidón u otros y que, traído a nuestros días y salvando todas las distancias, sería cambiar a aquellos dioses por cristos y vírgenes, principalmente.
Las primeras Semanas Santas de la era cristiana empezaron a celebrarse en el siglo II, después de Cristo. Se configuró una Semana Santa para la conmemoración del triduo sagrado: pasión, muerte y resurrección del Señor. A lo largo de la Edad Media se fueron celebrando procesiones, más o menos significativas. En Europa y en España, la celebración de Semana Santa, tal como la conocemos hoy, se inicia en el siglo XVI, aunque el asentamiento de las procesiones se dio un siglo más tarde con la Contrarreforma, cuando la iglesia pidió a los creyentes manifestar su fe, públicamente, ante la amenaza de la reforma de Martín Lutero. Pero en ninguna parte arraigó como en España.
Cabe pensar que la primera Semana Santa que se dio en España fue en Toledo, con la creación de la primera cofradía en el 1085, cuando el Rey Alfonso VI y el Cid se les ocurrió la idea de dar cristiana sepultura a los muertos que hubo durante la toma de la ciudad. Detalle significativo de esta cofradía es que, con el paso del tiempo, tuvo como cofrade al Greco. De entonces para acá el número de cofradías o hermandades no ha dejado de crecer, incluso en estos tiempos en el que el fervor religioso no está en su mejor momento.
Existen dudas sobre cuál es la imagen o escultura más antigua que sale a procesionar en la Semana Santa española. Historiadores y expertos creen que es la del Cristo de San Justo y Pastor de Segovia que desfila desde hace quinientos años en la procesión del Viernes Santo.
La Semana Santa se vive en España como tradición, principalmente, participando los ciudadanos en los actos y tradiciones tanto diurnos como nocturnos. Las calles se convierten en el espacio público donde se mezcla la espiritualidad y el canto gregoriano con los silencios, la música de las bandas y el redoblar de los tambores, junto con el arte de las esculturas religiosas, el colorido de las flores, los atuendos, el recogimiento de las luces, cirios y faroles, marchando al ritmo marcado por los tambores y el vistoso bamboleo o baile que los costaleros dan a las imágenes, generando así un ambiente acogedor y envolvente.
La Semana Santa es espiritualidad, tradición, arte, emociones, participación, ilusión. Una celebración que desde las diferentes congregaciones, cofradías y hermandades están deseosos de que lleguen esos días para vivir el sentimiento y la pasión. Un sentimiento "semanasantero" que es compatibles con otras celebraciones e independientemente de la forma de pensar de cada uno. Y todo ello a pesar del riesgo de que aparezca la lluvia, el peor enemigo de las procesiones, y haya que suprimirlas para no poner en peligro a las personas y al patrimonio artístico que se exhibe.
La socialización de la Semana Santa se da con la convivencia interna de los cofrades o nazarenos en el marco de sus respectivas cofradías o hermandades; en los penitentes, que podríamos llamar cofrades de calle, aquellos que no estando dentro de la estructura orgánica de las cofradías, son seguidores locales fieles de unos pasos o procesión; y en los visitantes que disfrutan del sentimiento y aspecto lúdico de las procesiones y del ambiente que estas generan. Llama la atención en este largo camino de socialización de la Semana Santa, la gran cantidad de participación de gente joven y de la mujer, que este año se puede observar en procesiones como las de Zamora y Salamanca, por poner un ejemplo.
En todas las ciudades y pueblos de España se viven estos días las procesiones de Semana Santa como una luz y ventanas abiertas a la primavera. En 25 ciudades la Semana Santa ha sido declarada de Interés Turístico Internacional. Y, en todas ellas, se encontrarán los sentimientos, la pasión, la espiritualidad, el olor a incienso, los cirios alumbrando, mantillas y peinetas llevadas con solemnidad exterior y alegría interna; el valor artístico incalculable de las imágenes que muestran los pasos y los escenarios que ponen de manifiesto el patrimonio monumental de las ciudades que las acogen.
El recorrido que hace la semana Santa va desde representaciones vivientes de la Pasión de Cristo, hasta pasos austeros pero solemnes. Un sinfín de peculiares tradiciones que hacen de la Semana Santa una manifestación cultural y de sentimientos en todos los rincones.
Escuchemos a Joan Manuel Serrat en la magnífica musicalización que hizo del poema de Antonio Machado: "LA SAETA"
https://www.youtube.com/watch?v=Dz4m52Oka34
© Francisco Aguadero Fernández, 15 de abril de 2022
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