Esta intolerancia no tiene por qué producir síntomas, aunque a la más mínima sospecha, "conviene consultar con un especialista"
Hay personas que dejan de tomar productos con lactosa porque creen que les sienta mal, y sin contar con la supervisión del médico, ¿hasta qué punto esto puede ser peligroso para nuestra salud?. Según explica a Infosalus el doctor Miguel Rivero Fernández, responsable de la Sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey, Comunidad de Madrid, es relativamente frecuente que los pacientes que padecen determinada sintomatología digestiva prueben a no consumir lactosa sin el consejo o la visita médica: "El peligro que puede entrañar es la realización de una dieta muy restrictiva que no le aporte otras sustancias (vitamina D, calcio..) que acompañan a la lactosa. Por este motivo, aun no siendo peligroso en sus inicios, conviene consultar con un especialista".
En concreto, describe que una intolerancia a la lactosa no tiene por qué producir síntomas, aunque pueden aparecer trastornos digestivos muy variados e inespecíficos como dolor abdominal, náuseas, distensión, flatulencia o meteorismo, así como diarrea, o vómitos. También puede producirse una sintomatología más general como astenia, pérdida de apetito, trastornos psicológicos (depresión) ; dolores articulares; alteraciones cutáneas; trastornos del sueño; o incluso cefaleas o migrañas", aclara.
La lactosa es un disacárido hidrosoluble, según describe, que se forma de la unión de galactosa y la glucosa, sustancias principalmente presentes en los productos lácteos; aunque es también un aditivo alimentario de uso común utilizado por la industria de los alimentos debido a su bajo precio, a su textura, a su sabor y a sus cualidades adhesivas.
En este punto, el doctor Rivero señala que la intolerancia a la lactosa es un síndrome clínico caracterizado por la aparición de los síntomas antes mencionados (dolor abdominal, flatulencia, diarrea...), y consecuencia de una malabsorción de la lactosa.
Ocurre por un déficit de la enzima beta-galactosidasa (lactasa intestinal), que conocemos como 'hipolactasia'. Para ser digerida y posteriormente absorbida es necesario que la lactosa sea hidroliza
Dice que esta enzima está presente de forma habitual en las vellosidades del duodeno distal y del yeyuno proximal; a la vez que afirma que no siempre este déficit conlleva la aparición de síntomas "Así, el término 'malabsorción de lactosa' significa que la lactosa no es absorbida, mientras que 'intolerancia a la lactosa' se refiere a la aparición de síntomas clínicos originados por su malabsorción".
El responsable de la Sección de Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste remarca que el problema es que la lactosa que no se absorbe pasa al colon, donde se convierte en ácidos grasos de cadena corta e hidrógeno por la microbiota intestinal, generando acetato, butirato, y propionato, unos ácidos grasos que son los responsables de los síntomas.
"La aparición de los síntomas no depende solamente de la cantidad de lactosa ingerida, sino también de los mecanismos de compensación intestinal. Esto hace que, ante la misma malabsorcióne ingesta de lactosa, los síntomas sean completamente distintos y, además, que no haya una buena relación entre los síntomas y los resultados de las pruebas de malabsorción, especialmente si el paciente no tenía síntomas previos. A su vez, existen otros factores que pueden inducir distintos síntomas en pacientes con esta patología, como la velocidad del tránsito, o el umbral de dolor del paciente", remarca el especialista.
Ahora bien, si ve muy importante el diferenciar entre el concepto de 'intolerancia a la lactosa', y el de 'alergia alimentaria a la lactosa o proteínas e la leche': "Se utilizan, sobre todo la población general, de forma indistinta pero no tienen nada que ver. Se diagnostican con pruebas diferentes y lo valoran especialistas diferentes"
"El principal factor de riesgo es la edad, puesto que la intolerancia a la lactosa (salvo que exista un déficit congénito) es poco frecuente en menores de 6 años. Con la edad los niveles de lactasa disminuyen y solo en algunos grupos la lactasa persiste. Existen demás factores raciales que la condicionan, siendo más frecuente en afroamericanos, hispanoamericanos, asiático-americanos y nativos americanos”.
El diagnóstico debe sospecharse por la clínica del paciente en probable relación con la ingesta de lactosa, habiendo varios métodos o procedimientos para ello. Por otro lado, destaca que las complicaciones pueden derivarse del déficit de ingesta de determinadas vitaminas al realizar dietas restrictivas.
El tratamiento en estos casos, eso sí, subraya que se realiza indicando a los pacientes la restricción de lactosa; una restricción, según explicita, pero no una eliminación completa de la dieta. Existen, además, según concluye el doctor Rivero, medicamentos comercializados que aportan directamente lactasas para contribuir a la sustitución enzimática.