Con orígenes paganos medievales, se realiza cada viernes de Cuaresma
La localidad fronteriza portuguesa de Freixo de Espada à Cinta mantiene una costumbre muy antigua, que se realiza durante la época de Cuaresma.
La Procesión de los Siete Pasos es una tradición religiosa con base en un ritual pagano de orígenes medievales. Esta procesión, única en el país, se realiza todos los viernes de Cuaresma, una vez que el reloj de la Torre del Gallo da las doce campanadas de medianoche.
La Torre Heptagonal, llamada por los lugareños Torre del Gallo, es lo único que se conserva del castillo medieval, junto con un trozo de muralla anexa. Es la única torre con siete lados existente en Portugal.
Partiendo de la iglesia de San Miguel Arcángel, varios encapuchados y los fieles que les acompañan, realizan un circuito en el que recorren las principales calles de la localidad, a lo largo de unas dos horas, pidiendo por las almas.
Se detienen en todas las capillas e iglesias, donde entonan cánticos en portugués y en latín, encomendando las almas de los fallecidos a Dios.
La iglesia principal de Freixo de Espada à Cinta está dedicada a San Miguel Arcángel y es de estilo manuelino, el gótico portugués. Fue objeto de obras importantes a partir del año 1512, realizadas sobre otro templo anterior, de características románicas. Esta iglesia constituye hoy uno de los mejores ejemplos existentes en el país de gótico portugués tardío.
Propios de este estilo arquitectónico son los motivos marineros y otro tipo de elementos naturalistas y fantásticos. Todos ellos los encontramos en la iglesia de San Miguel Arcángel y en su pelourinho, pero también en las fachadas de muchas casas de la villa, especialmente en las ventanas.
En Feixo de Espada à Cinta consideran que esta es una de las villas portuguesas con más ejemplos de casas manuelinas, muchas de ellas, blasonadas, lo que demuestra la riqueza de la población en aquella época, que muchos explican por las numerosas familias de comerciantes judíos que aquí vivían. Esta característica arquitectónica ha dado pie a que Freixo lleve el sobrenombre de Villa Manuelina.
Puramente ribereña, posee el microclima propio de Las Arribes y se sitúa del otro lado del Duero, frentre al Salto de Saucelle y Vilvestre.