Se caracteriza por cursar en fases y puede generar una euforia desmedida o un episodio depresivo
Salud Mental Salamanca se une al Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se celebra este miércoles 30 de marzo y se caracteriza por cursar en fases y puede generar una euforia desmedida o un episodio depresivo. En este sentido, en el siguiente texto explican las peculiaridades de este próblema de salud mental y como abordarlo.
El trastorno bipolar es un problema de salud mental que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo. La persona con esta patología sufre oscilaciones más o menos bruscas en su estado de ánimo, que van desde la euforia patológica (manía) a la depresión, sin que estas estén relacionadas directamente con factores ambientales.
El trastorno bipolar cursa por episodios o fases. Básicamente existen dos tipos de fases: las depresivas y las maníacas. Podemos entender los periodos de manía como una elevación patológica del estado de ánimo y/o la energía. Durante dichos periodos la sintomatología más característica consiste en una disminución de la necesidad de dormir, aumento de la energía, irritabilidad, inquietud, hiperactividad, aumento de la sociabilidad, tendencia a hacer gastos económicos (en actividades innecesarias), euforia, aumento de la velocidad del pensamiento, aumento del impulso sexual, descuido del aspecto físico, vestimenta extravagante o llamativa, y, en los casos más graves, pueden aparecer síntomas psicóticos (delirios y/o alucinaciones). En la fase depresiva aparece un estado de ánimo muy triste, cansancio, aumento de horas de sueño o, por el contrario, insomnio, pérdida de ilusión por las cosas, ansiedad, apatía, baja autoestima, desesperanza, pesimismo e incluso ideas de muerte.
La causa del trastorno bipolar es esencialmente biológica y genética. El sistema límbico es el responsable de regular nuestras emociones y, en el caso de las personas que padecen este trastorno, existe un mal funcionamiento de dicho sistema, lo cual provoca bruscas alteraciones en el estado de ánimo sin que necesariamente exista un motivo (personal, familiar, social o laborar) que lo justifique. Se conoce que, neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la acetilcolina están implicados y, por tanto, juegan un papel determinante en cada una de las fases. En concreto, en las fases maníacas se da un aumento de los niveles de dopamina, mientras que en las fases depresivas se produce una disminución de la serotonina.
Por otro lado, factores psicológicos como el estrés, acontecimientos vitales negativos, el consumo de sustancias tóxicas o mantener hábitos de vida poco saludables, pueden jugar un papel importante en la evolución y precipitación de los síntomas.
Por ello, la correcta toma de la medicación junto con el apoyo terapéutico oportuno y el mantenimiento de unos hábitos de vida saludables, permitirá alcanzar la estabilidad psicopatológica necesaria para conseguir una mayor calidad de vida.
A nivel terapéutico, algunos de los objetivos a alcanzar serían en primer lugar, propiciar, a través de la psicoeducación, información acerca de la naturaleza de este trastorno y su manejo; y, en segundo lugar, desarrollar habilidades para el afrontamiento del estrés a través de técnicas de autorregulación emocional, técnicas de relajación, manejo de pensamientos automáticos, entrenamiento en resolución de problemas o autoinstrucciones.
Por otro lado, llevar una vida ordenada y estructurada, con hábitos y rutinas bien establecidos va a favorecer la regulación de los estados de ánimo. También contar con una red de apoyo social estable va a ser un gran factor de protección, ya que además de ofrecer apoyo, puede ser de gran ayuda para advertir sobre cambios en el estado de ánimo en la persona que sufre este problema.
Es importante señalar la importancia del trabajo con los familiares, no solo para ofrecer apoyo y comprensión, sino para darles información y asesoramiento para el manejo de situaciones de crisis, resolución de conflictos, prevención de recaídas y mantenimiento de los periodos de estabilidad.
Para terminar, es fundamental destacar que, aunque hablemos de un problema de salud mental crónico, episódico y recurrente, con el tratamiento farmacológico y terapéutico adecuados, es posible lograr que la persona que lo padece se mantenga estable durante largos periodos de tiempo, manteniendo el trastorno compensado y pudiendo llevar una vida óptima y funcional.