Esto supone un total de 426.000 personas se encuentran en una situación de importante desventaja social y económica
Cáritas ha presentado este miércoles el “Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en Castilla y León” de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada). En el acto, que ha tenido lugar en el Palacio de Congresos Conde Ansúrez de Valladolid, han intervenido Jesús Fernández González, obispo de la diócesis de Astorga y obispo acompañante de Cáritas Española, Antonio Jesús Martín de Lera, presidente de Cáritas Autonómica de Castilla y León, y Thomas Ubrich, miembro del Equipo de Estudios de Cáritas Española y del Comité técnico de la Fundación FOESSA.
Los principales resultados de este trabajo de investigación, del cual el obispo ha querido transmitir su agradecimiento por ser “generoso” y “entregado”, alertan de un aumento en las tasas de exclusión social y una reducción del espacio de integración plena en Castilla y León a causa de la irrupción de la pandemia. De hecho, uno de cada seis habitantes (18%) de esta comunidad autónoma se encuentran en exclusión social, lo que supone un total de 426.000 personas en una situación de importante desventaja. El informe refleja, además, un crecimiento de un 54% entre las personas más frágiles, las que se encuentran en situación de exclusión severa, que ya representan a más de la mitad de las personas presentes en el espacio de la exclusión social (225.000).
“Estos datos demuestran que los que viajaban en segunda o tercera clase no disponían de barco de emergencia y se ahogaron”, aseguró Thomas Ubrich, al comparar la situación de las familias vulnerables con el naufragio del Titanic.
El presidente de Cáritas Autonómica de Castilla y León, Antonio J. Martín de Lera, señaló, por su parte, el importante papel de Cáritas para reducir los efectos negativos de la crisis social. “Con relación a los años anteriores, se ha dado un fuerte aumento, del número de personas acompañadas por nuestros programas de atención a necesidades básicas, con problemas crecientes de desempleo, ingresos, vivienda y salud mental”.
A pesar de que el panorama en Castilla y León es ligeramente menos negativo que en el conjunto de España, la crisis sanitaria ha afectado a muchos hogares en la Comunidad, reduciendo notablemente su espacio de integración plena. En 2018, seis de cada diez hogares en Castilla y León se encontraban en esta situación, ahora menos de la mitad de los hogares (49.7%) participan con total normalidad en la sociedad.
En cuanto a la evolución, FOESSA constata un crecimiento de la exclusión en el eje económico, donde se ha incrementado un 58%, frente al 38% del conjunto de España. Sin embargo, el mayor crecimiento se produce en el eje relacional, donde las situaciones de exclusión aumentan un 105%, pasando de un 4.4% a un 9%.
Todas estas carencias tienen un impacto desigual sobre las personas. Desde FOESSA se advierte de un crecimiento de las brechas relacionadas con el género y la nacionalidad de origen. Otra que también cobra cada vez más fuerza en la Comunidad es la de la edad.
La crisis de la Covid está feminizando aún más el espacio de exclusión en Castilla y León. La exclusión social en los hogares encabezados por mujeres ha pasado del 17% en 2018 al 25% en 2021, un incremento que multiplica por 2,5 el registrado durante el mismo periodo en el caso de los hombres (que pasaron del 12% al 15%).
El país de origen también constituye un rasgo diferencial en el caso de las brechas de exclusión. Más de la mitad de los hogares encabezados por una persona de origen extranjero se encuentran en situación de exclusión, esto significa que es 3,5 veces mayor que en los hogares encabezados por alguien de nacionalidad española, lo que dibuja una nueva línea de profundidad en la sociedad fracturada.
Una tercera brecha se abre en la sociedad castellanoleonesa por el incremento de la tasa de exclusión entre las personas más jóvenes. Uno de cada cuatro jóvenes menores de 30 años está afectado por procesos de exclusión social. Para FOESSA, supone una situación que les impide dibujar proyectos de vida para dar el salto a la vida adulta. Esta situación de exclusión genera jóvenes sin empleo o en empleos temporales y precarios, que imposibilitan la emancipación, el sustento de una vida independiente o la creación de una familia.
Las medidas de distanciamiento social durante la pandemia, han traído un nuevo elemento de desigualdad: la brecha digital. Esta brecha digital tiene como principales causas la ausencia de dispositivos, de conexión o de habilidades para el manejo de Internet. Esta situación afecta ya a tres de cada diez hogares en Castilla y León (31%), y se incrementa hasta el 42% en el caso de los hogares que están en situación de exclusión severa.
Este apagón digital conlleva la pérdida de oportunidades laborales, formativas, de relaciones o de acceso a derechos como ayudas y prestaciones sociales y que nuevamente afecta a quien más necesita de esas oportunidades: la población en situación de exclusión pierde 6 veces más oportunidades por apagón digital que la población integrada.
El empleo durante esta crisis se ha caracterizado por la precariedad, que se ha duplicado y alcanza a más de 79.000 hogares (un 11% del total) que dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave. Se trata de cabezas de familia que en el último año han tenido: 3 o más meses de desempleo, 3 o más contratos diferentes, en 3 o más empresas distintas. Esta inestabilidad laboral grave genera pobreza económica pero también frustración, laboral y personal, y tiene efectos a nivel psicológico y emocional. FOESSA constata, además, un aumento de las barreras para acceder al trabajo a una parte de las personas desempleadas, lo que genera una peligrosa tendencia a la cronificación de la situación de desempleo.
Además del empleo, las dimensiones de la salud y la vivienda son otros grandes motores de la exclusión en Castilla y León. Más de 70 mil hogares (7%) sufre falta de acceso a medicamentos o tratamientos sanitarios por problemas económicos, esta realidad se dispara entre los hogares en situación de exclusión, afectando a cuatro de cada diez de estos.
En el ámbito de la vivienda, el principal problema surge ante la dificultad en el pago da la misma. La combinación entre altos precios y bajos o inestables ingresos hacen que algo más de 120 mil familias, una vez realizado el pago del alquiler o la hipoteca, queden en situación de pobreza severa.