En esa andadura investigadora y creativa de Agustín Sánchez Vidal, que se va plasmando a través de ensayos y novelas, le toca ahora el turno al Museo del Prado, que tan bien conoce. Y nos lo muestra en su libro recién aparecido, titulado La vida secreta de los cuadros. Un recorrido diferente por el Museo del Prado (Espasa, Barcelona, 2022).
El Museo del Prado es, junto con otros que están en la mente de todos, uno de los más importantes museos del mundo. Agustín Sánchez Vidal, desde el arranque de su ensayo, lo caracteriza con precisión: se trata de “un museo “nacional” con todo el alcance de este adjetivo, al que le cumple desempeñar un papel identitario, una especie de ágora sobre lo que nos ha constituido como colectividad. A su modo, cuenta un país y lleva a cabo una lectura de España”.
A partir del carácter que Sánchez Vidal otorga al Prado y a lo largo de siete capítulos en los que el libro de estructura, el autor nos va a ir desvelando e iluminando esa “lectura de España” que es el Museo del Prado; aunque también, en el fondo, una lectura de Europa.
Y lo hace de un modo brillante y esclarecedor, utilizando para ello, con soltura y agilidad, una vinculación de saberes entre los que están los de la historia, el arte, la literatura, la filología, la mitología y la leyenda, la cinematografía y hasta la cultura pop…, al tiempo que se mueve, para llevar a cabo su ‘lectura’ de nuestro gran museo, entre el pasado y el presente, entre lo culto y lo popular, entre lo profano y lo sagrado.
Y siempre con un gran conocimiento de causa, con una erudición que despoja de cualquier tentación minoritaria, para democratizarla y acercarla a los lectores. Estamos ante una propuesta atravesada de continuo por la transversalidad. Y, tal y como el autor ha realizado en obras suyas recientes (Quijote-Welles o Genealogías de la mirada), el resultado es una verdadera silva de varia lección.
El propio autor, en un momento determinado de su ensayo, nos muestra su poética, esto es, su modo de proceder, cuando afirma –referido a la torre de Babel, pero aplicable a su propia obra y a su articulación del conocimiento– cómo “tendrá que recorrerse un largo camino, movilizando una vez más la compleja interacción entre palabras a imágenes. Una propuesta visual sin un buen relato o apoyo doctrinal no es raro que termine alicortada. Y, viceversa, un relato sin una iconografía adecuada puede volverse opaco”…
A partir de esa transversalidad, de esa vinculación de saberes, de esa interacción entre palabras e imágenes, vamos asistiendo a esa fascinante silva de varia lección, en la que, entre otros asuntos, nos adentramos por una cartografía que aborda –siempre, en torno al Prado y a sus cuadros– la dialéctica entre la Europa del norte y del sur, o protestante y católica; el naranja, el azul, el oro; la dinastía mensajera de los Taxis; la Inmaculada Concepción y la corona de las doce estrellas (presente en la bandera europea); los bodegones; la torre de Babel; el toisón de oro; el poder de los Austrias; las “gentes de placer”; ‘Las lanzas’, de Velázquez; el palacio del Buen Retiro…
Estamos también, si se quiere, ante una sucesión de relatos ensartados, marcados por ese sutil espíritu cervantino de amplia comprensión del mundo, a través de un conocimiento que es el resultado de una vida dedicada a un estudio nunca desvinculado de la vida.
Ya, al final, en esos dos epígrafes titulados “Revisando tópicos” y “Furia española”, el autor aborda serie de interpretaciones y de precisiones sobre la polisemia del término ‘flamenco’ (que nos lleva hacia ese dualismo europeo al que aludíamos), en un tono lúcido y hasta humorístico como en punto de fuga, que ilumina de otro modo su exposición. Pero vuelve de tal viaje (“recuperemos la compostura”, nos advierte) para cerrar la obra con la alusión a las remodelaciones de nuestra pinacoteca, como espejo de lo que es nuestro país, como espejo de lo que somos, de ese estar en el mundo y en la historia de los españoles.
Uno de los territorios más fascinantes de nuestro ensayo contemporáneo es el dedicado a la interpretación de qué sea España. Idearium español, de Ángel Ganivet, es un ejemplo de lo que decimos. Podríamos entender La vida secreta de los cuadros. Un recorrido diferente por el Museo del Prado, de Agustín Sánchez Vidal, no como un ‘idearium’, sino como un verdadero ‘Itinerarium español”. Estamos ante una interpretación de la andadura de nuestro país a lo largo de la historia (esa “lectura de España” a la que aludíamos), realizada a partir de nuestra gran pinacoteca, el Museo del Prado, a partir del arte, de la pintura, que en ella se atesora y de esos grandes pintores españoles, flamencos e italianos, que el autor nos va mostrando para ilustrar su exposición.
Más allá de las guías de divulgación, el Museo del Prado es una institución que ha generado y sigue generando una importante literatura tanto creativa como ensayística en torno a él; como, por ejemplo, el ensayo Tres horas en el Museo del Prado, de Eugenio d´Ors; la obra de teatro Noche de guerra en el Museo del Prado, de Rafael Alberti; o la reciente publicación de fotografías del leonés Alberto García-Alix, Fantasías en el Prado.
A tal literatura se suma ahora, de modo muy destacado, por la lucidez y novedad de su visión en torno a nuestra gran pinacoteca, La vida secreta de los cuadros. Un recorrido diferente por el Museo del Prado, de Agustín Sánchez Vidal, una verdadera pica en el Prado, un verdadero ‘Itinerarium español’, que nos ayudará a entendernos y a entender un poco mejor el país del que formamos parte.
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