El astado salió de los toriles de la Plaza Mayor, yendo y volviendo en dos ocasiones hasta el Registro
Ciudad Rodrigo está viviendo desde primera hora de la mañana del miércoles una jornada que no habían conocido varias generaciones de mirobrigenses y forasteros, el Día de Cenizos (es decir, un día más de fiesta carnavalera en el Miércoles de Ceniza), que se vuelve a celebrar medio siglo después como forma de ‘compensar’ que en el año 2021 no hubiera Carnaval del Toro por culpa de la pandemia del coronavirus.
Al tratarse de un día tan excepcional, había todas las dudas del mundo sobre qué aceptación podía tener esta jornada, pero se disiparon pronto, porque hubo una amplia asistencia de público al evento programado para abrir esta histórica jornada: el Toro de Cenizos, con un formato similar al clásico Toro del Aguardiente de la mañana del Martes de Carnaval: un único astado que se puede mover libremente entre la Plaza Mayor y el Registro.
A diferencia de lo ocurrido el día anterior con el Toro del Aguardiente (que salió del Registro), este Toro de Cenizos, de nombre Petaco y perteneciente a la ganadería de Ana Isabel Vicente, se puso en marcha en los toriles de la Plaza Mayor, según decidieron los donantes del mismo: Arte Charro Espectáculos, Lidiarte y Motoval. En sus primeros minutos en la Plaza Mayor (coincidiendo por cierto con la hora de entrada en los colegios de Ciudad Rodrigo, que estaban abiertos al ser día lectivo), protagonizó hasta tres sustos de relevancia.
Para empezar, golpeó a un hombre que estaba subido en una de las barreras de la parte sur de la Plaza Mayor, aunque por fortuna no le causó herida. El segundo susto fue cuando empezó a arremeter contra la barrera situada justo al lado de la Puerta de la calle San Juan, logrando levantar varias tablas con el consiguiente temor para los que estaban en ese tablao. Y para culminar esta secuencia inicial en la Plaza, arrolló a un joven que fue a hacerle un corte, levantándolo, pero por fortuna el toro no hizo por él en el suelo, gracias a que enseguida estuvo al quite un joven de la comarca mirobrigense.
Tras esos tres momentos de cierta tensión, Petaco cogió la calle Madrid para alcanzar por primera vez el Registro, donde estuvo unos minutos hasta deshacer el camino hacia la Plaza Mayor (donde a toda prisa se había intentado asegurar la sujeción de las tablas que logró levantar el astado). Sobre la arena del coso, le sacaron algo de partido los maletillas, antes de que volviese a poner rumbo al Registro, que alcanzó de nuevo.
A continuación, cogió otra vez la calle Madrid para retornar por última vez a la Plaza, de donde ya no se le permitió que volviese a salir. Después de unos minutos sobre la misma (en los cuales dio un pequeño susto a un maletilla), se sacaron a los cabestros para meter al Toro de Cenizos en los toriles situados en la Casa Consistorial, momento en el cual los congregados en la Plaza dieron un aplauso por el notable rendimiento que había tenido.