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Buen juego de los toros donados por los constructores de los tablaos en una noche de fenomenal ambiente
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CIUDAD RODRIGO | LUNES DE CARNAVAL

Buen juego de los toros donados por los constructores de los tablaos en una noche de fenomenal ambiente

Actualizado 01/03/2022 08:33
David Rodriguez

En los prolegómenos de la capea nocturna tocó la Charanga Manliao, en torno a la cual se congregaron numerosísimos jóvenes

La larga –y de nuevo luctuosa- jornada del Lunes de Carnaval en Ciudad Rodrigo se completó con la tradicional segunda capea nocturna, que ya tuvo lugar en los primeros minutos del Martes de Carnaval, que por primera vez en el último medio siglo no será el último día del evento. Con una temperatura ‘aceptable’, el coso taurino mirobrigense vivió una buena noche, tanto antes como durante el evento.

En lo que respecta al ‘antes’, la arena de la Plaza reunió a un amplísimo número de jóvenes, que se estuvieron entreteniendo especialmente con un balón hasta que hizo acto de presencia la Charanga Manliao, momento en que se desató la fiesta, cantando, bailando y saltando alrededor de la misma (algunos jóvenes fueron manteados en ese tramo mientras que a otros los pusieron en posición de procesión).

Una vez la Charanga –y todos los jóvenes- abandonaron la arena, comenzó la capea, que estuvo protagonizada por dos astados de la ganadería de Manuel Santiago Corvo ‘El Canario’, que habían sido donados por los constructores de los tablaos, que por cierto registraron durante la velada una amplísima entrada -hubo algunos huecos libres, pero pocos-, mostrándose también bastante animados durante el evento, haciendo la ola, o cantando el Hola Fondo Norte, Hola Fondo Sur.

Esos dos astados de El Canario resultaron de lo más apetecible tanto para recortadores como maletillas, empleándose ambos a fondo con ellos (incluso hubo algún pequeño pique). Ambos astados volvieron a salir en una 2ª ocasión, en la que ya no dieron tanto juego (salvo el segundo en su salida, que fue de nuevo muy brava). Para redondear la buena noche, la capea fue muy limpia, viviéndose apenas un par de instantes de algo de peligro cuando un maletilla y un recortador en distintos momentos sufrieron un pequeño resbalón con el toro en las cercanías, pero no llegó a causarles daño.