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Raúl Galindo ofrece un ‘decálogo del buen torero’ a los jóvenes participantes en el Bolsín
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CIUDAD RODRIGO | PRECARNAVAL CULTURAL

Raúl Galindo ofrece un ‘decálogo del buen torero’ a los jóvenes participantes en el Bolsín

Actualizado 25/02/2022 01:21
David Rodriguez

Durante el acto se recordó la figura del sacerdote bolsinista Alfredo Ramajo, que falleció víctima del coronavirus

(> El pregón íntegro de Raúl Galindo se puede leer aquí: https://salamancartvaldia.es/noticia/2022-02-24-pregon-integro-de-raul-galindo-para-el-bolsin-taurino-mirobrigense-290360?utm_source=salamancartvaldia.es&)

Una vez proclamado Mario Navas como Triunfador del Bolsín Taurino 2022, fue turno en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal de Ciudad Rodrigo para el pregón carnavalero de la entidad, que este año corrió a cargo del matador de toros y escritor Raúl Galindo, quién inicialmente tenía que haber intervenido en 2021, pero que debido a la pandemia ha retrasado un año su actuación en Miróbriga.

Raúl Galindo fue introducido por el patriarca bolsinista, Miguel Cid Cebrián, quién tuvo un recuerdo especial para el sacerdote bolsinista Alfredo Ramajo, quién falleció víctima del coronavirus en las semanas iniciales de la pandemia. En concreto, Miguel Cid, a partir de una cita, calificó como “de los imprescindibles” a Alfredo Ramajo, a quién también recordó Antonio Risueño, quién ejerció como presentador de la velada, función que precisamente tuvo Ramajo hace dos años.

Tanto Antonio Risueño como Miguel Cid explicaron asimismo que tras el fallecimiento de Argentina Ramos, ‘Tina Raboso’, el Bolsín Taurino Mirobrigense tiene una nueva Madrina: Tere Pérez Martín (viuda de Manolo Ferino), quién recibió un ramo de flores y un cuadro de recuerdo de manos de su nieto Manuel Santos Jerez, quién se ha convertido en nuevo miembro del Bolsín.

Miguel Cid Cebrián comentó en su intervención que, “a pesar de todos los pesares, el Bolsín sigue adelante”, señalándole a los jóvenes novilleros que estaban sobre las tablas del Teatro que “llegasteis como aspirantes a toreros, y os vais como aspirantes a figuras, viendo los triunfadores de estos años del Bolsín”. Antes de dar paso al pregonero, Miguel Cid expresó varios deseos: “salud, paz en el mundo, Feliz Carnaval y que tengamos Cenizos”.

Tras algunas consideraciones previas (como que los aficionados taurinos deben “amar el toreo y disfrutar de él sin compromisos”), Raúl Galindo tomó como hilo una frase del divulgador científico Jorge Wasenberg en la que dice que “hay dos opciones para lograr la excelencia: una de gran mérito consiste en la formación de sus miembros; la otra, de mérito algo más dudoso, en la simple selección de excelentes” para, en primer lugar, alabar el mérito del Bolsín a la hora de “esmerarse en formar, no en limitarse a descubrir al excelente entre un amplio colectivo”.

Teniendo asimismo como referencia esa frase, Raúl Galindo dedicó su pregón a dirigir a los jóvenes participantes en el Bolsín lo que él mismo denominó “decálogo del buen torero”, con el objetivo de “aportar mi granito de arena en su formación para la carrera de ‘torero profesional’ que han escogido”.

Los puntos de ese decálogo son los siguientes: No pretenderás saber de toros, sino “saber ver” toros (y toreros); Te llamarás a ti mismo torero y te harás digno de ese título; Creerás en un maestro y seguirás su ejemplo; No aburrirás; Vivirás en torero; Gobernarás tus emociones; Aprenderás a medirte; Te tendrás fe; Te gustarás toreando para gustar a todos; y Serás yunque primero para ser martillo después. De cada uno de esos puntos, dio algunas pinceladas.

Por ejemplo, mencionó que “de poco le sirve a un torero estar informado en historia taurina ni estudiado en reglamentos y convenios colectivos taurinos”, pero que en cambio deben “educar la capacidad de evaluación visual rápida de la conducta del toro”, mirándole “como se mira a alguien conocido”; mientras que en torno a otros toreros, les recomendó emplear su “mirada más crítica”, sin ser “fácil de complacer”.

Raúl Galindo expuso que los jóvenes aspirantes no deben conformarse con nombrarse toreros, sino “hacerle honor a este título” con su conducta “en la plaza y en la calle”, viviendo “a la altura ética del título de torero”, de tal modo que respeten la profesión, historia, liturgia y compañeros; fijándose asimismo “un arquetipo, un referente de altura” dentro del mundo taurino, en el cual deben “respetar la jerarquía taurina y los consejos de los viejos toreros aunque sean simples banderilleros”.

El pregonero también planteó a los jóvenes que se vendan “caro” cuando actúen en público, evitando “ponerte pesado”; que no deben beber ni fumar ni drogarse, que deben eliminar a aquellos que les aparten del toro, e incluso “tampoco has de enamorarte, no le aporta nada a los toreros cuando empiezan”. De igual modo les indicó que no deben ser modestos (“es buena excusa para la dejadez”), que deben huir de la comodidad y aparcar la envidia, y que no pueden torear “bajo el imperio de ninguna de las emociones”, dejándolas “para el público”.

Por otro lado, les expuso que deben conocer sus límites y no arrojarse “inconscientemente” fuera de ellos (porque “no es bueno querer subir los escalones de dos en dos”); y que deben tener “fe ciega en el ardor con el que deseas el triunfo”, aunque el objetivo “no deberá ser triunfar; la verdadera vocación se muestra por el amor a torear”. Por último, les recomendó que construyan un toreo “que te guste ejecutar, que te haga feliz”; y que aprendan a ser “el yunque que soporta tantos martillazos como sea menester: no queda más remedio que aguantar cuando se empieza, pero igual de conveniente es imponerse cuando se triunfa”.

El acto en el Teatro Nuevo finalizó, antes de las habituales fotos de familia, con la imposición por parte de Miguel Cid de la insignia del Bolsín Taurino Mirobrigense a Raúl Galindo.