Sergio Galán hace un rápido repaso por su carrera como pregón para la Asociación Charra del Caballo

La no organización este año de los pregones de la Asociación de Amigos del Alguacilillo y del Centro Cultural y Recreativo El Porvenir (que suelen tener lugar el domingo y el lunes previos al Carnaval) provocaron que en la noche del sábado se pusiese un punto y aparte en el ciclo de pregones precarnavaleros, con la intervención del rejoneador Sergio Galán para la Asociación Charra del Caballo, que no llevaba escrita y que fue bastante breve (sólo 10 minutos), sobre todo si se compara con las de los días anteriores de Julete Moriche y José León.

De hecho, no llegó a los 25 minutos de duración el conjunto del acto, que se abrió con el tradicional desfile por el patio de butacas hacia el escenario, encabezado por un tamborilero, de varios miembros de la Asociación y del pregonero, acompañados todos ellos de tres charras.

La presentación corrió a cargo del presidente de la Asociación, Ángel López Manzano, quién recordó que el coronavirus “consiguió suspender” el Carnaval del año pasado tras haber sobrevivido a múltiples vicisitudes a lo largo de la historia. Precisamente, Ángel López Manzano indicó que dedicaban el pregón “a todos los que nos faltan” por la pandemia, brindando el público un aplauso.

Sergio Galán inició su intervención resaltando que era un “honor” para él estar en esa posición (aunque “lo mío es más montar a caballo que hablar”), especialmente “por lo que supone Ciudad Rodrigo para el mundo del caballo y del toro”, y porque le vincula a “grandes amistades”. La intervención de Sergio Galán fue bastante personal, haciendo un repaso bastante rápido por su carrera, que se inició gracias a su abuelo, ya que era gran aficionado al toreo a pie y a caballo: “de ahí me viene la vinculación”.

Según explicó, “para mí era un sueño inalcanzable dedicarme al mundo taurino, porque no teníamos ningún antecedente familiar”, y aunque sus padres le dijeron inicialmente que no, les convenció para que probase Rafael García, que es “como mi segundo padre”. En ese momento, relató cómo fue empezando y firmando corridas, hasta llegar a pisar las grandes ferias. Ya casi en la cumbre, se rompió el pie por 7 sitios tras caerle un caballo encima, por lo que tuvo que volver a “empezar de cero”, aunque enseguida retornó a las grandes ferias, incluido Las Ventas, que “era un sueño”, y ya “he podido abrir 8 veces la Puerta Grande”.

Tras dar algunas pinceladas sobre los caballos (empezó con los de su abuelo, antes de tener los suyos propios), manifestó que era “un orgullo después de la pandemia estar aquí”, añadiendo que “quién le iba a decir a ese crío cuando soñaba con ser torero que iba a ser pregonero en Ciudad Rodrigo”, subrayando como cierre de su pregón que “toda esta profesión debemos estar muy agradecidos a Ciudad Rodrigo”.