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Pregón íntegro de Julete Moriche para la Asociación Cultural Carnavaldeltoro.es
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CIUDAD RODRIGO | PRECARNAVAL CULTURAL

Pregón íntegro de Julete Moriche para la Asociación Cultural Carnavaldeltoro.es

Actualizado 17/02/2022 22:17
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El pregón fue ofrecido a última hora de la tarde del jueves en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal

Reina y damas del carnaval, Autoridades, miembros de la Asociación Cultural Carnavaldeltoro.es, distinguidos con el Reloj Suelto Felipe Antúnez y Jesús Sendín, Mirobrigenses, Farinatos todos, buenas noches y de antemano que tengamos una buena vela y un mejor Carnaval.

El día que esta Asociación me propuso ser pregonero, y más en este Carnaval tan especial por tantas y tantas cosas nuevas que van a suceder y la tremenda situación que ha provocado esta dichosa pandemia, me puse a temblar y en principio les dije que no, porque yo no estoy preparado para estos quehaceres, pero bueno, soy fácil de convencer y aquí estoy. Muchas gracias por vuestra confianza.

Perdonadme si no estoy a la altura de tan maravillosos pregoneros que han pasado por esta Asociación, que además, todos son grandes amigos y de alguno de ellos hablaré en este pregón. Un abrazo fuerte para todos ellos.

Como no soy persona de estar todo el día estudiando unas cosas y otras, no esperen de mí un pregón muy rebuscado ya que no es mi faceta, no les voy a contar si el primer encierro fue el de Cuéllar o el de Ciudad Rodrigo por esta o aquella razón, pero sí tengo claro que para mí el primer encierro de toros se hizo y es el de Ciudad Rodrigo y el mejor Carnaval del mundo es el de Ciudad Rodrigo que es el que yo más he vivido, aunque tengo que reconocer que a alguno he faltado, no porque yo quisiera, pero ya se lo contaré más adelante.

Por todo esto, lo que les voy a contar esta noche son las muchas vivencias que tengo en el Carnaval, que es el Carnaval más grande del Mundo para mí.

El Carnaval sin duda es fiesta, alegría, alborozo, toros por las calles (lo más importante de este Carnaval nuestro), disfraces, acogimiento a todas las personas que vienen de fuera como así lo dice nuestra canción de Forastero, que al terminar este pregón la podrán disfrutar con esta gran Rondalla que tenemos.

Pero les puedo decir también, que para un buen Farinato el Carnaval es un hormigueo que te entra en el cuerpo el día de la subida del Santo y te sale el domingo de Piñata y eso tiene poca explicación, pero todos los Farinatos sabemos lo que es ese sentimiento.

Quiero empezar a contarles mi carnaval cuando era niño. Quince días antes de que llegara, ya en la escuela, en los recreos, todo lo que hacíamos era coger un trozo de tela y una vara de madera, montar una muleta y a torear se ha dicho. Los más espabilados hacían de toreros y picadores pero a algunos siempre nos tocaba hacer de toro, que también era divertido porque los cogíamos todos los días. Cuando eras algo más mayor todos los días al salir de la escuela ¿a dónde ibas? pues muy claro, a seguir jugando a los toros y toreros pero ya en las agujas, y cuando empezaban a poner la plaza, no te quiero ni contar, todos los ratos que podíamos, allí estábamos saltando y toreando.

Al cabo de algunos días, llegaban las ferias. En nuestra época se ponían las tómbolas en la parte baja de la plaza y quiero recodar que también se ponía una barca en el medio, los coches chocones en la plazuela del conde, que estábamos siempre detrás del señor Mariano, que era el dueño, para que nos diera alguna ficha y poder montar. Todas las demás ferias estaban entre la plazuela del Béjar y la del Conde.

Me acuerdo que en una de las tómbolas rifaban siempre un cajón sorpresa que estaba colgado del techo. Lo ponían por la mañana y lo rifaban por la tarde. Uno de los años, cuando se rifó el cajón cuál fue la sorpresa, nunca mejor dicho, que salió el célebre y famoso Nicolás Criado, el Neque o Colás Cocina, que había estado metido en el cajón todo el santo día. Se pueden imaginar qué revuelo se preparó cuando salió.

Llega ya el gran día, el sábado de carnaval, que en esa época no era como ahora, el Carnaval empezaba el sábado a la una con el encierro y por la tarde el Festival para las Hermanitas de San José. Te cogían tus padres o familiares y te llevaban a la muralla a ver los toros del encierro o desencierro. Estábamos más contentos que otra cosa; todo nos resultaba divertido porque con poco nos conformábamos. Por la tarde a las ferias y a tomar unos churros y unos buñuelos de viento en la churrería y a esperar al día siguiente para volver a los toros.

Pero también hay que decir que algunos carnavales tus padres te mandaban con tus tíos que vivían fuera de aquí.

Uno se hace algo más mayor y ya te dejaban salir solo con los amigos, aunque siempre controlado. Llegaba el domingo de Carnaval y con él el encierro a caballo. Salíamos pronto de casa para bajar hasta el fortín y ver venir el encierro por esa zona. Siempre había señoras muy amables que te ofrecían una perrunilla que nos la comíamos con unas ganas locas.

Según va pasando el tiempo llega ya la época de mozo y es cuando a mí me llega el momento de disfrutar de pleno el Carnaval.

Por los años 80 entro a formar parte de Interpeñas, asociación presidida por Ceferino Santos, que empieza a organizar el Carnaval y desde entonces hago cosas para nuestra fiesta grande.

Recuerdo cuando se preparaba el almuerzo charro el lunes de Carnaval en el registro, salíamos del baile y nos marchábamos directos a preparar todo, que era un gran trabajo: freír la panceta, asar las longanizas y dar de almorzar a todas las personas que pasaban, que era casi todo Ciudad Rodrigo, además de muchos forasteros. Puedo decir que mucha gente lo cogía y se lo llevaba para comerlo en sus casas o peñas.

Por esa época llegan las peñas y yo ya pertenecía a varias, como ahora en la actualidad. No parabas en todo el día de una en otra. Y con esto me llega la época de los disfraces y entrar, en el año 1982, a formar parte de la Rondalla Las Tres Columnas.

Entro en la Rondalla de una forma muy singular. En el año 1981 una delegación del Ayuntamiento, siendo Alcalde Miguel Cid, va a la ciudad portuguesa de Viseu a la Feria de San Mateo en varios autobuses: algunos equipos de deportes para jugar unas competiciones, el Orfeón Dámaso Ledesma que actúa en el escenario de la Feria y también va la Rondalla. Yo no voy con ellos, yo iba con el equipo de balonmano pero no se crean que a jugar, iba de utillero. Estábamos todos juntos y en la Rondalla la persona que llevaba la bandera ese día no fue y Carlos Segovia y su cuñado Tato, que estaban al cargo de la Rondalla, me dijeron que si quería llevar la bandera. Cosa que no me dijeran. Rápidamente le dije que sí y hasta este momento se pueden imaginar las miles de anécdotas que he tenido en todo este espacio de tiempo, con todos sus miembros, pero sobretodo con el inolvidable Joaquín Fiz (Tato), ya que en poco tiempo pasé a ser el presidente de la Rondalla y con él me encargaba de la organización.

Cuántas noches cuando terminábamos la ronda yo lo iba a acompañar hasta casa y luego él a mí y nos podían dar las tantas de la mañana y mientras, si encontrábamos algún bar abierto, tomábamos más de un vinito.

Qué decirles del pre Carnaval con la Rondalla, algo único. La presentación de las coplas, las rondas a distintos sitios y en especial las rondas a la Reina y Damas del Carnaval. Todo está previsto y organizado, con mi “compi” Patolo y bajo el amparo de una lágrima de vino, nada puede salir mal. Qué contarles que no sepan. Bueno, algunas personas puede que no sepan que hace unos años la presentación de las coplas se hacía en el salón de plenos del Ayuntamiento y acudían una docena de personas, presentábamos las coplas y al terminar, José, sacaba su bota de vino y un porrón de aguardiente para refrescarnos el gaznate. Fíjense lo que es ahora, con dos sesiones a reventar en el Teatro Nuevo, todo cambia para mejor en algunas cosas.

Les puedo contar un caso que nos pasó rondando en carnaval a una peña en el Conde Rodrigo. Estábamos en plena ronda al pregonero y la Asociación y mientras tanto sale un señor de un comedor y se dirige a mí y me dice que si podemos pasar al comedor y ponerle la capa a una persona que estaba allí. Lo comento con Tato y le decimos que sí. Entramos, le cantamos, le ponemos la capa (era su cumpleaños) y nos invitan a tomar un vino, pero resulta que nos ponen del mismo vino que están bebiendo ellos, ¡era un tinto pesquera de reserva! Nos hacían los ojos chiribitas. Acostumbrados a beber siempre vino más peleón se pueden imaginar. Terminamos la ronda y averiguamos que es una reunión de gente importante de la Isla de Madeira y que se quieren ir con nosotros a algún bar a seguir cantando y tomar una copa. Aunque estoy un poco teniente, les oigo decir “a este grupo hay que llevarlos”. Vamos al bar, pedimos unos vinos y ellos una botella de Whisky y cuando vamos a pagar le digo a Tato que si los invitamos, por eso de que dicen que vamos a ir a tocar a la isla. Ellos no querían, pero pagamos nosotros, lo aceptaron y a la vuelta de cuatro meses, cumpliendo su palabra, estábamos en la isla de Madeira junto a nuestras mujeres, que son las que más se lo merecían. Tuvimos la suerte de que el que cumplía años y estuvimos rondando era el Vicepresidente de la Isla. Podía contar más de esto pero se hace ya muy largo.

Hemos tenido muchísimas anécdotas y muy buenas. Miren, un día en Portugal después de una actuación, nos llevan a tomar algo y nos tienen una cuba de 200 litros de vino para beber, ¿sabrían que a la Rondalla le gusta el vino?

Hoy han venido conmigo y se lo agradezco porque vamos a disfrutar una vez más con sus canciones. (Murga canta Somos del Puente)

Les voy a contar otra anécdota que tuvimos en Aveiro.

Durante muchos años fuimos a actuar a la feria de marzo en Aveiro, allí teníamos un conocido y luego gran amigo en la Cámara Municipal (Tosé, hoy fallecido). Actuábamos en el magnífico escenario de la Feria y nos invitaban al viaje, la estancia y la manutención del fin de semana. Uno de esos años, en el hotel que estuvimos alojados después de la cena, había un baile con una orquesta y les dijimos que si querían que actuábamos mientras la orquesta descansaba. Se pueden imaginar la noche de fiesta que organizamos, tomando copas y bailando. Cómo sería, que en el bar del hotel se terminaron el hielo y las botellas de licor. En Portugal en aquella época las copas escaseaban bastante, pero yo vi que la cuenta era bastante grande y le digo a los de la Cámara, yo creo que debíamos cambiar la comida del Domingo por las consumiciones de esa noche, nosotros igualmente pensábamos ir a comer a la playa, y ellos lo vieron adecuado, pensando que la cuenta sería pequeña o no muy grande. Al día siguiente cuando vieron la cuenta me dijeron que cómo se la había preparado. Bueno, cosas de la Murga.

Desde luego una de las maneras más divertidas de pasar el carnaval es con el disfraz y a lo largo de estos años yo he lucido infinidad de ellos.

De los primeros que he sacado, fue para el baile de disfraces del sábado de carnaval en el Teatro Nuevo. Yo iba disfrazado de Mesalina con un grupo de gente, entre los que estaba mi gran amigo Lauren Risueño que iba disfrazado del emperador romano Claudio. Desde ese año Lauren y yo hemos sacado por las calles de Ciudad Rodrigo muchísimos disfraces y todos muy caracterizados, entre ellos, el que llevaba puesto cuando he entrado hoy en este teatro. Íbamos los dos de charlatanes y fíjense como estaríamos, con camión y todo, que estábamos en plena actuación y llega un señor que no conocíamos de nada y le oímos que está diciendo, “tengan cuidado con estos, que son unos estafadores que ayer los he visto yo en Coria, y ahora empiezan a decir que el primero que enseñe un billete de cien pesetas les dan un peine y luego siguen diciendo que enseñen más billetes y cuando llegan al de 5000 se lo quedan ellos”. Fíjense con quien nos confundieron.

Otro de los disfraces que hemos sacado los dos, fue, Lauren disfrazado de Placido Domingo cantando muy bien, y hubiera sido un éxito si no fuera porque el complemento era yo disfrazado de Montserrat Caballé. Menudo espectáculo con lo mal que canto. Si quieren hacemos una prueba… Casi mejor lo dejamos para otra ocasión…. O no, ¿Queréis que cante?. Pero solo el estribillo, que es lo que mejor me queda.

Bueno, pues hay gente que dice que canto mal.

Otro año nos disfrazamos de Ronald Reagan y su esposa, con coche oficial, escoltas y alcalde. Con ellos llegamos al Parador, vamos a recepción y la persona que está allí sale corriendo a buscar al director porque se cree que es cierto que allí estaba la famosa pareja americana. Y hablando de parejas, también nos disfrazamos de Juanito Navarro y Doña Croqueta.

Durante algunos años fuimos al encierro a caballo vestidos de caballistas con todo lujo de detalles, pero la gracia estaba que en vez de ir a caballo íbamos en unos burritos, Seguramente a algunos caballistas no le parecía muy bien, pero eso es el carnaval. El caso es que llegamos con los burros al Café Moderno a tomar el almuerzo con todos ellos, entramos diciendo que estábamos buscando a José Luis el Veterinario porque nuestros caballos tenían un varetazo, íbamos de cachondeo, pero menuda sorpresa cuando sale y ve que son dos burritos. Al final el que nos dio el carnaval fue él porque sale, ve los dos burros y dice ¿de quién son esos dos burros que tienen sarna? Todavía me pica al pensar el día que pasamos rascándonos todo el cuerpo. Al final se aclaró todo, nos tomamos un vino y tan amigos.

También nos disfrazamos de mago y pitonisa. Estuvimos todo el día leyendo las cartas y viendo la bola mágica. Nos encontramos con una amiga (Mila Vasconcellos) y se empeñó que miráramos a ver que decía la bola y cuál fue nuestra sorpresa que la bola veía un bebe ante la sorpresa de nuestra amiga, “estáis tontos, qué tontería más grande”, pero lo cierto es que a los nueve meses tuvo una preciosa niña. Cosas del carnaval.

Otro año nos disfrazamos de encantadores de serpientes. Lauren todavía lo saca casi todos los años. Teníamos unas costeras de peces donde estaban metidas las culebras de goma enganchadas con un hilo de coco a una flauta, tirábamos de la flauta para arriba y poco a poco salía la serpiente. Todos los años era visita obligada ir a ver a Feli a la cocina del restaurante Estoril y por supuesto hacer el número correspondiente, pero tenían en la cocina una chica que le daban pavor las serpientes con tan mala suerte que no sé qué hicimos y se le engancha a la chica una de ellas en la espalda. Lo mal que lo pasamos hasta que pudimos quitarle la serpiente, pensamos que le daba cualquier cosa. Se puso nerviosísima y malísima. Finalmente todo pasó y fue una anécdota más del carnaval.

Salimos con muchos disfraces más, recorríamos todos los rincones de Ciudad Rodrigo tratando de llevar nuestro particular el humor y nunca faltábamos a la cita en la peña del Encierro que nos trataban de maravilla. Tampoco faltábamos a las noches del Conde Rodrigo. En el año 1985, el martes de Carnaval, siempre se hacía la cena Riojana y venían a pasar el carnaval desde allí los de la Peña Riojana. Precisamente en esa cena nos entregaron a Lauren, a Pesetos y a mí, una placa en reconocimiento a los distintos disfraces que habíamos sacado.

Pasan los años y llega uno de los mejores momentos de mi vida, me encuentro con mi media naranja, una magnífica mujer, Maribel y tenemos una maravillosa hija, Soledad. Puedo decir, sin equivocarme ni un ápice, que ha tenido una paciencia infinita conmigo, porque con tantas cosas que tengo paro poco en casa. Pero los tiempos cambian y desde hace ya muchos años salimos juntos, aunque sigo saliendo con disfraces con otras personas con las que he vivido magníficos momentos: Paco Ramos, Barco, Pesetos…, entre otros muchos.

Mi mujer se queda embarazada y le prometo ese año que nos marchamos de aquí, con mucho pesar de mi corazón, pero así fue. Nos marchamos a Gredos y a ver una novillada a Madrid donde habíamos quedado con José Luis Ramos y su hermano, el inolvidable y querido Joaquín al que a buen seguro Dios acoge en estos momentos en su seno. Disfrutamos de la novillada y el lunes nos invitan unos señores a comer en Peñaranda al Oso y el Madroño y al terminar de comer alguien milagrosamente dice que por qué no vamos a Ciudad Rodrigo, que llegábamos al encierro. Parece que la idea cuaja y para Ciudad Rodrigo que nos venimos. Yo venía como caballo desbocao ¡qué alegría, todavía llegábamos al Carnaval!

En esta nueva época, también sacamos unos disfraces muy divertidos y muy buenos. Íbamos al baile de disfraces de los Lunes de Carnaval en el Conde Rodrigo II y ganamos varios premios, por ejemplo disfrazados de Mariachis con músicos. En aquel grupo estaba Chago Cambronero su cuñado Antonio y Pesetos entre otros. También nos disfrazamos de lo que El viento se llevó, todos con trajes de época, hombres y mujeres, desde luego muy elegantes.

El año que les dije que me había marchado, cuando llegue me encontré con el grupo con el que habitualmente me disfrazaba vestidos de Médicos, e inmediatamente me puse una bata y me uní al grupo. En diez minutos me puse a su altura. Entramos en la famosa bodega del Rodeo, la Peña del UMO, y allí nos encontramos con una amiga que nos dice que está de parto, preparamos un lio con ella de miedo. Imagínense que pasó en la calle de la Cruz Roja y entré deprisa, pensando que era de verdad que estaba de parto.

Otro de los disfraces que disfruté mucho fue con Conchita (La Patola) en la noche de los lunes. Hicimos una cama con ruedas y allí dentro los dos parodiamos al matrimonio de la seria televisiva Pepa y Avelino. Fue una noche muy divertida. En años sucesivos seguimos sacando varios disfraces y disfrutando todo el esplendor del Carnaval. Lo repetimos?. Que sirva además de homenaje a Conchita que no ha podido venir.

La cantidad de disfraces es muy amplia y me ha permitido disfrutar de momentos inolvidables con muchos amigos. Recuerdo unos de Goyescos que estábamos estupendos, pero hay que decir que las señoras estaban mucho más guapas que nosotros.

Pero bueno, vamos a dejar este tema (aunque ahora también participo en todo esto ya que llevo siendo Jurado de los premios varios años) porque el gran Carnaval no son solo los disfraces y carrozas, sino que el gran protagonista es el Toro y por supuesto los encierros y los desencierros, que son una parte esencial de nuestras fiestas grandes.

De más joven acostumbraba a estar siempre a las 10,30 de la mañana en la zona del registro con un grupo de gente para correr el encierro un trocito pequeño, ya que no he sido gran corredor, pero disfrutaba sintiendo esos momentos. Teníamos un itinerario marcado, una ruta que se repetía cada día de carnaval. Al terminar el encierro, nos íbamos a almorzar en las peñas y bares para disfrutar de unos reconfortantes huevos fritos con farinato, para después ir a la capea y a la calle Madrid al desencierro. Acto seguido tomábamos unos vinos y a la plaza a esperar que lleguen las charangas para estar un tiempo bailando y divirtiéndote y posteriormente ir a los distintos bailes a seguir la fiesta. Y no tardando mucho, a comer, para poder coger sitio para la corrida.

Pasa el tiempo y entro a formar parte de la Peña Puerta del Desencierro y viene la etapa de la semana del carnaval cultural, unos días en los que los pregones de las distintas peñas son los grandes protagonistas, un gran acierto del que disfrutamos muchos mirobrigenses ya que tenemos un Carnaval más extenso y muy entretenido e interesante. Al pertenecer a la peña Puerta del Desencierro me lleva a pasar gran parte del Carnaval en la Calle Madrid, donde se encuentra su sede, repartiendo vino y chochos. Recuerdo de cómo se daba el vino al principio; teníamos colgado un irrigador de la pared con un grifo que se abría y todos a beber, qué tiempos tan inolvidables. El lunes de carnaval homenajeamos a los porteros y madrinas, un reconocimiento a personas que de una forma u otra han contribuido a hacer más grande nuestro carnaval. Es un día muy especial para la peña y repartimos aguardiente y perrunillas.

Lo cierto es que he tenido mucha suerte y han sido muy pocos los años que no he podido disfrutar de nuestro carnaval, porque al menos para mí es un sufrimiento. Tan solo el año que les conté al principio cuando mi mujer se quedó embarazada, un año que tuvo un amigo un nieto el jueves de carnaval y le dije que lo llevaba a verlo a Benicarló, y dos años que me toco pasarlos en Madrid en la Feria de Turismo (Fitur) que lo pase con mi amiga Pilar Pastor y el viernes a las 7 de la tarde nos pusieron por teléfono el sonido del Reloj Suelto. Se pueden imaginar, los dos llorando de pena y encima me echó una bronca porque al día siguiente mi mujer y mi hija se venían a Madrid a pasar los días conmigo y me decía Pilar: no tienes vergüenza, hacerle esto a tu hija con 15 años. La verdad es que tenía razón, pero a mi mujer no le apetecía quedarse sola con ella en el Carnaval. Todavía salimos el lunes a mediodía para Ciudad Rodrigo y nos dio tiempo a disfrutar todavía bastante del Carnaval.

Qué decir del Carnaval de ahora, tan distinto pero también muy interesante, con tantas novedades, sobre todo las que salen de esta Asociación y que le dan más esplendor. Qué decir del Campanazo que la gente lo espera como agua de mayo, que hasta los de fuera adelantan el venir para poder llegar. El Toro del Antruejo que mueve a la gente el sábado por la mañana junto con carretones para los más pequeños, para que vayan aprendiendo lo que es el Carnaval. La nueva etapa de las Peñas en las que la juventud está toda junta y el gran acierto de las casetas de la Plazuela de Béjar donde hay un gran ambiente Carnavalero. Qué decir del gran número de disfraces que salen por las calles, todos buenísimos, que realmente todos se merecen el primer premio.

Lo que han cambiado los toros, los que salían en aquellos años y los que salen ahora, junto con los festivales y las novilladas con picadores y de luces, otro gran acierto. Todo esto sí que hace que se llame Carnaval del Toro.

Y otra faceta que ha incorporado esta asociación y que está cogiendo cada año más adeptos es el entierro de la sardina o la quema del toro, como se quiera denominar, que pone punto final al Carnaval.

El nombramiento y reconocimiento a personas vinculadas con el Carnaval denominado Reloj Suelto es otro acierto y puedo decir que el primer Reloj Suelto que concedieron lo recogí yo en nombre de la Rondalla Tres Columnas. Este año ha recaído en la persona de Felipe Antúnez y Jesús Sendín por su almuerzo solidario que me parece una fantástica idea y que solo se le puede ocurrir a dos magníficos hombres desprendidos y con un gran corazón. El Domingo en el encierro a Caballo, invitan a todo el mundo que pasa por la zona del final de la avenida Conde de Foxá a torreznos, y os puedo decir que están exquisitos ya que todos los años los pruebo, pero la verdadera razón no es dar el torrezno, es que ponen una hucha para que todo el mundo que almuerza eche un donativo y todo lo que sacan es para la asociación de la lucha contra el Cáncer. Simplemente maravilloso, por esto pido un gran aplauso para ellos y para la Asociación.

Quiero terminar mi humilde pregón agradeciendo los desvelos y la inmensa paciencia que han tenido conmigo, primero mi madre y posteriormente mi mujer y mi hija. Soy una persona inquieta que me gusta colaborar en todas las cosas de Ciudad Rodrigo y eso, como es lógico, lleva mucho tiempo que le he robado a ellas, gracias.

Y termino diciendo desde lo más profundo del corazón: viva Ciudad Rodrigo y viva su Carnaval. Muchas gracias.

Ahora doy paso a la Rondalla para despedir el acto con Forastero.

Muchas Gracias.

Ciudad Rodrigo, 17 de febrero de 2022