Los vehículos de pila de combustible de hidrógeno funcionan con electricidad generada por una pila de hidrógeno, en lugar de con baterías recargables mediante la red eléctrica
Tras el crecimiento de las ventas de vehículos híbridos y eléctricos, parece que le va llegando el turno a la otra forma de propulsión sostenible, la de los vehículos con motores alimentados por pila de combustible o pila de hidrógeno.
De hecho, en el mercado español ya está a la venta el Toyota Mirai, una atractiva berlina deportiva, propulsada por hidrógeno, cuyo precio de salida es de 65 000 euros.
Adicionalmente, en internet podemos encontrar kits que supuestamente “reconvierten” nuestros coches de gasolina y diésel en vehículos de hidrógeno, con ahorros en combustible de en torno al 30 %.
De este último tema hemos hablado con los responsables de MasCoches, un portal web especializado en comparativas y opiniones acerca de todo tipo de accesorios y recambios para automóviles.
Los vehículos de pila de combustible de hidrógeno funcionan con electricidad generada por una pila de hidrógeno, en lugar de con baterías recargables mediante la red eléctrica.
La pila de combustible convierte el hidrógeno y el oxígeno del aire en agua, y en este proceso químico se produce la electricidad que mueve al motor, que es 100 % eléctrico.
La tecnología de las pilas de combustible de hidrógeno para vehículos existe desde hace más de dos décadas, pero hasta ahora no estaba suficientemente desarrollada, por lo que no había disponible en el mercado ningún coche de esas características.
La cosa ha cambiado con el nuevo Toyota Mirai de pila de combustible y es previsible que, como sucedió con los vehículos híbridos, esta presentación sea el pistoletazo de salida para que las demás marcas sigan en breve la estela de Toyota.
La respuesta es que sí, pero si consultamos a cualquier ingeniero mecánico nos dirá que el procedimiento es demasiado costoso para que merezca la pena el esfuerzo.
Y es que para reconvertir un coche de gasolina o diésel a hidrógeno hay que sustituir el motor, todo el sistema de suministro y distribución de combustible, la transmisión y el cambio. Es decir, el coste total de realizar la operación será superior al del propio vehículo.
Los únicos casos en los que una reconversión podría tener algún sentido son los vehículos de combustión de gran tamaño y alto coste, como los autobuses o los camiones de largo recorrido, pero aun así sería necesario valorar previamente cada caso particular.
Los kits de conversión que podemos adquirir por internet no tienen nada que ver con el proceso químico de generación de electricidad que hemos explicado. Se trata de unos dispositivos que solo utilizan el hidrógeno del aire para provocar cambios en el sistema de combustión del motor diésel o gasolina, cuyo fin último es reducir el consumo.
Es decir, instalando uno de estos kits seguiremos teniendo un coche de gasolina o de gasóleo teóricamente optimizado. Y decimos teóricamente por los siguientes motivos:
Adicionalmente, es mejor no pensar en qué podría ocurrir si tuviésemos un accidente y el motor se incendiase, porque la pregunta que se plantea es: ¿se haría cargo el seguro si se comprobase que hay partes del motor modificadas sin la correspondiente homologación?