Miguel Cid ofrece su respuesta al artículo escrito por María Esquitín a raíz del artículo publicado por el primero de ellos
A la vista de la respuesta a mi artículo “Extensivo e intensivo”, parece como si yo fuera defensor de las llamadas macrogranjas. La verdad es que he entrado al trapo, como en tantos otros temas, como mero observador de la realidad, naturalmente desde mi óptica personal que no dudo puede en muchos casos ser errónea.
Sobre el tema en cuestión, sólo repetir que me ha retrotraído a mi campaña de 1982 como senador por Salamanca. Entonces, efectivamente, las cosas eran diferentes y la explotación intensiva de la cría de ganado se hacía en los llamados “cebaderos”, ya que el término macrogranjas no existía. Como era también distinto todo lo demás en aquellos ilusionantes años de la llamada Transición.
No obstante, me ha sorprendido la rotundidad de la respuesta a mi artículo cuando se afirma, entre otras cosas, que, “mezclar la tauromaquia con las macrogranjas” es un argumento pueril que no hay por dónde cogerlo, pero sin que se rebata ni siquiera se intente, que el mayor ejemplo de explotación extensiva se da en la cría del ganado de lidia. Me alegra, también, que con casi 80 años tenga todavía cosas pueriles.
Pero como no quiero extenderme y abusar de la hospitalidad de este amable medio, sólo quiero plantear una cuestión final, y es la noticia aparecida en internet de que “China construye la granja de cerdos más grande del mundo”, (culturavegana.com, 17 de enero de 2022). Dicha megagranja construida cerca de Nanyang, en la provincia de Henan, en el centro de China, a 1.000 km al sur de Pekín, por la empresa Muyuan Foods, es casi diez veces el tamaño de instalación de cría típica en EE. UU., y tiene capacidad para albergar 84.000 cerdas y sus crías. Y no sólo es ésta, en China se están construyendo cientos de ellas para satisfacer la demanda de los más de mil cuatrocientos millones de chinos.
Mi pregunta a la autora de la réplica a mi artículo es la siguiente, ¿es acaso la China maoísta, marxista, leninista y comunista, el modelo capitalista que la misma denigra? ¿O es que hay que alimentar a la citada población china de una forma asegurada?
Si en España y de un plumazo, como se afirma en la réplica, “las macrogranjas deben cerrarse y prohibirse”, habría sin duda que importar la carne que ellas producen, ¿de dónde?, pues de los demás países que la obtienen en sus macrogranjas, que se verían naturalmente beneficiadas. ¿Es esta la solución idónea?.
No será mejor perfeccionar la regulación de estas megagranjas y, sobre todo, su inspección para que cumplan los parámetros de bienestar animal y de todo tipo de exigencias ecológicas y medioambientales, tal como determina el Real Decreto 306/2020, de 11 de febrero, de Ordenación de las Granjas Porcinas Intensivas.
En fin, creo que no pueden confundirse los deseos con la realidad y además es una norma básica en toda actuación política que, para cambiar la realidad, lo primero que hay que hacer es conocerla. Y eso es todo.