Jugar con las palabras y la imaginación no es perder el tiempo, es acercarse a la realidad y apoderarse de esas palabras. Hay muchos tipos de palabras: diferentes, bien medidas, elegidas y mezcladas. Palabras de aquí y de allí. Palabras creadas, originales y transformadas. Por eso, el artículo de hoy va... de PALABRAS.
Dice Gianni Rodari (pedagogo, escritor y periodista italiano) que una palabra puede descubrir espacios en nuestra memoria que dormían bajo el polvo del tiempo y provocar una serie infinita de reacciones en cadena: sonidos, imágenes, recuerdos, sueños, experiencias... en su Gramática de la fantasía, no solo lo explica muy bien, sino que invita al lector curioso -a través de diferentes recursos creativos como el binomio fantástico, error creativo, el prefijo arbitrario, etc.- a seguir creando e invitando.
Son muchos los libros que proponen juegos con las letras, desde leer una palabra o una frase donde hay una vocal mágica que cambia el significado original y convertirla en una palabra, expresión nueva, o lo que es lo mismo, un lipograma. Por ejemplo: COSA /COCO/ PATITO y volver a decir estas palabras cambiando sus vocales por la letra A, CASA / CACA/ PATATA; o frases como "Dos caras sin pecas / Dos coros son pocos"; hasta seguir jugando con las letras, con las vocales en una misma palabra sin repetir ninguna y decir una pipistrélida, como por ejemplo murciélago. Y aquí hacemos una parada la mar de curiosa.
La invención de esta palabra se debe a Cela. En su artículo Palabras pipistrélidas en el periódico ABC, 1995 escribe como llegó a ella. Cuenta que los sabios llaman técnicamente al murciélago pipistrellus pipistrellus, por lo que consideró que no resultaría descabellado llamar pipistrélidas a las palabras así constituidas.
Jugar a buscar pipistrelidas sin hacer uso de internet es muy interesante. Lo que en un principio puede resultar sencillo acaba convirtiéndose en una especie de búsqueda del tesoro, pues el cerebro no para de rastrear, como decía Rodari, en tus experiencias, recuerdos, sueños... al producirse esa reacción en cadena por la palabra lanzada. Como promotoras de lectura, la segunda pipistrelida que llegó a la mente después de murciélago fue Aurelio, pues rápidamente la conexión realizada fue el título de un libro.
Cela en su artículo, sugirió la idea de realizar un muestrario de pipistrélidos compuesto de una docena por lo que ofreció una botella de gaseosa La Casera como premio. ¡¡NOSOTRAS TAMBIÉN LANZAMOS LA MISMA SUGERENCIA!!
La primera persona que escriba en nuestro perfil de Unpuntocurioso -justo debajo de la publicación de este artículo- doce pipistrélidas, le enviamos a su casa un ejemplar de nuestro primer libro Por el viento.
¿Jugamos con las palabras?
Soraya Herráez.
A juego lento. Taller de poesía. Mar Benegas / il. Carlos Rubio. Litera Libros.
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