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En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil
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En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil

Actualizado 13/06/2019

Trabajar en situaciones que entrañan peligro para la vida atenta contra los derechos más elementales de los niños, lo dice el artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño

El 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo infantil, fecha que, en 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció para concienciar acerca de la gravedad de esta problemática, y, de forma conjunta, con otras organizaciones, tomar las medidas necesarias para su erradicación. Este año, además, se celebra el 20 aniversario del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, 1999 (núm. 182), convenio que todavía no ha sido revalidado por algunos países. Por ello, desde esta organización piden ?la plena ratificación y aplicación del mismo y del Convenio de la OIT sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138); así como la del Protocolo de 2014 del Convenio sobre el trabajo forzoso, que protege tanto a los adultos como a los niños?.

Como dicen ellos: ?La celebración de este día examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. Desde su fundación en 1919, la protección de los niños se ha inscrito en la Constitución de la OIT (Preámbulo). Uno de los primeros convenios adoptados por la OIT se refería a la edad mínima en la industria (Convenio núm. 5, 1919)?.

En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil   | Imagen 1Destacable es que la OIT se interese por la Meta 7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aquellos que pasaron a sustituir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODS) en 2015, con el compromiso de los gobiernos implicados, los cuales también están comprometidos con la tarea de erradicar el trabajo infantil en todas sus formas. Recordamos que, el 25 de septiembre de ese año 2015, los líderes de los países se comprometieron a adoptar los ODS, los cuales están conformados por 17 objetivos y 169 metas, y que pretenden atacar los problemas económicos, sociales y medioambientales que constituyen una lacra para gran parte de la humanidad. Como es de todos conocido, con estos nuevos objetivos se pretende erradicar totalmente la extrema pobreza, reducir a la mitad la pobreza, garantizar el acceso a una educación de calidad con igualdad de oportunidades, el acceso al agua potable y a la energía moderna, asequible y sostenible; acabar con la discriminación y la violencia contra las mujeres, etc., durante el período 2015-2030. Dicha Meta 7 tiene como fin: ?asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar, en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas?.

En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil   | Imagen 2Los niños deberían vivir como niños, jugando, formándose, siendo amados, cuidados, protegidos, mas no es así, pues aún hoy, en este siglo XXI, 152 millones de niños, entre 5 y 17 años, todavía se encuentran en situación de trabajo infantil, además la mitad de ellos llevan a cabo su trabajo en condiciones extremadamente peligrosas. Según Save The Children, en el África subsahariana nos encontramos los índices más elevados de trabajo infantil, en países como Camerún (47%), Somalia (49%), Guinea-Bissau (51%), Benín (53%) o Mali (56%). Entre 2012 y 2016, el trabajo infantil en la región aumentó de 21% a 22%, mientras que descendía en otras, siendo también la más alcanzada por la pobreza y los conflictos, factores que generan trabajo infantil.

No podemos olvidar que millones de niños y niñas son alcanzados por las peores formas de trabajo infantil. Miles y miles trabajan en los basureros de Nicaragua, México, El Salvador, Perú, Camboya, Egipto? recolectando hierro, cartón, vidrio, plástico, etc. Los niños se ven obligados a trabajar unas 12 horas al día a cambio de un dólar, y en condiciones insalubres que los hacen vulnerables a las enfermedades infecciosas. Familias enteras que llevan esta forma de vida durante varias generaciones, sin vislumbrar otras alternativas que no sea la de vivir en el vertedero, compitiendo con las aves de rapiña. Dramática también es la situación de los menores que trabajan en las minas como las de Bolivia o de la República Democrática del Congo, por poner un ejemplo. Según datos de Unicef, en el 2014 alrededor de 40.000 niños trabajaban en las minas del sur del Congo, dedicados principalmente a la extracción del cobalto. Este país africano tiene una enorme riqueza en cuanto a minerales y piedras preciosas, produce la mitad del cobalto del mundo, pero su población vive en la miseria; los niños trabajan sin ningún tipo de seguridad, y en riesgo de perder la vida solo por 1 o 2 dólares diarios.

Trabajar en situaciones que entrañan peligro para la vida atenta contra los derechos más elementales de los niños, lo dice el artículo 3 de la Convención de los Derechos del Niño. El artículo 3 del convenio Nº 182 de la OIT menciona como una de las peores formas de trabajo infantil ?el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños?; por lo tanto, podemos considerar el trabajo en las minas o en los vertederos como altamente nocivos para la salud y que entraña riesgo de muerte para los menores, solo por citar alguna de estas peores formas de trabajo. No menos importante es la actividad que realizan los niños que trabajan en la calle limpiando coches, lustrando zapatos, vendiendo golosinas u otros productos a altas horas de la madrugada, los cuales sufren violencia, abusos y son susceptibles de caer en la drogadicción, prostitución o la delincuencia. Otras de estas peores formas de trabajo infantil contenidas en este artículo 3, son ?Todas las formas de esclavitud, o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio, incluido el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados?. Prácticas que se ejercen en su totalidad, recordemos a los niños que, en la India, trabajan sin descanso, como esclavos del siglo XXI.

Gran porcentaje de estos niños no estudian; en tal sentido, no podrán acceder al mercado de trabajo en un futuro ni alcanzar un ingreso digno, ni una vida digna a la que todo ser humano tiene derecho. Alimentarán la pobreza secular que no se podrá paliar, por lo menos, si no tomamos conciencia de que su problema es el nuestro.

En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil   | Imagen 3En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil   | Imagen 4En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil   | Imagen 5En medio de este panorama, estimulante se torna la labor que continúan realizando distintas organizaciones. Por ello es interesante mencionar la información concentrada en ?El Atlas de Derechos de la Infancia y Empresas 2018?, una herramienta digital elaborada por Unicef y el Global Child Forum, que fue presentado en Estocolmo (Suecia), cuyo objetivo es analizar las relaciones entre los niños trabajadores y las empresas, de modo que ?las compañías, los inversores y la organización industrial tengan una visión clara de cómo sus acciones afectan a los derechos de los más pequeños?. En el mismo, la República Centroafricana obtiene la puntuación más baja entre los 50 casos objeto de estudio del atlas; encontrándose en situación similar en el informe ?Infancias Robadas?, de Save The Children, donde el trabajo infantil alcanza al 28% de la población infantil entre 5 y 14 años, solo superada por Malí, Angola y Níger. En el caso de España, ésta se encuentra ocupando la cuarta posición, al otro extremo de la clasificación, detrás de Francia, Croacia y Chile, según información del Atlas.

La OIT señala que en América Latina y el Caribe el trabajo infantil alcanza a unos 12,5 millones de niños entre 5 y 17 años, siendo Guatemala el país con mayor índice de niños trabajadores, unos 850.000, de los cuales el 43% ha abandonado sus actividades académicas.

Según Unicef, "Ya no es aceptable que una empresa se defienda con la excusa de haber comprado el producto en el mercado internacional y no saber qué prácticas esconde?. Y también señala que ?Hay cada vez más gobiernos que se interesan por estos temas y el Atlas brinda una base para empezar a trabajar juntos. Es evidente que existen otras maneras de llevar a cabo las estrategias empresariales, en las que los menores deben estar incluidos, así como también el cambio climático?.

Otro aspecto relevante en el Atlas es el de presentarnos los sectores más peligrosos en los que los niños realizan su trabajo, centrándose en cuatro sectores de actividad altamente negativos para la integridad de los menores. Entre ellos tenemos: 1) la industria de producción de ropa y calzado, donde aproximadamente 250 millones de niños están implicados (según Unicef), tanto ?como fuerza de trabajo (un 12% de los trabajadores menores de edad está empleado en la industria en general) o como consumidores (las sustancias químicas contenidas en algunos productos pueden representar una amenaza para su salud)?. 2) Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) emplean aproximadamente un millón de niños y niñas en la extracción de minerales y metales usados para producir teléfonos, televisores y ordenadores, cifra que va en aumento, así como en lo que se refiere a la sobreexplotación. 3) También se incluye la industria extractiva, que constituye un mayor riesgo de violencia sexual en las cercanías de proyectos a gran escala, vinculado con la pobreza y la elevada densidad de población por la afluencia de trabajadores de otras localidades. Muchos de los empleados de las minas o los transportistas de materiales suelen ser hombres alejados de su familia, lo que favorece la proliferación de prostitución de menores.

En el Atlas se encuentra información tomada en cuanto a la edad mínima para trabajar, el riesgo de explotación sexual, tráfico de menores, trabajo forzoso o peligroso, salarios, duración de los turnos, baja maternal, y se observa que se basa ?en indicadores como el marco legal y el compromiso del Estado con la defensa de los derechos de los niños, analizando el impacto para la infancia en el lugar de trabajo, en el mercado y en el entorno?. 4) Por último, considera que el sector alimentario es una industria que también utiliza a los niños, los cuales en muchos casos trabajan para sus familias sin percibir remuneración alguna. Además, se dice que, como consumidores, los menores se ven afectados por las campañas publicitarias que los estimulan a consumir productos ricos en azúcar y calorías y que son los responsables de las altas tasas de obesidad.

Esto es apenas un breve resumen de los mencionados informes que conviene revisar de una forma más profunda, pues éste es un tema que a todos nos atañe. Quizá en nuestro entorno el trabajo infantil no alcance cifras importantes, no obstante, puede ser que los menores estén siendo perjudicados, no como trabajadores, sino como consumidores. Además, es de conocimiento general que, menores oriundas de los países del Este, África y América Latina, llegan a nuestro país para ser prostituidas. Así es como tenemos muy cerca el fenómeno de la trata. La trata infantil es una de las peores lacras que azotan en el mundo, y que nos han hecho retroceder en cuanto a la erradicación de la esclavitud. Millones de niñas son vendidas con fines de explotación sexual, para realizar trabajos domésticos, o para ser utilizadas en zonas de conflictos, etc. También, indirectamente nos vemos afectados cuando consumimos productos en cuya elaboración participan menores, pueden ser chocolates o balones, entre otros. No podemos permanecer impasibles ante las cifras alarmantes.

Contamos con normas, objetivos, políticas, proyectos destinados a minimizar la incidencia de la conculcación de los más elementales derechos de los niños, pero no es suficiente, repetimos que es necesario el compromiso de los gobiernos en llevar a la acción medidas para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con los que se pretende acabar con la pobreza y proteger el planeta, permitiendo así garantizar los derechos de los niños a la salud, la educación, alimentación, protección en todos los sentidos, sin importar su origen, status económico y social, su género? Porque si persisten la pobreza y la extrema pobreza, las migraciones, los conflictos, el deterioro del medioambiente, a los niños y adolescentes de muchos puntos del globo terráqueo no les quedará otra alternativa que no sea la de trabajar para poder subsistir, ellos y sus familias.

Los niños son el futuro de un país, de toda la tierra, pero antes son el presente, y debemos garantizarles los medios para que lleguen a ser adultos de bien para sí y para los que los rodean. Es importante que haya un trabajo conjunto entre las instituciones, los sindicatos, las escuelas, familias, iglesia, la sociedad en general y los organismos de cooperación al desarrollo. Todos tenemos una responsabilidad. Debemos ser la voz de los más vulnerables e indefensos. Y también debemos trabajar y luchar por mantener el bienestar de los que no son blanco de esta lacra que es el trabajo infantil, esos niños que todavía tienen garantizada la educación, la sanidad, la alimentación, ropa, esparcimiento, valores? y quizá unas futuras pensiones.

A los que nos consideramos cristianos conviene recordar que, en nuestro ?Manual de instrucciones?, la Biblia, numerosas son las recomendaciones de Dios acerca de atender a los excluidos y menesterosos de nuestro entorno, es decir, a los menos privilegiados. La justicia social está presente en ella, de tal manera que no pase desapercibida. Y admirable es que nada más empezar su ministerio público, el propio Jesús presentó sus líneas programáticas, diciendo:

?El espíritu del Señor está sobre mí,

porque me ha consagrado

para llevar a los pobres

la buena noticia de la salvación;

me ha enviado a anunciar

la libertad a los presos

y a dar vista a los ciegos:

a liberar a los oprimidos

y a proclamar un año en el que

el Señor concederá su gracia? (Mateo 4.18-19)

Y también en el mismo Evangelio de Lucas, nos sorprende con un mandato contundente para su época y la nuestra: ?Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es para los que son como ellos??. Puso como ejemplo a los más pequeños, otorgándoles una valía sin precedentes. ¿Seremos menos nosotros?

Hoy es un día muy importante para pergeñar un futuro cargado de esperanza para los niños de todo el mundo, garantizándoles la niñez a la que tienen derecho. Parece imposible, pero todos juntos podemos marcar la diferencia en la vida de millones de niños. Gracias a todas las organizaciones y personas que se han embarcado desinteresadamente en esta lucha.

Texto y fotos: Jacqueline Alencar