"El calado de su obra, el contenido y la calidad de sus trabajos, su compromiso con el arte, la literatura, el periodismo, la libertad, Salamanca, España e Italia han dejado un rastro imperecedero"
Otro 31 de diciembre; los años, los lustros, las décadas, transcurren inexorablemente. Parece próximo el año 2006 cuando se inauguraba una exposición, en Alba de Tormes, conmemorando el 75 aniversario del fallecimiento de José Sánchez Rojas en Salamanca, en cuya organización participaron, entre otros, la Casa-Museo Unamuno, la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca y la Diputación salmantina. En el centenario resulta obligado organizar otra más amplia, a desarrollar en la ciudad de Salamanca, que muestre las distintas facetas de su actividad a lo largo de sus cuarenta y seis años de vida. Y lo es porque cada vez son menos los que, de un modo u otro, conocieron personalmente a este autor unamunesco y salamanesco que ha dejado su huella en la historia del periodismo, de la bohemia, la literatura y la traducción de obras italianas.
A pesar de todo, el calado de su obra, el contenido y la calidad de sus trabajos, su compromiso con el arte, la literatura, el periodismo, la libertad, Salamanca, España e Italia han dejado un rastro imperecedero. Sus relaciones literarias son innumerables; entre otros, con Unamuno, los hermanos Machado, Azorín, Emilia Pardo Bazán, Armando Palacio Valdés; con los italianos Beccari, Papini, Croce, Puccini, Carducci… Las tendrá con el arte a través de Juan Cristóbal, Gustavo de Maeztu y su gran amigo Julio Romero de Torres. En el terreno político, con Unamuno, Indalecio Prieto o Julián Besteiro. Se enfrentará con los aliadófilos en la Primera Guerra Mundial, criticará la censura, la monarquía, la dictadura…
Siempre empleará con maestría su mejor aliada: la palabra, ya sea escrita en artículos, semblanzas, paisajes, crónicas, o hablada en discursos, conferencias, mítines, emisiones radiofónicas, incluso en algún cuplé en memoria de Tomás Bretón. Llevará en su pluma y en sus labios a su tierra, Alba y Salamanca, la región leonesa, España, y a sus amigos, en especial sus maestros, Unamuno y Dorado Montero allá donde vaya, sea Italia, Francia, Suiza o donde lleguen sus escritos: Gran Bretaña, Italia, Portugal, Estados Unidos o Hispanoamérica.
Sí, Sánchez Rojas es un Quijote bohemio español, un Quijote peculiar, sanchezrojiano, que convierte en lema las palabras del universal: “las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidos son ataduras que no dejan campear el ánimo libre”. Libre, ligero de equipaje recorrió la vida y los caminos de España teniendo siempre presente su Salamanca y a los suyos, siguiendo un lucerito saltón y corredor que le guio a la eternidad.
Miguel Ángel Diego Núñez, autor del libro 'Regionalismo y regionalistas leoneses del siglo XX (una antología)'