Cuando tenía 25 años y trabajaba como Guardia Civil en San Sebastián, sufría un atentado en el que fallecía uno de sus compañeros y amigo, además de resultar heridos de gravedad otros tres y un niño
"El 16 de marzo de 1.991 me impusieron ser víctima del terrorismo cuando tenía 25 años, y a la vez impusieron la fecha en la que tenía que morir mi amigo y compañero Luis Aragó Guillén.
En dicho atentado también fueron heridos de gravedad mis compañeros José Carlos Casillas Hernández, Miguel Ángel García Morillas, el niño Diego Montes Calle y su padre Diego Montes Mentol.
Ese día, a las 15,55 horas, cuando regresábamos de comer del restaurante La Espuela, en el barrio de Eguía de la capital guipuzcoana, frente al campo de fútbol del paseo Txibili de este barrio y parte posterior del cementerio de Polloe, explotó una nevera de camping de plástico de color verde, adosada a una farola con cadenas. Estaba compuesta por diez kilos de amonal y metralla, consistente en varillas metálicas y rodamientos.
Fueron los terroristas del Comando Donosti, desde el Cementerio de Polloe, y utilizando el sistema de iniciación por radio-control, quienes activaron dicho explosivo, al paso obligado del coche para ir a nuestro destino, el acuartelamiento de Inchaurrondo.
Recuerdo que iba hablando con Luis, cuando de repente todo se quedó en blanco para mí, un pitido intenso en mis oídos, y mi puerta, la del conductor, se abrió a 180 grados por la presión de la onda expansiva.
Desde el impacto hasta que el coche paró, transcurrieron unos segundos y el impacto de la bomba nos lanzó a unos cuarenta metros.
En este trayecto pude tirarme del coche. Todavía pienso que, si al tirarme la trayectoria del coche hubiese sido de derecha a izquierda, en vez de izquierda a derecha, el mismo me hubiera arrollado.
A partir de ahí todo fue un auténtico caos, mi mano derecha destrozada, colgando literalmente; mi pierna izquierda abrasada; descalzo; Luis en el coche apoyado sobre mi lado, me dijo que estaba bien, pero falleció casi al momento, tenía todo el impacto en la cabeza y su parte derecha estaba destrozada, él salvó mi vida.
Mis otros dos compañeros tumbados, uno en el suelo y el otro en la parte posterior del coche gritando de dolor y lamentándose.
Recuerdo al padre de Diego asistiendo a su hijo tumbado en el suelo y el niño gritando y llorando.
Recuerdo, y me duele en el alma, como un policía municipal aparcó su moto a unos cincuenta metros de nosotros cortando la circulación, y después de mucho suplicar que nos ayudara, no fue capaz de acercarse para socorrernos, se limitó a estar junto a su moto mientras nosotros nos moríamos o creíamos morir. Siempre he pensado por qué no nos quiso socorrer, habría bastado con que hubiera pronunciado unas palabras de tranquilidad en lo que llegaba la asistencia médica.
Acto seguido, contemplé, como subido en la acera izquierda venía un coche a toda velocidad, pensé que venían a rematarnos, yo llevaba mi arma reglamentaria en el cinturón, una pistola PK de 9 mm. Esta es nuestra última opción de poder salvar la vida, ¡eso fue lo que pensé! Pero las personas que salían del coche, desaforadas, me dijeron que eran compañeros. No hace mucho, uno de los que integraban ese grupo, me recordaba todavía lo que allí podía haber pasado, y afortunadamente eran de los míos, los buenos, los que dan la vida por nada, bueno si, por los demás.
Y, por último, me entristece recordar que a los pocos días de nuestro atentado y del asesinato de Luis Aragó Guillén, la Real Sociedad y el Sevilla hicieron en el antiguo campo de Atocha un partido homenaje al niño Diego Montes Calle para que se recuperara pronto de sus lesiones. En aquel acto no hubo ninguna mención a la pronta recuperación de los Guardias Civiles heridos en dicho atentado y tampoco se guardó un minuto de silencio en memoria del Cabo 1º fallecido, Luis Aragó Guillén".
Es el estremecedor testimonio de Pedro Samuel Martín García, una de las más de 40 víctimas salmantinas de la violencia de ETA, que en la actualidad es conocido por su labor política como alcalde de Carbajosa de la Sagrada, donde cumple su tercera legislatura consecutiva.
Nacido en San Sebastián, donde su padre trabajaba como Guardia Civil especialista fiscal en la frontera, llegó a Macotera con solo dos años, ya que su progenitor fue destinado a esta localidad.
¿Cómo fue su vida allí?
En este pueblo de Salamanca pasé los momentos más bonitos de mi vida. Allí encontramos gente amable y cariñosa. Los amigos que hice son los mismos que tengo ahora, los de verdad, los que están para todo. Sigo disfrutando de ellos. En Macotera fui al colegio, jugué al fútbol de portero en Regional… y también bailé en la discoteca Acuario.
Mi ilusión desde niño y mi vocación era ser militar o Guardia Civil. Después de pasar por el instituto y terminar el Bachillerato, me dediqué a prepararme para poder ingresar en la Academia Militar o en la Guardia Civil.
Cuando lo conseguí y después del curso de formación, fui destinado a los GRS (GRS nº1 Madrid), unidad de élite de la Guardia Civil.
Después de dos años de mi paso por esta unidad, me mandaron a la Comandancia de San Sebastián, y cerca de donde nací, a no muchos metros, casi dejo mi vida.
Allí después de un año, habiendo aprobado el curso de ascenso además de haber realizado las pruebas de la Casa Real, y cuando me quedaba menos de un mes para retornar al GRS, sufrí el atentado perpetrado por la Banda Terrorista ETA.
¿Ha logrado superar las consecuencias psicológicas de aquella experiencia del atentado?
Los años siguientes al atentado fueron muy duros, la actividad constante de los terroristas me hacía estar recordando permanentemente el hecho tan traumático de haber pasado por ello. Era un continuo desasosiego, un bucle permanente.
Recuerdo que en pleno proceso de recuperación María Jesús González y su hija Irene Villa sufrieron el atentado. Este hecho me dejó en un estado que no soy capaz de explicar, otra vez mucho dolor.
Mi familia y mis amigos han sido dos pilares importantes para ir normalizando mi vida, aunque es imposible del todo.
Lo peor es que ahora vemos que quienes deberían cuidarnos y protegernos están más preocupados en negociar con los terroristas, blanquearlos, acercarlos a las cárceles vascas sin ningún tipo de arrepentimiento, mientras las víctimas del terrorismo seguimos con el desasosiego y la impotencia de ver todo eso.
¿Sigue recordando detalles de ese día?
Recuerdo literalmente desde que salimos de comer del restaurante hasta que me llevaron a hospital, hay una secuencia nítida de todo en mi cabeza que es imposible de borrar.
¿Cómo cambió su vida?
Mi vida dio un giro de 360 grados, todas mis expectativas profesionales y sueños se quedaron allí, en ese fatídico 16 de Marzo de 1991 donde mi amigo y compañero Luis perdió la vida. Ahí empezó también la segunda etapa de mi vida. Siempre agradecido a Luis y a todas las víctimas del terrorismo que dieron la vida por defender la unidad de España y nuestra libertad. Por eso siempre defenderé su memoria y pediré justicia para todos ellos.
¿Qué pasó con los autores de esos crímenes?
Mi atentado es uno de los 377 que están aún sin esclarecer, pero no decaigo en el empeño de dar con los autores para que paguen por ello, la vida de Luis y las secuelas de todos nosotros deben de tener justicia, que no venganza, que se entienda bien.
Pedir justicia es pedir que se cumplan las sentencias y las condenas por todos los atentados tan atroces que hemos sufrido y padecido todos los españoles
¿Se ha planteado alguna vez la opción del perdón a etarras arrepentidos?
No, respeto a quien piense lo contrario, aunque tengo que decir que no conozco a casi ningún terrorista que se haya arrepentido de los atentados cometidos, al contrario, la mayoría no lo hacen, ni colaboran con la justicia para esclarecer los atentados perpetrados. Recuerdo no hace mucho en una de las intervenciones de los herederos de ETA en el Parlamento que dijeron literalmente: "Estamos aquí porque no nos han vencido y no nos han domado". Más claro…. Siguen defendiendo lo mismo por lo que nos mataron y lo peor, nuestro Gobierno lo está permitiendo.
¿Cuándo empezó su vinculación con la AVT y cuál fue su experiencia en esta asociación?
Prácticamente desde que tuve el atentado. Se pusieron rápido en contacto conmigo para ofrecerme todo lo que pudiera necesitar en ese momento, que era mucho, ayuda psicológica y jurídica. Fueron los que se preocuparon de mi y de mi familia desde los primeros días, también quiero agradecer enormemente a mis compañeras viudas de Salamanca, que enseguida me acogieron en su grupo de café de los miércoles. Con ellas compartí experiencias y, sobre todo, encontré consuelo.
Con el tiempo y después de algunos años en los que Salamanca ha contado siempre con delegado de la AVT, fue cuando mis compañeros víctimas del terrorismo me propusieron para sustituir en ese puesto a Francisco Villoria, así que accedí.
En aquel momento ejercía la presidencia Nacional Francisco José Alcaraz, con el que desde el primer momento tuve una muy buena relación personal, que hoy mantengo. En aquella época la AVT tenía un grupo humano de delegados regionales y personal de la Asociación digno de alabar.
En aquel momento nos tocó ejercer un protagonismo involuntario a nivel nacional por la negociación del Gobierno de Zapatero con ETA. Se promovieron muchas movilizaciones en contra de ella y aquella ¨Rebelión cívica¨ cuajó tanto en la sociedad que fuimos capaces de parar algo indigno para las víctimas y para todos los españoles. No podíamos permitir que el Estado de derecho claudicara ante los terroristas y todos sabemos que de cualquier negociación todos deben salir beneficiados.
En esa etapa de mi vida lo di todo por defender la memoria, la dignidad y justicia para las víctimas del terrorismo. Fueron años bonitos por la gente que conocí y el trabajo que hicimos. Daría para escribir un buen rato, me sentí enormemente satisfecho por lo que estaba haciendo, pero también he de reconocer que sufrí el mayor desgaste emocional de mi vida, pero mereció la pena. Si ahora todas las víctimas estuviéramos unidas para exigir que no se negocie con terroristas, o quien los justifica, otro gallo cantaría.
¿Qué queda por hacer en relación con las víctimas?
Todo. Que los Gobiernos no nos traicionen, que nos respeten, no pueden estar acudiendo a homenajes por un lado y, por otro, insultándonos con los guiños a quienes jalean, amparan y homenajean a los terroristas.
No podemos permitir que haya interés político y desde las instituciones por blanquear a los terroristas. No se puede decir que Otegui es un hombre de paz, no podemos olvidar lo sucedido en la Comunidad Autónoma vasca y en el resto de España durante tantos años.
Se ha sufrido y derramado demasiada sangre para tener la libertad de la que disfrutamos. Todos los que murieron merecen todos los respetos, cosa que no hacen. Y aquí estamos nosotros, viudas, huérfanos, mutilados, heridos y un sinfín de buena gente, no podemos permitir que se apague la llama del recuerdo y de la memoria, si así fuera, tendríamos que hacérnoslo mirar, un país sin memoria es un país sin futuro, la memoria nos sirve para avanzar y aprender del pasado.
Diez años después del fin de ETA, ¿ha cambiado su análisis de aquella trágica historia de nuestro país?
Lo he dicho antes, y me reitero, los cachorros de ETA que están ahora en las instituciones nos lo recuerdan todos los días cada vez que suben al estrado, es amenaza tras amenaza.
En el País Vasco aun no puedes expresarte con libertad, te siguen acosando si no piensas como ellos, lo único que ahora no pegan tiros en la nuca ni ponen bombas, porque la Guardia Civil y la Policía Nacional han terminado con todos los pistoleros, no nos equivoquemos, no les ha quedado otra. Lo triste es que un Gobierno se sustente y se encuentre cómodo con todos ellos. Algo se está haciendo mal.
¿Le preocupa la polémica sobre el relato de aquellos hechos, según quien los cuente?
Me preocupa que quien tiene que trabajar para que el relato sea el real esté intentando blanquear a los terroristas, y por puro interés político, quieran olvidar lo sucedido. Me produce rabia e impotencia.
Ojalá la historia a todos estos que están en ello les ponga donde deben estar, porque están más preocupados de desenterrar a antiguos muertos y enterrar a las víctimas más recientes.
Para nosotros no hay memoria, no interesa. Es triste ver una vez más que hay alguien que es capaz de tirar por tierra la memoria de los que dieron sus vidas por este estado de derecho y la libertad que todos nosotros disfrutamos.
¿Por qué es importante que las nuevas generaciones sepan lo que pasó, que le gustaría decir a los jóvenes sobre ello?
Es muy importante que las generaciones actuales y las venideras sepan la realidad de lo que sucedió en nuestro país, que una banda de terroristas durante muchos años tuvo en jaque a todo España; que al principio los objetivos de los terroristas eran policías, guardias civiles y militares en el País Vasco; que hubo una diáspora y muchos vascos tuvieron que dejar sus casas y familias por las amenazas; que llegó un momento en que los atentados eran indiscriminados y murieron muchos civiles, niños; todos fuimos víctimas potenciales de los terroristas de ETA.
Es muy importante que los centros educativos, en sus contenidos curriculares, traten el terrorismo, por lo que ha sido, por lo que es y las consecuencias del mismo. Yo estoy participando en un programa del Ministerio del Interior y que la Junta de Castilla y León ha puesto en práctica ya desde hace algún año para alumnos de 4º de la ESO. Son charlas en las que cuento mi experiencia personal como víctima del terrorismo y todo lo relacionado con el terrorismo.
Me sorprende mucho ver que los chavales no sepan quiénes fueron Miguel Ángel Blanco, Ortega Lara o Irene Villa. Intento explicarles quiénes son y la historia de cada uno.
La verdad que es impresionante lo que te preguntan después, en algunos sitios el tiempo se nos queda corto y han vuelto a pedir nuestro testimonio. En esta tarea también estaba mi querido amigo Juanjo Aliste que nos dejó no hace mucho y también mi querido amigo y compañero, Luis Heredero.
Quiero aprovechar estas líneas para felicitar a la Junta por poner en marcha esta iniciativa tan necesaria para que nuestros jóvenes sepan la verdadera historia del relato.
Tiempo después inició su trayectoria política. ¿Cómo fue aquel cambio?
Creo que soy una persona muy afortunada, y he tenido mucha suerte en la vida, el destino me llevó a la política por casualidad y aquí estoy como alcalde de mi pueblo, Carbajosa de la Sagrada. Catorce años dan para mucho, el día a día es un aprendizaje continuo, me apasiona lo que hago y me hace sentir realizado por contribuir a la transformación de esta localidad.
Espero que al final de mi vida política me recuerden como un vecino honrado, trabajador y que puso su grano de arena para contribuir al crecimiento de Carbajosa, y que siga siendo el mejor pueblo para vivir y para invertir.