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Ramiro Mayor o cómo brillar en la sombra
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Ramiro Mayor o cómo brillar en la sombra

Actualizado 30/11/2021
Chema Díez

El periodista Chema Díez ofrece su visión sobre el rendimiento de Unionistas y destaca la importancia del central

Unionistas sigue una semana más en puestos de privilegio, esos que dan derecho a jugarse en un play off el ascenso a Segunda División. Todo ello por sumar un nuevo partido sin perder y llevarse un punto de un campo histórico como El Sardinero frente al Racing de Santander.

Y lo hizo, entre otras muchas cosas, gracias al trabajo colectivo y a la oscura y efectiva labor de alguien que nunca falla, para el que no hay jornadas de descanso en la oficina; alguien que siempre está.

No atrae los focos, ni se lleva las portadas ni los titulares, pero nunca se esconde y su efectividad es máxima. Ramiro Mayor se ha convertido en una pieza clave en Unionistas desde su llegada, siendo capital la pasada campaña en el ascenso a Primera RFEF, al igual que ésta para ayudar a que el equipo continúe en la zona noble de la clasificación.

Con Hernán Pérez en el banquillo, Ramiro Mayor (09-05-1991, Zaragoza) jugó casi todo y se perdió únicamente 120 minutos de los 2.160 que disputó Unionistas en la extraña temporada de la pandemia, que casi se nos ha olvidado ya.

Por su parte, en la actual campaña con Dani Mori al mando, el maño sigue por el mismo camino y es el único jugador, junto a Salva de la Cruz, que ha jugado todos y cada uno de los minutos en los primeros 14 partidos de Liga, para un total de 1.260.

¿Por qué? Porque es un baluarte a balón parado y en el juego aéreo, defiende a la perfección los centros laterales, manda y ordena a la defensa, corrige a sus compañeros y porque es un central duro y expeditivo, que no violento. Todo ello acompañado de algo cada vez más importante en un deporte como el fútbol: saber estar en lugar oportuno en el momento indicado. O lo que es lo mismo, la colocación.

Ramiro Mayor ya dejó impronta del central que era cuando aterrizó en el Guijuelo en la temporada 2015-16, donde fue un fijo tras jugar 34 partidos de liga en el eje de la zaga, mostrando las mismas características que ahora. Pero, el paso de los años le ha dado ese punto de madurez y saber estar en el terreno de juego, que le hace estar alejado de los focos y militar en la sombra, pero a la vez brillar con luz propia.

Y eso, en el mundo del fútbol y en una categoría como la Primera RFEF no es tarea nada fácil; que se acuerden de ti cuando no estás, es una señal más que positiva.