Hace poco más de un siglo, la ciudad murciana de Cartagena decidió realizar un imponente monumento de homenaje a uno de sus hijos más ilustres, Isaac Peral, inventor del primer submarino funcional de la historia, para cuya construcción la ciudad de Béjar quiso aportar su granito de arena.
Previamente, y dada la grandiosidad del proyecto, los costes del proyecto evidenciaron que Cartagena no podría construir por sí sola el monumento, por lo que el consistorio cartagenero decidió en 1918 pedir colaboración a otros ayuntamientos de España, entre los que se incluyó el de Béjar.
Por ello, en el pleno municipal de Béjar del 28 de mayo de 1918 se debatió la circular, enviada por el alcalde de Cartagena, mediante la cual se invitaba a contribuir para la construcción de un monumento que honrase la memoria de Isaac Peral. Ante dicha propuesta, Béjar no quiso quedarse al margen y dicho pleno municipal aprobó por unanimidad aportar la cantidad de diez pesetas de la época para la erección de dicho monumento.
Por otro lado, si bien cabe reconocer que la cantidad aportada por el consistorio bejarano no era precisamente elevada (sino más bien baja), ha de recordarse el momento en el que llegó dicha propuesta, con las arcas municipales prácticamente en bancarrota, tras meses enfrentándose a una crisis de subsistencias, marcada por la escasez y la carestía de los alimentos de primera necesidad.
Una difícil situación del erario bejarano que se evidenciaba, por ejemplo, en el hecho de que el consistorio hubiese abierto, a inicios de 1918, dos tiendas municipales para vender bienes básicos a un precio asequible a las clases pobres de la ciudad, así como en el hecho de que acometiese la compra de 1.247 arrobas de patatas en marzo de dicho año, para que pudiesen asumir su compra las personas con menos recursos de la ciudad.
Esta necesaria implicación del ayuntamiento de Béjar en la cuestión de las subsistencias hizo que la deuda municipal aumentase considerablemente, al tener que vender el consistorio bienes por debajo del precio de adquisición, como mostraban, por ejemplo, las cuentas presentadas al pleno el 21 de mayo de 1918 sobre la mencionada compra (y posterior venta) de patatas.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Béjar, con más voluntad que medios, quiso contribuir (y dio el paso para hacerlo) a la construcción de un grandioso monumento a Isaac Peral en Cartagena, si bien el propio consistorio bejarano, consciente de su dura situación financiera en aquel momento, quiso trasladar a las autoridades cartageneras que desde Béjar se lamentaba "muy mucho no poder destinar a tan patriótica obra mayor cantidad, cual fueran sus deseos por impedírselo la angustiosísima situación porque atraviesa su Hacienda municipal".
En todo caso, pese a los esfuerzos, finalmente el monumento proyectado para Isaac Peral no llegó a realizarse, pese a que sí se había llegado a aprobar a finales de 1916 su proyecto de construcción, obra del escultor Manuel Jorreto y del arquitecto Francisco Reynals, designándose como maestro de obras para su construcción Severiano Montolo en 1917.
Y es que el monumento, impulsado por el Ayuntamiento de Cartagena aprovechando el traslado de los restos del científico, militar e inventor a su ciudad natal, acusó desde el principio un grave problema de falta de financiación. Y ello, a pesar de que el escultor que lo diseñó renunció a cobrar por ello, buscando reducir las necesidades económicas y favorecer que se pudiese ejecutar. Fue precisamente esta falta de financiación la que motivó que, en mayo de 1918, la junta local encargada de que se construyese el monumento aprobase la apertura de una suscripción que permitiese dotar de los fondos necesarios al proyecto, a través de la cual se cursó la mencionada invitación al ayuntamiento de Béjar.
Sin embargo, ni tan siquiera con los fondos recaudados de otros ayuntamientos de España pudo lograrse la financiación necesaria, de modo que, finalmente, el grandioso monumento proyectado en honor a Isaac Peral no llegó a ver la luz. Ante esta paralización definitiva, en mayo de 1925 la viuda de Isaac Peral, Carmen Cencio, señaló en una carta enviada al diario ABC la necesidad de erigir un monumento en honor a Peral. No obstante, el monumental proyecto del escultor Jorreto, para el que aprobó Béjar contribuir con 10 pesetas en 1918, ya nunca se retomó.
Pese a ello, hoy otro monumento, menos imponente que el diseñado entonces y ya sin la participación bejarana, recuerda la figura de Isaac Peral en Cartagena, mientras que el submarino Peral se encuentra también 'monumentalizado' en dicha ciudad, homenajeando a uno de los más importantes inventores españoles, a cuyo ensalzamiento quiso contribuir el municipio de Béjar en el año 1918.
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