"El vínculo más basico que tenemos en común, es que todos vivimos en este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire, todos valoramos el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales" (Jhon Fizgerald Kennedy)
Apenas vemos vacas en la ciudad, hemos de acercarnos a los pueblos, salir al campo para saber de estos rumiantes, aunque cada día seamos alimentados con sus productos. Sin embargo, según dicen los expertos, estudiosos, analistas y laboratorios universitarios, se pronuncian, diciendo que: "Las vacas, contaminan más que los automóviles". Ahora, que se están adoptando medidas para sacar al coche de las ciudades, pagar por los aparcamientos, por circular por algunas zonas, y nos anuncian nuevo impuesto al diesel, es decir: "Todos contra el coche". Y, a seguir pagando el impuesto de rodaje, manteniendo compañías de seguros, talleres, I.T.V, multas, y el rosario de cargas económicas a que está sometido, nuestro vehículo? Todo, esto y más cosas que se le pueden añadir. Todo hasta que dejemos de utilizarlo, y comiencen a cerrar algunas fábricas, -luego ya veremos- o quizá no lo veremos.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el sector ganadero es uno de los principales responsables del efecto invernadero en el mundo. También afectara al suelo y los recursos hídricos. La ecología contra la ganadería? Una nueva y sorprendente batalla irrumpe en el frente ambiental: reducir el consumo de carne en los países ricos será un método rápido y eficaz para que cada ciudadano contribuya a frenar el calentamiento global. Menos consumo de carne implicara menos cabaña y menos emisiones. Pero la propuesta, apoyada por celebridades como Paul McCartney, choca con la tendencia creciente del consumo de carne en todo el mundo, al que se apuntan las regiones emergentes como señal de la riqueza conquistada. Se sabía que abusar de la carne no es saludable. Ahora, además, no es verde. ? Y, dicen los eruditos que:
"Engullir un kilo de vacuno contamina igual que un viaje de 250 kilómetros"
"Para alimentar a los animales es necesario deforestar grandes extensiones"
"España empezó a abandonar en 1984 los patrones de la dieta mediterránea"
"Para prevenir el cáncer no hay que sobrepasar los 500 gramos semanales"
La campaña se ha puesto en marcha en el Reino Unido con el lema. Lunes sin carne. El objetivo: convertirse en vegetariano un día a la semana para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Según el ex Beatle, es una forma de contribuir individualmente y sin grandes esfuerzos a la batalla contra el calentamiento global. La carne se puede medir en emisiones de CO2: engullir un kilo de vacuno equivale a viajar 250 kilómetros en coche. La vaca está en el punto de mira de los ecologistas no sólo por el CO2 que emite a través de su sistema digestivo. También porque para su alimentación se deforestan grandes extensiones de terreno. En defensa de la vaca acude el sector ganadero, nada menos que 1.300 millones de personas en el mundo, y la demanda del consumidor, que pide más filetes.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) calcula que el sector ganadero emite más gases de efecto invernadero -el 18%, medido en su equivalente en dióxido de carbono- que el sector de los transportes. De ese porcentaje, buena parte corresponde al gas metano, con un potencial de acumular calor 23 veces mayor que el CO2. El sistema digestivo de los rumiantes, especialmente las vacas, hace que estos animales emitan metano a través de eructos y pedos. Además, grandes extensiones de tierra, sobre todo en América Latina, han sido deforestadas para convertirlas en pastos o producir forraje para alimentar al ganado. Y el estiércol genera óxido nitroso, con un potencial 296 veces mayor de calentamiento global que el CO2.
La carne y la leche son símbolos de bienestar. Los países en desarrollo no quieren quedarse fuera y comienzan a emular los hábitos alimenticios occidentales. En China e India ya se bebe leche y se come carne de vaca. Es más, el consumo de carne en el mundo se multiplicara por dos a mediados de este siglo, según la FAO. Por el lado de la oferta, una drástica reducción del consumo será también problemática: "Un granjero puede alimentar a 30 personas durante un año con una hectárea de terreno si produce vegetales, frutas y cereales. Si la misma área se utiliza para producir huevos, leche o carne, el número desciende a entre cinco y 10 personas". "No es una buena recomendación a escala global, porque los países pobres deben aumentar el consumo de carne en sus dietas. En los países ricos, sin embargo, se come demasiada carne. España no es una excepción. Unos 121 kilos al año, según la FAO, más que cualquier otro país europeo. Desde los años sesenta, cuando se tienen los primeros datos, el consumo no ha parado de aumentar. "Hasta 1984 la dieta en España seguía prácticamente al pie de la letra los patrones de la dieta mediterránea, de la que nos estamos alejando progresivamente, porque ingerimos menos hidratos de carbono y más proteínas, es decir, menos legumbres y pan y más alimentos proteicos como la carne. "Aunque la carne, en su justa medida, es muy necesaria". Para reducir el riesgo de padecer cáncer, el consumo no debería ser mayor de 500 gramos a la semana.
No contaminan igual las vacas, los cerdos o los pollos. "Un cuarto de las emisiones del sector son de los rumiantes, sobre todo de las vacas". "Por un kilo de proteína de carne de vaca, se producen entre tres y cuatro veces más gases de efecto invernadero que con la misma cantidad de proteína de carne de pollo. Tampoco todas las vacas son iguales si hablamos de gases de efecto invernadero. Las vacas lecheras expulsan el doble de metano. Y las que tienen terneros, todavía más. "Entre 200 y 250 kilos al año. Nos preguntamos si ambas cosas, la presencia de muchas vacas y la mala calidad del aire podrán estar relacionadas, y encontramos que sí, parcialmente". El estiércol contiene amoníaco que, combinado con los gases emitidos por los coches, "da lugar a unas pequeñas partículas que contaminan el ambiente".
En todo caso, la defensa de los productores va más allá de las cifras. Opinan que "el tema se está sacando de quicio". Es ridículo pensar que comer menos carne va a solucionar el tema del cambio climático. Se coarta a la gente en su alimentación, y luego no se cuestiona el modelo consumista de energía en el que vivimos". Y rematan "Seguro que Paul McCartney no se plantea la utilización del aire acondicionado, o los viajes en avión y jet privado al otro lado del mundo. Hay mucha demagogia"? Eso sin duda?
Fermín González salamancartvaldia.es blog taurinerías
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