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La Virgen del Rosario protagoniza la 1ª procesión callejera en Miróbriga desde que estalló la pandemia
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La Virgen del Rosario protagoniza la 1ª procesión callejera en Miróbriga desde que estalló la pandemia

Actualizado 03/10/2021
David Rodríguez

El recorrido procesional, más corto de lo habitual, se desarrolló con rapidez y sin incidencias

Las procesiones religiosas han vuelto a las calles del núcleo urbano de Ciudad Rodrigo (dejando a un lado la procesión motorizada de la Parroquia de San Cristóbal, que no ha dejado de hacerse): en la mañana del domingo el Arrabal del Puente vivió el tradicional desfile de la Virgen del Rosario, que se ha convertido así en la primera imagen religiosa en pisar la calle desde que estalló la pandemia del coronavirus en marzo de 2020 (el pasado mes de septiembre ya procesionó la Virgen de la Soledad, aunque sólo por el interior de la Catedral).

Curiosamente, hubo cierto riesgo a 'última hora' de que la Virgen del Rosario no pudiera salir a la calle en la mañana del domingo como estaba previsto, aunque no por ningún motivo relacionado con la pandemia, sino por la meteorología. Las previsiones llevaban días anunciando lluvia para el domingo, y se cumplieron, amaneciendo Ciudad Rodrigo con un gran chaparrón. Por suerte, la mañana fue escampando, y a la hora del desfile, no solo no llovía, sino que ni siquiera había nubes, de tal modo que la Virgen procesionó acompañada del sol.

Ese desfile procesional fue más corto de lo habitual: si tradicionalmente se da una vuelta bastante amplia por el Arrabal del Puente, este año la salida se limitó a la Plaza del Toral, donde se dio una vuelta lo más ordenadamente posible porque, como señaló a los fieles el párroco Prudencio Manchado en la misa previa, "si nos aglomeramos, mañana estamos en todos los medios como ejemplo de gente incivilizada, y no queremos eso para Santa Marina", remarcando que al tratarse de la 1ª procesión, el comportamiento era clave para que "nadie nos pueda decir que no se pueden hacer procesiones".

De este modo, lo que se hizo para mantener el orden fue que los fieles configurasen dos filas (encabezadas por los sacerdotes que habían acudido a ayudar, el expárroco Domingo Peinado y Joaquín Galán) antes incluso de que saliese del templo la imagen de la Virgen del Rosario, que procesionó con las mayordomas de este año justo delante suyo: Mercedes Sierra y Laura Risueño.

El recorrido se desarrolló sin incidencias, intentándose guardar en las filas cierta distancia de seguridad entre los fieles, mientras que la Virgen fue portada entre las filas por todos aquellos que quisieron. A nivel político, en esta ocasión la procesión sólo contó con la asistencia de dos concejales: José Manuel Jerez (que es presidente de las Cofradías de la Parroquia de Santa Marina) y Ramón Sastre, que también portó la Virgen.

Dada la breve vuelta a la Plaza del Toral, se regresó a las puertas del templo, donde se rezó una Salve antes de introducir la imagen de la Virgen. En ese momento, Prudencio Manchado dio la enhorabuena a todos los participantes en la procesión, porque habían sido "ejemplo de civismo", pidiéndoles un aplauso para ellos mismos. Además de lanzarse un ¡Viva! a la Virgen del Rosario, el párroco también dio "gracias a Dios y a nuestra Madre, porque tal y como amaneció esta mañana con la lluvia...".

Introducida la imagen en el templo, llegó el momento de hacer la tradicional rifa, recayendo la tarta y el roscón en el número 3.917; el cordero y la caja de vino en el número 4.010; y la cesta de fruta y la caja de champán en el número 3.033. La celebración de la mañana del domingo debería haber concluido siguiendo la tradición con un convite a las puertas de la Iglesia, pero se sustituyó por la entrega a todos los files según salieron del templo de una bolsita con dulces, junto a una estampa. Asimismo, aquellos que quisieron pudieron adquirir durante la mañana las últimas roscas que quedaban.