Miércoles, 17 de abril de 2024
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Yo soy el que decide mi destino
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Yo soy el que decide mi destino

Actualizado 09/09/2021
Redacción

Creo que la mejor forma de encontrar la paz interior sería empezando a respetar tus propios sueños y dejar de lado lo que piensan los demás sobre ti.

Quiero contaros una historia que leí el otro día, y que invita a que nos planteemos ser los conductores de nuestra propia vida:

"Carlitos llega a la escuela, ese día la profesora recibió a todos los niños y les dijo: Hoy vamos a pintar. Carlitos se puso muy contento, pensó para sus adentros, «me parece genial, me encanta pintar», a continuación, sacó las pinturas y rápidamente se puso a hacer monigotes, a pintar carritos que era lo que más le gustaba hacer. La profesora le dijo: un momento, empiecen a pintar sólo cuando yo lo ordene, Carlitos esperó la orden.

Acto seguido la profesora dijo: Ahora pueden empezar, pero hoy vamos a pintar flores. Carlitos se dijo para sí: ¡uyyy, genial!, también me encanta pintar flores y pintó una margarita. Pero la profesora le dijo: No, no, hoy vamos a pintar rosas, no vamos a pintar margaritas. Carlitos inmediatamente hizo una rosa con tallo negro y pétalos amarillos, ¡bellísima le quedo! Pero la profesora inmediatamente dijo: No, vamos a pintar rosas de tallo verde y pétalos rojos. Carlitos la hizo, le quedó muy bien y le gustó como le quedó su rosa.

Al día siguiente la profesora dijo a los alumnos: Hoy vamos a jugar con barro. Carlitos saltó de alegría e inmediatamente empezó a hacer muñecos hasta tanto la profesora dijo: No, no, empiecen sólo cuando yo lo ordene. Carlitos esperó. A continuación, la profesora dijo: hoy vamos a hacer platos. Inmediatamente Carlitos empezó a hacer platos pequeños, platos grandes, y la profesora dijo: No, no, vamos a hacer platos hondos como éste que estoy dibujando aquí. A continuación, Carlitos hizo el plato hondo, le quedó muy bien y él quedó muy contento con lo que había hecho.

Unos meses más tarde el padre de Carlitos fue trasladado a otra ciudad. Cuando Carlitos llegó al nuevo colegio la profesora le dijo el primer día: Niños, hoy vamos a pintar. Carlitos se dijo internamente: ¡Maravilloso! Y esperó. Al buen rato y dándose cuenta de que sus compañeros estaban dibujando dijo: ¡Hey! Profesora, usted no ha dado la orden de empezar. La profesora respondió: No, yo no tengo que dar ninguna orden. Fíjate que los otros niños ya están dibujando. Carlitos le preguntó a la profesora: sí señorita, pero ¿qué pinto? La profesora respondió: Tú tomas la decisión y pintas lo que quieras. A lo cual replicó nuevamente Carlitos: No, pero si usted no me dice, entonces yo no sé qué hacer. Es tu decisión, dijo nuevamente su profesora.

Carlitos estuvo pensando unos minutos, finalmente sacó las pinturas y con mucha tristeza dibujó una rosa con tallo verde y pétalos rojos."

Yo siempre he sido muy soñador, siempre tengo en la cabeza multitud de iniciativas que no he tenido que adaptar demasiado a lo que otro me diga, quizá por la suerte de no tener gente a mi alrededor que me limite demasiado o porque he ido contagiándolas a los que me rodean para que las sientan propias y quieran también luchar por ellas. El caso es que siempre he ido moldeando mi destino acorde a mis sueños y no al revés. Considero que hace mucho daño limitar la creatividad, la imaginación y no digamos los sueños. Si encontramos barreras a menudo, nuestros sueños se irán también limitando y nos encontraremos perdidos si no tenemos un camino marcado. Esto le pasó a Carlitos, pero también nos puede pasar a cualquiera de nosotros si permitimos que vayan cercando nuestras ganas de avanzar.

Lo fácil, en la mayoría de los casos, es recibir instrucciones y limitarte a realizarlas, así si sale algo mal, no será culpa tuya; y si a eso le sumas las críticas que puedas hacer sobre las decisiones tomadas, pues tenemos tema de conversación también. Yo quiero estar con gente que lidere su destino, que cuestione las decisiones (pero que no se niegue a todo por sistema) y que quiera afrontar retos, que le eche ganas a lo que haga. Y si tienes la convicción de hacer algo, lánzate a por ello, por muy descabellado que parezca: emprender en una empresa o una familia, o esa idea que toda la vida te ha rondado por la cabeza y quieres cumplir. Entre otras cosillas tengo en mente ahora la idea de volar en parapente, ya el año pasado lo hice en globo y quién sabe qué vendrá después, paracaidismo, puénting o si pondré la vista más arriba?

Creo que la mejor forma de encontrar la paz interior sería empezando a respetar tus propios sueños y dejar de lado lo que piensan los demás sobre ti. Se puede comenzar por algo tan sencillo como reír casi siempre, hacer los planes que te apetezcan, que compartas cosas con tus amistades: sencillez, humildad, modestia? palabras que nos deberían acompañar en nuestra forma de ser.

A lo mejor la solución es cambiar el camino si por el que vamos tiene demasiadas piedras, hay tantas opciones para elegir, que no es difícil plantarse en otro y echarse de nuevo a andar, aunque al principio pueda parecer algo traumático o imposible, como el simple hecho de tirarte por un acantilado para volar.

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