Este tramo presenta un aspecto de lo más descuidado, con algunos restos ya 'históricos' y maleza en varias zonas
El madrugador cierre de los locales de hostelería por culpa de la actual normativa de la Junta de Castilla y León tiene entre sus consecuencias que a las 2.30 horas de las madrugadas de los viernes, sábados y vísperas de festivos los jóvenes no tengan ningún sitio donde estar legalmente bebiendo pese a quedar una larga noche por delante (porque además la Policía Local y la Guardia Civil están siendo muy estrictos con el cumplimiento de ese horario en Ciudad Rodrigo: a las 2.35 horas de la noche del sábado ya estaban recorriendo la calle Toro y la Plazuela del Buen Alcalde para asegurarse que no quedaba abierto).
Este cierre anticipado (que no está dando los frutos deseados a nivel de Comunidad, porque los datos de incidencia están estancados) está acentuado la realización de botellones nocturnos en Ciudad Rodrigo, como ocurrió de forma destacada la noche del que debía haber sido el Martes Chico, el 3 de agosto, cuando tras el cierre de los establecimientos de hostelería a las 1.30 horas (en ese caso se trataba de un día laborable, por lo que el horario permitido para las terrazas no era tan amplio), se vivió una 'larga noche' en la muralla mirobrigense.
Esos botellones se concentraron esa noche, al igual que ocurre el resto de días que se desarrollan, en el tramo comprendido entre las Puertas de Amayuelas y de San Vicente, y además no sólo en la muralla propiamente dicha como era 'tradición' (en la mañana dominical apenas se podían ver en la misma algunos vasos de plástico), sino especialmente en otros 'niveles', como son el foso e incluso el contrafoso, según la ingente colección de restos de botellones que se pueden encontrar desperdigados por todo ese tramo.
Para verlos, no hace falta adentrarse demasiado, ya que en la misma rampa que permite acceder desde la Avenida de Yurramendi (junto a las Puertas de Amayuelas) al foso en dirección a la Puerta de San Vicente ya se pueden observar varias latas, y en el lateral derecho, una litrona. Unos metros más adelante, está la primera gran zona de concentración de restos, en el punto que los jóvenes denominan 'La Uve', en el cual incluso hay latas de bebida introducidas en un recoveco entre las piedras.
Como se puede ver en las imágenes, desde el foso propiamente dicho se pasa bajo una estructura metálica hacia una doble escalera metálica por la cual se puede bajar al contrafoso, estando ese punto repleto de todo tipo de restos, incluidos algunos 'históricos' enredados con la maleza: botellas de plástico, vasos, latas de bebida, cartones de vino, cajetillas de tabaco, bolsas de chucherías... En ese tramo, existe otra escalera de piedra que permite acceder a un revellín más elevado que también alberga restos, incluida una botella 'con solera', ya que está parcialmente enterrada en la tierra.
Continuando por el foso que lleva a la Puerta de San Vicente, existen unas escaleras que permiten acceder a un nivel superior, en las que se puede ver una botella de alcohol totalmente destrozada (con el riesgo que ello implica para los turistas que quieran pasear por allí), y en su parte superior, hasta preservativos (con los envoltorios en las cercanías). Esas escaleras están junto al túnel que también permite acceder al contrafoso, un punto donde en la jornada dominical se podía ver una lata de Coca-Cola con la leyenda 'Recíclame' que evidentemente 'no había sido atendida'.
El otro gran punto de concentración de restos de botellones en ese tramo de la fortaleza mirobrigense son las cañoneras donde estaban los cañones que hace un par de años fueron subidos a la muralla. Tanto dentro como fuera de esas cañoneras se pueden ver tirados una colección de botellines de cerveza, vasos de plástico, botellas de refrescos y de alcohol, e incluso cajas de cartón de bebidas (de ron, ginebra, o de botellines de cerveza), o plásticos-envoltorios de los packs de cerveza. Incluso hay alguna botella con el cuello roto, con el riesgo que ello supone incluso de que se genere un incendio con las temperaturas de estos días aunque sea a pequeña escala.
Por si fuera poco, parece que algunos jóvenes que se acercan a beber a ese punto tienen como entretenimiento adicional arrojar los restos de su botellón hacia el contrafoso, porque en el mismo hay también esparcidos otros cuantos botellines, botellas de todo tipo (incluso de vino) o bolsas vacías de hielos. Asimismo, por la posición en la que están algunos de esos restos en el contrafoso, da la sensación de que hay jóvenes que, buscando total privacidad, han llegado a introducirse en el mismo para beber, lo que es incluso complicado por la notoria maleza que hay en su acceso desde la Puerta de San Vicente, totalmente descuidado.
La galería de imágenes empieza con algunos restos en la muralla, sigue en la zona de las cañoneras, en el contrafoso, y por último los diversos niveles de la zona de La Uve.