Son muy hermosos los días veraniegos para caminar, para recorrer las trochas y senderos, los atajos, los caminitos de cabras, todo tipo de vías que los seres humanos hemos ido creando, a lo largo del tiempo, para conocer el mundo, para comunicarnos con los demás, para intercambiar productos, para acudir a los trabajos y a las celebraciones.
Caminar es una de las tareas más gratificantes que puede realizar el ser humano. Y es una tarea que está siempre relacionada con el conocimiento. Cuando miramos y contemplamos, conocemos.
Pero todo camino es también celebración y es encuentro y es epifanía; porque, al caminar, se nos manifiesta el mundo, el espacio, los paisajes, la naturaleza, las ciudades, los pueblos; en definitiva, el camino nos pone en contacto con todo lo creado.
Estos días de verano, en que podemos disfrutar de unas vacaciones, de unos días libres; en que podemos entrar en contacto con nuestros pueblos y lugares de origen; en que tenemos la posibilidad de reencontrarnos con la naturaleza, con la sierra o la montaña, con el mar?; estos días de verano, sí, son unas jornadas deliciosas para caminar.
Para realizar marchas con los amigos y personas próximas, para ejercitarnos, poner nuestros organismos a tono; para conocer lugares y parajes que desconocíamos; para descubrir ámbitos que ignorábamos; para adentrarnos por los bosques; ascender a cimas montañosas; para recorrer las playas infinitas en los momentos crepusculares, cuando las abandona el gentío y recuperan su soledad y su misterio.
El siempre inspirado poeta zamorano Claudio Rodríguez, en su bellísimo primer libro ?'Don de la ebriedad' (1953)?, tiene un no menos hermoso poema, que titula "Canto del caminar", en el que el hecho de caminar se convierte en una metafísica; porque nada de lo que el ser humano realiza se queda en lo físico o en lo material. Lo trascendemos todo, tan solo por tener conciencia y alma.
Así, el poeta zamorano, al hilo del caminar, se pregunta y exclama: "Comienzo a comprobar que nuestro reino / tampoco es de este mundo. ¿Qué montañas / me elevarían? ¿Qué oración me sirve?". Y termina de este modo: "Que cuando caiga muera o no, qué importa. / Qué importa si ahora estoy en el camino."
Y justamente ese ?'En el camino'? es el título que el escritor estadounidense Jack Kerouak pone a su relato en el que narra sus andanzas a lo largo y ancho de su país, y que se ha convertido en uno de los libros iniciáticos de una cierta modernidad; pese a haberse convertido en un clásico desde hace tiempo.
Canto del caminar. Podemos transitar por esos caminos crepusculares y machadianos del sueño, en busca de nosotros mismos, preguntándonos que a dónde conducirá el camino que cada uno realizamos durante nuestro existir.
Podemos también, en estos días veraniegos, recorrer diversos caminos y tonificar nuestro cuerpo y nuestra alma. Respirar en el centro del mundo y ensanchar nuestra aventura vital. Que para eso están los caminos.
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