Primero se segaba las cebadas, luego los trigos, los centenos y por último las avenas. Lo hacían todos los vecinos del pueblo, aunque en algunos lugares llegaban cuadrillas de segadores que se desplazaban de un lugar a otro según se acababa su misión. Su labor era dura. Trabajaban
de 20 a 30 días y solo se paraba en una ocasión, el 25 de julio, día de Santiago.
Se levantaban al amanecer que era el inicio de su dura jornada. Sobre las nueve tenían su primer merecido descanso en el que se almorzaba acompañado con vino de la bota y agua fresca del botijo. En este trabajo no sólo participaba en los hombres, también las mujeres colaboraban en la dura faena.
Labores del campo en Herguijuela de Ciudad Rodrigo. En una de ellas se puede ver como las mujeres detrás de los segadores van atando los haces.