"La parte positiva ha sido la convivencia, la mayor unión, el descubrir más de cerca la vivencia de comunidad", explica Manuel Muiños, presidente de la Fundación Alcándara-Proyecto Hombre Salamanca
"El descubrir más de cerca la vivencia de comunidad" y la "solidaridad de los de fuera con gestos que nos han hecho sentir acompañados en todo momento". Es la parte positiva de una pandemia -y el consabido confinamiento- que, como explica Manuel Muiños, presidente de la Fundación Alcándara-Proyecto Hombre Salamanca, "nos ha impacto de manera contradictoria". Una pandemia a la que se han tenido que adaptar, tanto con estrictas medidas de seguridad que han permitido que no se haya registrado ningún caso de Covid-19 como "a nivel de infraestructura como en el planteamiento terapéutico, porque partes del proceso se suspenden, como las salidas de grupo por ejemplo".
"La parte positiva ha sido la convivencia, la mayor unión, el descubrir más de cerca la vivencia de comunidad, sobre todo los meses que estuvimos encerrados y sin salir para nada y sin recibir a nadie", explica Muiños. "Por ese lado ha sido enriquecedor y hemos crecido más deprisa porque hemos tenido que afrontar una convivencia muy intensa".
La pandemia sí les ha privado de contar con la ayuda de los voluntarios, "una ausencia que sentimos mucho, porque facilita no solo la labor nuestra de los terapeutas, sino el compartir, el oxigenar y el transmitir la realidad del día a día de la vida". Voluntarios que se han hecho presentes "con llamadas continuas" durante la pandemia y que se suman a otros gestos, "sencillos y auténticos, de gente que venía y nos dejaba hasta dulces en la puerta".
Como voluntaria precisamente empezó Paz en Proyecto Hombre Salamanca, aunque su primer contacto fue para ayudar a su hermano. Y es que no podemos olvidar que las adicciones son un problema que afecta, y mucho, a la familia y al entorno de la persona adicta. "La gente piensa que esto le pasa a los demás. Esto no es darle a un interruptor y decidir de un día para otro empezar a consumir, hacen falta muchas más circunstancias".
Aumenta la demanda de ayuda
A lo largo del año 2020 cerca de un centenar de personas directas (personas en tratamiento y sus familiares) han sido atendidas por los profesionales de Proyecto Hombre Salamanca. Más de un año de pandemia que está teniendo otro efecto, y es que "la demanda de ayuda ha aumentado". "Con la realidad que hemos vivido ha aflorado más esta problemática y la demanda de ayuda por parte de muchos usuarios", apunta Muiños.
Proyecto Hombre lleva casi más de dos décadas desarrollando en Salamanca un método educativo terapéutico de tratamiento para personas con problemas de adicciones. Durante estos años, el mayor trabajo de Proyecto Hombre, además de curar las adicciones, ha sido reinsertar a sus usuarios.
Camino de la reinserción
El programa educativo- terapéutico de Proyecto Hombre coloca a la persona, y no a la adicción en el centro de todo el proceso. Este método consiste en identificar el problema real que induce a la persona a la adicción y trabajarlo desde un marco terapéutico-educativo, para que recupere su autonomía, su sentido de la responsabilidad y su capacidad para tomar decisiones y volver a ser un miembro activo de la sociedad. Proyecto Hombre no solo ayuda a superar las adicciones, sino a cambiar aquello que ha impedido a la persona desarrollarse plenamente. Proyecto Hombre cuenta con dos centros en la provincia, uno en las Huertas de la Santísima Trinidad, junto al Parque Fluvial, y otro en la carretera de Alba, en Carbajosa de la Sagrada. A éstos hay que sumar la vivienda de reinserción sociolaboral.
El primer paso de este camino es que tomen conciencia, después se realiza el diagnóstico para decidir el tratamiento más adecuado para esa persona. A continuación, se entra en la fase de motivación para estabilizar su vida, desde la higiene personal hasta la documentación. Posteriormente se intenta su integración y reinserción a través de la formación, búsqueda de empleo, ocio y tiempo libre, relaciones familiares y un espacio para vivir. Y, finalmente, cuando se han superado estas etapas, se logra la alta terapéutica.