Tenemos delante otro de los nuevos pueblos de la repoblación, surgidos a partir de 1224. Quizás su nombre proceda de algún personaje importante, que dirigió al grupo de familias que llegaron del Norte de la meseta a poblar esta zona, que había quedado desolada tras la contienda entre los reinos de León y Castilla, en 1196. Entre los nombres de los repobladores, que se asentaron, en Pedrosillo, figura Muno Pero (Pedro), que fue el más beneficiado a la hora del reparto de las haciendas. Llorente Maldonado opina que este topónimo diminutivo puede derivar de la presencia de repobladores procedentes de algún Pedroso, de los existentes en la parte oriental de la meseta norte. Tras estas conjeturas, el hecho es que Pedrosillo está ahí, llamándonos la atención por poseer una de las iglesias típicas del estilo mudéjar del ladrillo.
El "libro de los lugares y aldeas del Obispado Salamanca", de principios del siglo XVII, nos la describe como "pobrísima y maltratada", y agregada a la parroquia de Santa Cruz de Alba de Tormes. De la mano de los libros de fábrica de la iglesia de Pedrosillo de Alba, podemos afirmar que, en 1649, el edificio se sometió a una reforma como consecuencia de que la nave se estaba hundiendo. Por la cantidad de materiales que se emplearon, la reforma debió de ser importante, y, entre los aderezos que se realizaron, figura el reparo del frontispicio de la tribuna. El coste de la obra fue de setecientos sesenta y tres reales, o veinticinco mil ochocientos cuarenta y dos maravedís. Esta obra no debió de ser muy consistente, pues, veintisiete años después, en la visita de 1676, Su Señoría mandó aderezar la nave de la iglesia, que se encontraba muy malparada, y ordenó componerla, a la mayor brevedad posible, con la ayuda de los interesados a los diezmos de este lugar, y lo que costare el reparo, se reparta entre dichos interesados.
No podemos seguir exponiendo las modificaciones, que se han efectuado en la iglesia durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX, por la desaparición de la documentación correspondiente a ese periodo); en cambio, sí disponemos de información detallada de 1854, que nos revela que la iglesia sufrió un hundimiento y fue urgente su reedificación.
Las paredes laterales norte y mediodía de la iglesia, sin incluir la capilla mayor (que estaba consistente), se rebajaron a la altura de una vara y se volvieron a cabecear a la misma altura, con adobes en el interior, y a ladrillo y cal de media asta, en el exterior. Dichas paredes se socalzaron a la altura de una vara por el mismo orden y forma que el cabeceo.
En el centro de la iglesia, contando desde el arco de la capilla hasta el campanario, se formaron dos arcos a cal y ladrillo del grueso de dos astas con sus estribos, para seguridad del armazón, demoliendo el arco de la capilla para ponerlo a nivel de los otros dos.
Se demolieron la tribuna, la escalera y el tejadillo de la torre, por hallarse imperfectos y con poca seguridad.
Repararon la sacristía y trastera y se demolió el osario, para dar más luz a la capilla mayor. Se hicieron en la pared del mediodía dos claraboyas a figura de óvalo de media vara de alto y tres cuartos de alto; y, en el muro norte, se abrieron dos ventanas, con vidrieras, rejas y alambrado. El armazón de la capilla mayor se trazó a cuatro líneas a nabo, y el armazón de la cubierta de toda la iglesia estribó sobre los arcos, con viga cumbrera, dos sopandas y soleras, los cuartones se colocaron en línea de par y el artesonado a cinta y cobija. Las bocas canales, caballetes y líneas del tejado de toda la iglesia, sacristía y trastera se sentaron con cal, y cada diez canales, uno macizo., y dos tejas de cadena en cada nave.
Por el exterior de toda la iglesia, se le aplicó un plano de cal, reparando, antes, los descorches. En el interior, se le dio igual plano con su blanqueo correspondiente. El coste de toda la obra, ascendió a 8.400 reales, y fue realizada por el maestro albañil, Andrés Cividanes
El único elemento que aún le queda de su fisonomía original es su ábside. Por su exterior, muestra unos pilares de ladrillo, que caen de arriba abajo y lo dividen en siete lienzos, con dos pares de arcos ciegos cada uno: los dos inferiores dobles y de medio punto, y los superiores, algo apuntados, enseñan, de forma alternativa, unas pequeñas saeteras, que iluminan el interior de la capilla mayor. En la zona norte del presbiterio, los arcos son dobles y apuntados, y los separan una estrecha franja de ladrillo; los del tramo sur, quedaron ocultos por la sacristía.
Ya, dentro del templo, cuatro arcos diafragma de medio punto sostienen una techumbre de madera; un arco escarzano de ladrillo da acceso a la cabecera con su falsa bóveda de yeso; bajo la cúpula; dos filas de arcos ciegos de medio punto, siete en cada una, que se corresponde con los exteriores, y las separa una imposta de nacela. Las enjutas están estructuradas en abanico.
Como sucede con sus iglesias vecinas se cronología se enmarca en el siglo XIII.
Libros de fábrica de la iglesia.
"La arquitectura románico ? mudéjar, en la provincia de Salamanca", de Prieto Paniagua Mª R.
Románico digital.com
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