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De la frustración a la esperanza, el largo proceso de adaptación de los menas marroquíes...
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la Fundación Diagrama atiende a estos emigrantes menores no acompañados

De la frustración a la esperanza, el largo proceso de adaptación de los menas marroquíes...

Actualizado 08/06/2021
César García Hernández

"Tenemos que desmontar la idealización que tienen de España, es muy duro para ellos, aunque tienen mucha capacidad de afrontar las adversidades", explica el educador Guillermo Ruz

Los famosos 'menas', menores extranjeros no acompañados, de los que tanto se habla en determinados mentideros políticos, también están en Salamanca. Y es que en la capital charra está uno de los pisos de acogida que existen en Castilla y León para atender a estos adolescentes.

Se trata de un vivienda, en el centro de la ciudad, cuya ocupación va variando, aunque ha bajado considerablemente debido a la pandemia. En cualquier caso, dispone de 10 plazas para acoger a menores no acompañados marroquíes. La gestión corresponde a los Servicio Sociales de la Junta, aunque cuenta con la colaboración de ONGs en las que delega. Así, el piso de acogida de Salamanca lo lleva la Fundación Diagrama.

El coordinador de esta casa en la ciudad charra, Guillermo Ruz, explica a SALAMANCA AL DÍA que "cuando llegan se les realiza una evaluación inicial sobre su salud (revisión médica), estado anímico, formación académica, habilidades sociales, culturales, idiomas? y, por supuesto, la gestión de su documentación, que es muy importante. Habitualmente, llegan de manera individual, normalmente están aquí en Salamanca, donde aparecen por su cuentan y una vez localizados por la Policía pasan al sistema de protección de menores".

Estos chicos suelen tener 16 años o 17 años y medio, "con lo que tenemos un año o un año y algo para atenderlos y prepararlos, ya que a los 18 años tienen que dejar la casa, aunque si los han cumplido y no ha acabado el curso, esperamos a que completen su formación. Es fundamental que aprendan el idioma y que se formen para que tengan más posibilidades de inserción laboral, ya que cuando son mayores de edad para regularizar su situación en España necesitan un contrato laboral de un año", añade.

El largo proceso de adaptación

Ruz detalla que les ayudan "a que se planteen objetivos realistas, es decir, la prioridad de entrar en el mercado laboral, para lo que les enseñamos a afrontar entrevistas y a hacer el currículum. Les explicamos que en España para ser camarero, por ejemplo, hay que formarse, ya que en Marruecos el mercado laboral es más informal".

Por las experiencias que estos menores comparten en su piso de Salamanca, se concluye que "se van de Marruecos para mejorar sus condiciones de vida, en muchos casos los padres no saben que se van a ir y en otros es un plan trazado por la familia con la idea de que algún día puedan ayudar al resto".

A partir de esa decisión inician un complejo camino, condicionado por una idea errónea, como nos contaba este profesional de la Fundación Diagrama: "tenemos que desmontar la idealización que tienen de España, es un trabajo arduo, muy duro para ellos porque se frustran. Son adolescentes que acceden a las redes sociales igual que los españoles y que quieren comprar marcas como ellos. También les influye lo que otros emigrantes cuentan, pero cuando ven la realidad aquí y se dan cuenta de todo lo que hace falta para salir adelante se genera una frustración".

No obstante, "tienen gran resiliencia, han pasado experiencias muy duras y tienen mucha capacidad de afrontar las adversidades".

"Mena es solo un acrónimo, es difícil encasillarlos a todos en él"

Según el coordinador de este piso de acogida de menas, "en Salamanca no existen grandes conflictos con los menas aunque uno de los problemas de nuestra sociedad es verlos como un grupo homogéneo, porque no lo son. Mena es solo un acrónimo, es difícil encasillarlos a todos en él".

"El proceso de adaptación es largo, entre ellos conviven bien, pero les cuesta más abrir sus relaciones sociales e integrarse en otras pandillas. Muchos relatan que se sienten observados, que les miran? de todos modos, son chicos que han vivido al 100% el drama migratorio, han estado escondidos, huyendo, viviendo en la calle sin recursos y con los peligros que esto implica. Es una experiencia muy dura, que marca y todo eso tiene también sus consecuencias psicológicas", apunta Guillermo Ruz.

Además, todas estas historias personales continúan con diversos desenlaces cuando salen del piso por la mayoría de edad. En ese momento "tienen que buscarse la vida, hay pisos de emancipación pero con escasas plazas, necesitan encontrar trabajo, esa es su gran preocupación, y es muy raro que se planteen volver a Marruecos. De todos modos, buscando opciones laborales en Castilla y León no se quedan demasiado, muchos salen y los que se quedan es porque siguen estudiando".

Foto de Lydia González