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Coral Corona, la garza guerrera
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Arte Emboscado

Coral Corona, la garza guerrera

Actualizado 05/06/2021
Charo Alonso

La escultora y diseñadora gráfica forma parte de nuestro entorno con sus campañas y con sus espectaculares obras

Dúctil como el metal fundido, sólida, grácil como garza a punto de levantar el vuelo, Coral Corona posa con dos pájaros inmensos, plumas inacabables de láminas de hierro, en la Isla del Soto, el jardín regalo de Santa Marta a una Salamanca que cuenta en Almenara, con el don de La Fundación Tormes EB, un empeño épico que tiene mucho que ver con la diseñadora, la escultora Coral Corona. En la antigua gravera que Raúl y Carlos de Tapia, junto a la familia Espinosa Barro, convirtieron en espacio natural, se embosca el arte de Coral Corona. Piezas que recrean la naturaleza, tan inmensas y delicadas, tan originales e insólitas como la artista que nos rodea con sus campañas de diseño gráfico y con su obra, audaz y exquisita? como ella.

Charo Alonso: "Arte Emboscado" quiere educar a través de las artes ¿Crees que es posible?

Coral Corona: Sí, creo que es posible o, al menos, siempre es importantísimo soñar. La Fundación ha recibido más de 6.000 visitantes este año, y en concreto, el proyecto "Arte Emboscado" es una manera de sensibilizar a través del arte, la escultura, el muralismo, la música? De conseguir visualizar una serie de elementos que pasan desapercibidos al ojo cuando vas normalmente por el campo, magnificándolos de esa manera. "Piso tesoros" dice Fernando Guillén, y hay que ser conscientes de que vamos pisando tesoros por el camino. Ser conscientes de que necesitamos a la naturaleza y que la tenemos que cuidar.

Ch.A.: El público se ha acercado a tu obra con los pájaros de la Isla del Soto, pero hay que venir a Almenara a ver este milagro de la naturaleza y del arte ¿Por qué dejamos a un lado la provincia?

C.C.: Es lo de siempre, la España vaciada, aunque reconozco que con esto de la pandemia, como no nos ha quedado otra y necesitábamos respirar aire libre, hemos ido a los sitios que teníamos cerca. Me encantaría que la pandemia dejase mella en nosotros, fuésemos conscientes de lo importante que tenemos al lado. Yo pienso y deseo que sirva este proyecto, porque lo hemos mimado y lo seguimos mimando absolutamente. Que sirva y que acerque más a la gente a la naturaleza. Ver la cara de admiración tanto de mayores como de niños al ver las esculturas tan gigantes merece la pena. De verdad. Les prometo que merece la pena.

Ch.A.: ¡Y mucho! ¿Cuándo y cómo nace tu vinculación con la naturaleza?

C.C.: Desde siempre, siempre he estado muy unida al campo porque mis tíos tenían, tienen, una finca y pasaba mucho tiempo allí junto con mis primos ¡Estábamos muy asilvestrados, cosa que agradezco mucho! Supongo que en parte viene de ahí. Y el tiempo que he pasado con los abuelos en su pueblo, de ahí que mi contacto con la naturaleza haya sido constante.

Ch.A.: ¿Cómo nombras a tus animales? Te lo digo por las Matildas?

C.C: Yo paso muchas horas en el taller, trabajo codo con codo con mis herreros, hago de todo: corto, pliego, coloco cada pluma de la garza, del pájaro carpintero? lo único que no hago es soldar. Me tiro meses allí en el taller de Chuchi y Tino y a veces los nombres surgen de la manera más tonta, pasamos tanto tiempo ahí que le vamos poniendo nombres y los puedo decir yo o Tino. Y lo de las Matildas surgió básicamente porque en mi trabajo, sobre todo de escultura, sí siento que soy un poquito ninguneada. Me pasa hasta cuando estamos montando las esculturas, cuando las va viendo la gente, yo por ser chica, no sé, es como si no hubiese hecho nada. Entonces quería hacerlo un poco extensivo a las mujeres científicas y a todas las que hemos sido y somos ninguneadas alguna vez, y fue en honor a todas en general, a las que hemos pasado alguna vez desapercibidas como las hormigas.

Ch.A.: Es que se supone érroneamente que el escultor es un tipo fuerte. Coral, conjugas una exquisita delicadeza con el gran tamaño de tus piezas ¿Cómo lo haces?

C.C.: Muchas gracias por eso de que te parezcan delicadas, intento y pretendo que sea así. No sabría explicarte, tiendo a la simplificación en general, intento conseguir darle ligereza a unas piezas enormes hechas con chapas de hierro y la verdad es que resulta complicado. Voy trabajando sobre ellas, voy dando curvas, lo hago a través de curvaturas, a través de simplificar, a través de huecos por los que pase el aire?

Ch.A.: ¿Cómo es el trabajo entre todos los artistas que trabajáis en el proyecto "Arte emboscado"?

C.C.: Todos creíamos en él y a todos nos encantó el proyecto, lo hemos enfocado todos con muchísimo cariño y con una puesta en común donde el eje central es Raúl de Tapia. Él y yo somos comisarios de "Arte Emboscado", donde se hace una puesta en común y se deja trabajar a cada artista para que exprese lo que sienta. Yo soy muy feliz trabajando con la Fundación, de verdad, muchísimo, es que me siento parte, soy parte de esta gran familia que formamos entre todos, porque hay muchísimos lazos de muchos años, nos conocemos muy bien y siempre me han dado una libertad absoluta, absoluta, en cada trabajo que he hecho y eso es una suerte que todos los que hemos trabajado en Arte Emboscado hemos tenido: la libertad absoluta de expresar lo que sentíamos cada uno de la mejor manera que creíamos, y eso es un placer con Raúl y con la Fundación. Te diría que incluso alguna vez no han querido ver la escultura en una inauguración hasta que hemos hecho el recorrido y hemos llegado a verla y eso es una sensación que pone la carne de gallina, porque es confiar tanto en ti y en tu trabajo que es absolutamente maravilloso.

Ch.A.: ¿Cuál es tu criatura favorita?

C.C.: Qué difícil, porque me he trabajado cada pieza tanto? entonces cada una ha salido muy dentro de mí, como un parto ¡Te prometo que alguno ha salido como de un parto horrible! Creo que tengo cariño o predilección, aunque todos son mis niños, por los dientes de león, porque fue el primer trabajo y un trabajo horrible: fui plegando cada varilla mientras Tino las soldaba una a una. Cada semillita de un diente de león podía tener entre cuarenta y sesenta varillitas, eso multiplicado por tres dientes de león, fue horrible. Eso sí, me parece que tiene una magia especial, una ligereza especial. Luego mi otra escultura favorita reconozco que es la garza, pues por aquello que decías tú, me parece tremendamente ligera y estilizada. En ella hay formas que cuesta muchísimo dar, como las del cuello que son tremendas.

Ch.A.: ¿Por qué el hierro? ¿Cómo realizas este trabajo?

C.C.: El hierro no necesita mantenimiento, está integrado con el paisaje, está vivo, se oxida? Y con el trabajo, primero tengo una labor de investigación grande, luego hago maquetas y después, a por el tamaño real dependiendo del trabajo. Mira, esta amapola tiene sus pelitos, y en el girasol cada hoja es diferente, eran una chapa plana que he plegado yo, tengo fuerza y soy muy cabezota. Yo soy muy trasparente y muy de estar detrás, soy muy de trabajar y poco de estar delante. Los que me conocen lo saben, yo las cosas no las digo nada bien. Siempre es genial que la gente te diga que les gusta tu trabajo, es genial, pero es que lo paso mal porque creo que sé trabajar con mis manos, o al menos espero que sepa trabajar con mis manos y guste lo que hago, pero expresarme, no.

Ch.A.: Tu trabajo de diseñadora ¿Cómo lo concibes?

C.C.: Soy autónoma, con lo cual trabajo muchas horas. Mira, tanto en diseño como en escultura te enfrentas a un folio en blanco y puedes estar muy contenta, puedes estar muy triste, pero el folio en blanco siempre es el mismo, partes de la nada y tienes que hacer un trabajo, tienes que desarrollar una idea, trazar una idea. Yo intento ser bastante conceptual tanto en diseño como en escultura, entonces creo que tiendo siempre a simplificar, porque es mi manera de expresarme, es como me gusta. Necesito que lo que hago transmita la idea que quiero transmitir y necesito que me guste a mí primero y para eso hay mucha labor de investigación, tanto en diseño como en escultura, muchas horas de darle vueltas, de cambiar cosas, de poner otras, y muchos años ya detrás.

Ch.A.: ¿Es muy distinto ser diseñadora a ser escultora?

C.C.: Sí y no, porque todo lo concibo en función del cliente al que vaya destinado, o al proyecto del que estamos hablando, que viene a ser lo mismo porque el cliente es el que te encarga un determinado proyecto. Entonces más o menos todo lo concibo igual porque sale de mí, y me gusta la simplificación. En lo que más se puede diferenciar es en el material y en mi manera de trabajar. Las esculturas tienen la parte de investigación, de bocetaje, de pensar cómo lo voy a realizar? pero eso lo hago exactamente igual con el diseño en el estudio. Luego ya hacerlas realidad se realiza en el taller del herrero, y el diseño, frente al ordenador.

Ch.A.: Tu maquetación del magnífico libro de Raúl de Tapia y Joaquín Araújo Herbario Sonoro merece una coautoría ¿Cómo lo visualizaste? ¿Cómo concibes tu trabajo de diseñadora gráfica y de artista, de escultora?

C.C.: Yo soy siempre la misma, yo soy la misma cuando estoy diseñando, cuando estoy haciendo escultura, o con el bolso que me ponga? todo es parte de mí, todo lo desarrollo de una manera natural, porque lo único que hago es expresar lo que siento delante de un ordenador y con diversos materiales, sean imágenes o hierro ¡O piel si estoy cosiendo, que todo lo tuneo! Y te agradezco muchísimo lo de la coautoría, ellos siempre me han hecho sentirlo en cada presentación del libro, tanto Raúl como Joaquín Araujo. Siempre han dicho exactamente eso, que soy una parte más, una coautora, y no me siento así en absoluto. Me viene un poquito grande lo de ser coautora, pero a la vez me parece precioso que digan algo así cada vez que han presentado el libro, haciendo que yo estuviese presente en el escenario subida ahí o hablando de mi parte estética del libro. ¡Si es que no he hecho nada más que darle un poquito de forma estética a sus maravillosas palabras! Te pones a leer el libro y te surgen cien mil millones de ideas, pero bueno muchísimas gracias por la parte que me toca.

Ch.A.: Coral, tu garza homenaje a los fallecidos por el COVID, tus mariposas, tus dientes de león, las hormigas? el girasol? ¡Todo está vivo!

C.C.: Tanto es así, que en el girasol, en la trama que evoca la sucesión de Fibonacci, anidó un pájaro y tuvo polluelos. Es como si la planta hubiera polinizado. Es una pieza muy especial porque atrás tiene un gramófono de mi padre, que es un fanático de los achiperres. Mirad, cada hoja de la flor está plegada de forma diferente, como diferentes son las mariposas? Aquí el hierro sigue vivo, lo habitan las telarañas, tiene restos de los pájaros, está en medio de la vida? Esta gravera que dejó lagunas ahora es un espacio de vida y es mérito de Francisco Espinosa, el presidente de la Fundación, de los ayuntamientos, de Raúl y Carlos Tapia, de los artistas Joaquín Vila, Carlos Fontela, María Riera? Y esta vida tiene arte y estoy muy orgullosa de que una parte de este Arte Emboscado sea mía.