Este misionero abulense de nacimiento y salmantino de adopción ha pasado 50 años en países como El Congo
Fray Miguel Gutiérrez es un claro ejemplo de vida entregada a los demás. Desde la Diócesis de Salamanca nos llega la historia de este religioso nacido en Ávila, pero salmantino de adopción desde su ordenación como sacerdote en la ciudad del Tormes cuando tenía 26 años. Hoy en día atesora más de 50 años de dedicación a los demás en misiones en África, especialmente en El Congo. Desde hace cuatro años vive en el monasterio del Desierto de San José, en Las Batuecas, donde relata sus vivencias de misionero.
Nació en la provincia de Ávila y estudió en los Carmelitas de Medina del Campo, Segovia, Toledo, Ávila y Salamanca. Se ordenó en Salamanca con 26 años, y aunque en un principio estaba destinado a seguir formándose en Roma, finalmente, el provincial le dijo que se fuera a El Congo. "Me dijo que fuera a estudiar Teología al instituto católico de Toulouse, en 1965, y en 1966, ya de vuelta en Salamanca, me dieron el Crucifijo y me marché a El Congo", relata el padre Gutiérrez.
Además de vivir 45 años en la República Democrática de El Congo, fray Miguel Gutiérrez estuvo tres en Costa de Marfil, uno en Camerún y otro en Ruanda. "Ha habido cosas buenas y malas como en la vida", reconoce este carmelita. De las peores cosas que ha vivido ha sido el genocidio de Ruanda. En aquel momento, este religioso estaba poniendo la luz en 25 pueblos, "pero no teníamos para enganchar con el transformador, y nos dijeron que nos lo daban y fuimos a la frontera de Ruanda con El Congo, que están separadas tan solo por un río", explica. Al día siguiente cuando fue a la zona no tenían luz de la cantidad de cadáveres que había en el río, "no iban las turbinas", de niños, jóvenes y adultos, recuerda entre lágrimas.
Más detalles en la entrevista publicada en la web de la Diócesis de Salamanca.