Esta semana, en las ondas radiofónicas, el periodista salmantino Santiago Juanes se hacía eco del 508º aniversario del inicio de la construcción de la Catedral Nueva de Salamanca. Y lo hizo dado que fue un 12 de mayo de 1513 cuando se colocó la primera piedra de la que hoy es el edificio más alto de la provincia, con sus 110 metros de altura.
Para ser conscientes de la magnitud de este insigne monumento, cabe recordar que durante más de dos siglos, entre 1733 y 1956, la Catedral Nueva de Salamanca fue el edificio más alto de España, año en que fue desbancado por la torre de la Universidad Laboral de Gijón, a la que apenas le duró un año dicho honor, que desde entonces ha residido en diversos rascacielos de Madrid (actualmente lo posee la Torre de Cristal con sus 249 metros), con la excepción del periodo 2002-2007 que lo tuvo un hotel-rascacielos de Benidorm.
Y es que la Catedral Nueva de Salamanca supuso un verdadero hito para la arquitectura española de su tiempo, prolongándose más de dos siglos su construcción, entre 1513 y 1733, y concitando a los mejores maestros arquitectos del país de diversas épocas para desarrollar una factura simplemente magistral, que permitió que esta Catedral, pese a sus enormes dimensiones, aguantase en pie el duro envite que supuso el Terremoto de Lisboa de 1755, que le dejó heridas aún hoy visibles, pero sin derrumbarla.
En todo caso, el camino de la Catedral Nueva de Salamanca para verse erigida no fue precisamente fácil, durando varios años las gestiones hasta que pudo ver la luz. En este proceso, fue clave el toresano Fray Diego de Deza, obispo de Salamanca entre 1494 y 1498, que logró convencer a los Reyes Católicos para que estos intermediasen con el Papa para que diese el visto bueno a construir una nueva catedral en Salamanca.
En este aspecto, Deza trasladó una suerte de informe en el cual se justificaba la necesidad de construir una nueva catedral, dado el nivel demográfico de la Salamanca de la época (entonces la ciudad más importante del Reino de León y una de las principales de la Monarquía Hispánica) considerando que la Catedral Vieja, románica, por su pequeño tamaño, no podía acoger a todos los fieles que se concitaban en los días más señalados.
De esta manera, finalmente desde Roma se dio el visto bueno a la construcción de una nueva catedral, más amplia, en la ciudad de Salamanca, si bien tras dicha aprobación se abría una cuestión para nada menor: dónde construirla. Así, se barajaron diversas posibilidades hasta que finalmente, el 3 de septiembre de 1512, se tomó el acuerdo de erigirla donde actualmente la vemos, haciéndola convivir con la Catedral Vieja, bendiciendo el 12 de mayo de 1513 la primera piedra el entonces obispo salmanticense, Francisco de Bobadilla.
Sin embargo, las dificultades para la construcción de la Catedral no finalizaron con el inicio de las obras tras colocarse la primera piedra y, así, en el siglo XVII prácticamente no se avanzó nada en la construcción, permaneciendo paradas las obras durante casi toda dicha centuria, retomándose posteriormente para lograrse su finalización, siendo inaugurada el 15 de agosto de 1733.
No obstante, la nueva seo vivió su momento más crítico el 1 de noviembre de 1755, cuando el terremoto de Lisboa sacudió todo el Oeste de la Península Ibérica, abriendo grietas considerables en la Catedral Nueva, que pusieron en peligro su propia continuidad, debiendo rehacerse la cúpula del templo. Asimismo, la torre-campanario tuvo que reforzarse, ensanchando su base y, con ello, tapándose el aspecto exterior de la torre románica de la Catedral Vieja (que formaba la parte inferior de la torre nueva), pasando a estar formada exteriormente la mitad inferior de la torre de la Catedral por un muro liso, que actúa de refuerzo de la estructura y cuerpo de la torre.
Desde entonces, la Catedral Nueva de Salamanca, junto a su 'madre' la Catedral Vieja, resguarda el cielo de Salamanca, habiendo logrado sobrevivir al paso de diferentes conflictos bélicos que sacudieron las tierras salmantinas desde su finalización, como la Guerra de la Independencia o la Guerra Civil, sorteando los bombardeos para seguir presentando su bella estampa ante nuestros ojos.
Por otro lado, dada su riqueza artística y arquitectónica, el 14 de junio de 1887 tanto la Catedral Nueva como la Vieja de Salamanca fueron declaradas "Monumento Histórico-Artístico", siendo los primeros monumentos de la provincia en alcanzar dicho reconocimiento y figura de protección, formando hoy parte indispensable y principal del conjunto monumental de la parte vieja de Salamanca, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1988.
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