La poesía verdadera nunca se lleva bien con la sociedad del espectáculo, con los primeros planos, con el relumbrón. Salvo excepciones, pues hay cultivadores del género que parecen no poder existir sin estar en el candelero, sea como sea.
Suele preferir los territorios que pasan más desapercibidos, que son más íntimos, menos llamativos y visibles, esos cuartos de atrás donde están los telares de la creación, donde suele vibrar el existir, que es donde suelen estar los hilos con los que se teje la poesía.
Hay ocasiones, como en estos días, en que, por una u otra razón, los poetas, algunos poetas, entran por las puertas grandes, o por las pequeñas, de la actualidad.
Eso le ha ocurrido, por ejemplo, a Francisco Brines. Los reyes han acudido hasta su casa de Oliva (el territorio de Elca, que aparece en sus versos) a entregarle el Premio Cervantes de literatura, dado su delicado estado de salud.
Pero, a lo largo de unos días de abril, en periódicos de tirada nacional, Francisco Brines nos ha dejado sus señales líricas, a través de unos bellísimos poemas, publicados a toda página. Poemas conmovedores, sabios, hondos, sobre el misterio del existir, de la vida y la muerte.
Sabemos que está escribiendo un poemario, desde hace ya años, y tales poemas pertenecerán a él. Ya lo esperamos. Será hermosísimo. Tuvimos la fortuna de que el autor nos proporcionara uno de tales poemas inéditos ?"El vaso quebrado"?, que publicamos en 2009, en un pliego, junto con una emblemática copa de Ramón Gaya, en nuestras "Entregas de invierno", precisamente la que hacía el número diecinueve. A Francisco Brines, le encantó la publicación y así nos lo hizo saber, cuando le enviamos sus ejemplares.
Pero la actualidad de los poetas está relacionada también con la muerte. Se dan, cuando sucede, las noticias de su fallecimiento. En unos casos tiene mayor repercusión que en otros. Es normal.
El pasado dos de mayo fallecía en Madrid, donde residía desde hacía muchos años, el poeta zamorano Jesús Hilario Tundidor, que naciera en 1935. Fue, en su momento, ganador del Premio Adonáis de poesía, por su libro 'Junto a mi silencio'. Y también se le concedería el Premio Castilla y León de las Letras de 2013. Como nunca fue poeta de relumbrón, de la marcha de Tundidor solo se habrán enterado unos pocos, esa inmensa minoría juanramoniana, siempre atenta a lo que importa.
Pocos días después, el nueve de mayo, se nos iba el poeta y narrador andaluz José Manuel Caballero Bonald, también en Madrid. En este caso, la repercusión ha sido mayor. Le dedicaron enseguida, la noche de un cercano domingo, el programa "Imprescindibles", en tve2. Pero, de Caballero Bonald, entre otros textos, siempre recordaremos su memorable poema "Blanco de España" (perteneciente a su libro 'Las horas muertas', 1959), que empieza con ese emblemático verso de "Escribo la palabra libertad"?; poema que deberían leer todos los que, en estos días de atrás, han manoseado y desdibujado y desfigurado esa palabra. Ay.
También recordaremos a José Manuel Caballero Bonald en los cursos de verano de Almería, organizados por la Universidad Complutense, en los que él participó y de los que tuvimos la fortuna de ser secretario de los de poesía.
Actualidad de los poetas. De los poetas del medio siglo; esa generación que tras Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas del 27, ha contribuido a que el siglo XX en España haya sido un verdadero siglo de oro de la poesía.
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