Fue uno de los fotógrafos destacados en la ciudad charra en el siglo XX y con sus imágenes mostraba facetas del paisaje de su niñez en vías de desaparecer
En su creación de esa vivencia ciudadana, Felipe Torres se detenía ante la textura de las paredes, las calles sin pavimentar y los escombros, más para dejar testimonio de todo ello que para elaborar una estética creativa. Con sus imágenes no pensaba evocar una ciudad de la memoria ni una determinada identidad, sino para mostrar facetas del paisaje de su niñez en vías de desaparecer.
Naturalmente, no ignoraba las tradiciones artísticas de la representación de la Ribera, pero registró sistemáticamente el paisaje edificado y las formas de vida existentes en ambas orillas del río sin dejarse influir por las imágenes ya consagradas, esos modelos no interfirieron en su visión de los edificios que habían construido el corazón de la Ribera a lo largo de los años.
Mientras que Núñez Larraz se sentía fascinado con las diversas formaciones de nubes, contemplándolas cómo retos visuales, Torres se centraba en el paisaje edificado cómo lugar de experiencia vital. Diferencias entre dos contemporáneos, Núñez Larraz y Felipe Torres, que llegaron a compartir excursiones fotográficas en más de una ocasión.
Fotografías: Felipe Torres (1905-1982).
Fuente: El perfil de Salamanca.