Natural de Castellanos de Moriscos, trabajó en Madrid como oficial confitero y después fue abriendo varias tiendas y una fábrica en Salamanca
La Confitería La Mallorquina, en Salamanca, fue un ejemplo de la labor de un emprendedor, tal y como recuerda David Rodero Rodero en la plataforma Fotos Antiguas de Salamanca.
Santiago Bermejo Pollo (1872-1948) era natural de Castellanos de Moriscos, hijo de una humilde familia de agricultores. Desde pequeño mostró habilidad manual haciendo con la azuela, yugos y otros utensilios para los bueyes, arte que había aprendido de su padre. En el ambiente de necesidad que rodea a la familia, su progenitor piensa en darle carrera como maestro o sacerdote, pero esa impaciencia juvenil tan proclive a hacerse con las riendas de la propia vida le llevó a intentar ganarse un jornal desde muy temprana edad.
Después de algún trabajo esporádico recalaría en la pastelería La Mallorquina, sita en una céntrica calle madrileña, cerca de la Puerta del Sol, donde entra como oficial confitero.
En 1900, con el oficio bien aprendido, abre su primera tienda en Salamanca en la calle San Pablo 13, frente al conocido establecimiento de Rafael Huebra, allí donde durante muchos años estuvo la tienda de armas Cárdenas.
La tienda de la calle San Pablo, a pesar de su ubicación en el centro, presentaba algunos inconvenientes. No tiene horno y el local es pequeño. Por eso, el nuevo local inaugurado en el año 1907, estará en un edificio nuevo entre la calle Quintana y la Plaza de Poeta Iglesias, donde mas tarde estarías a tienda de ropa de caballero Carretero.
Al terminar la Guerra, Santiago abre otra tienda en la avenida Federico Anaya numero 3.El abuelo murió el 24 de abril de 1948 a la edad de 74 años. El negocio quedaría en manos de su mujer, Teresa Matías Cabezas, y el mayor de sus nietos.
Santiago Bermejo Escribano, el mayor de los nietos, tiene por entonces 24 años y, aunque se ha criado con los abuelos y trabaja en la fábrica de caramelos desde hace doce, nunca había imaginado que pudiera tener esa responsabilidad
La confitería de Poeta Iglesias cierra en el año 1954. Santiago será el propietario de la tiende de Federico Anaya y la fabrica de caramelos. Mas tarde en 1960 abre otra tienda en el Paseo de San Antonio, frente a los Jesuitas, que regentó hasta su jubilación en 1968.
Fotografías
Fuente Los cuadernos del Comercio