Resumen de la crónica del acto publicada en el periódico 'El Adelanto' al día siguiente, el 15 de abril de 1931
Desde las primeras horas de la mañana del 14 de abril de 1931, los salmantinos eran conscientes de vivir un momento histórico. Los concejales republicanos y socialistas triunfadores de las elecciones municipales junto con militantes y simpatizantes conocían las noticias procedentes de Madrid.
La animación era cada vez mayor por lo que los republicanos tuvieron que pedir serenidad a la muchedumbre para que se pudiese proceder a la proclamación de la República de forma pacífica y organizada.
La primera bandera republicana que ondeó en un edificio público fue la que apareció en el de Correos y Telégrafos a las tres y media de la tarde, entre aplausos y vivas a la República. A las cinco de la tarde, se reunía en la Casa del Pueblo el comité encargado de la organización y proclamación del nuevo régimen. Dicho comité nombró alcalde de la ciudad a Primitivo Santa Cecilia, Presidente de la Diputación a Tomás Marcos Escribano y Gobernador Civil a Casto Prieto Carrasco. Entre ovaciones y banderas republicanas llegó el comité al Ayuntamiento colocando la bandera republica solemnemente con disparo de cohetes y repique de campanas.
El designado para efectuar la proclamación de la II República desde el balcón del Ayuntamiento fue Miguel de Unamuno. Eran las seis y cuarto de la tarde. Don Miguel en su discurso hizo un emocionado canto a la ciudadanía española y al nuevo régimen proclamando también su amor por Salamanca: "?hoy comienza una nueva era y terminó una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido. Hace cuarenta años vivo en Salamanca, de Salamanca son los hijos de mis carnes e hijos de mi espíritu os considero a todos. Permitidme la arrogancia de que sea yo quien proclame la República desde esta plaza?"
"Esta revolución española jamás registrada en la historia de pueblo alguno, la revolución de la soberanía popular impuesta en las urnas coloca a España en preeminente lugar entre las naciones, que cambiaron su régimen. Estamos maravillados del ejemplo de patriotismo y de ciudadanía de los republicanos españoles y de la serenidad de los partidarios del régimen desaparecido, que han acatado la voluntad del pueblo, sin que el cambio haya producido el menor trastorno, sino las naturales expansiones de los que han recibido la República con la alegría que el ideal convertido en realidad les produce".
El Adelanto, 15 de abril de 1931.
En este día comenzaba un apasionante e ilusionante periodo de la historia de España y de nuestra ciudad. Para gran parte de los salmantinos, la República significaba una oportunidad de mejora en lo material, en lo político y en lo cultural. Existían grandes expectativas, por lo que la frustración ante los retrasos y errores en la realización de las reformas fue grande en muchos aspectos. También es cierto que la labor obstruccionista de determinados sectores derechistas contribuyó en gran medida al fracaso del nuevo régimen. No obstante, la República supuso un notable en muchos aspectos sociales, educativos y culturales incluso en una provincia tan atrasada como la Salamanca de los años treinta. La labor de la Republica en el ámbito educativo fue de una fecundidad incuestionable, dignificando la figura del maestro a todos los niveles. Hoy en día habría que tomar ejemplo de esa actitud por parte de la sociedad en general y de los políticos en particular. La primera democracia española tenía poderosos enemigos en la oligarquía financiera y agraria, la jerarquía eclesiástica y gran parte del Ejército y así lo demostraron en julio de 1936. El último alcalde republicano de Salamanca, Casto Prieto Carrasco, profesor de Medicina y diputado por Izquierda Republicana fue fusilado por los fascistas en el monte de La Orbada el 29 de julio de 1936. En el barrio de Puente Ladrillo, la Plaza del Profesor Prieto Carrasco homenajea a este ilustre personaje omitiendo el hecho de que fue el primer edil de nuestra ciudad. Sirvan estas líneas como recuerdo y reconocimiento para él y para todos los que dieron su vida para que los salmantinos viviesen por primera vez en una auténtica democracia.
(Texto: Las semillas del ayer, de 'Alternativa Republicana')