Rafael Peláez Lamamié de Clairac es el actual representante de esta histórica ganadería salmantina fiel al encaste Parladé
Hablar de la ganadería salmantina de Clairac es hablar de lo más puro que queda del encaste Parladé en la actualidad. La primavera ya se siente en la finca 'La Moral de Castro', ubicada en el término municipal de Garcirey donde pastan los animales de este hierro.
Los orígenes de Clairac se remontan al 1885 cuando D. Eloy Lamamié de Clairac formó en Muchachos (Ledesma), una ganadería brava con ganado de Mazpule y posteriormente de Martínez. Inauguraron la Plaza de Salamanca en 1893.
En 1916, al fallecimiento de su padre D. Eloy, pasa la ganadería a D. Rafael Lamamié de Clairac, quien en 1.921 la aumenta con vacas de D. Antonio Fuentes procedentes de Parladé y al año siguiente con otras de D. Tertuliano Fernández, procedencia Ibarra. En 1925 compró la quinta parte y el hierro en que se dividió la ganadería de Gamero Cívico (que había comprado en 1914 una gran parte de la de Fernando Parladé).
Este nuevo lote de reses lo anunció a nombre de su hijo: Leopoldo Lamamié de Clairac. Rafael falleció en 1941 y en 1950 se dividió entre sus hijos.
Leopoldo continuó independientemente con su hierro. Del resto sólo Aurora siguió criando reses bravas, creando un nuevo hierro: 'Valdelama'. El resto de partes terminaron fuera de la familia.
Con el tiempo ambos hierros terminaron en manos de uno de los sobrinos de Leopoldo: Antonio Peláez Lamamié de Clairac. En 1992 el hierro de Leopoldo se vende a Domingo Hernández y el otro, el de Valdelama, pasa a anunciarse simplemente como 'Clairac'. Desde entonces y a pesar de los cambios de titularidad, se mantienen desde 1924 hasta hoy siempre fieles al encaste Gamero Cívico (Ibarra-Parladé, Gamero, línea Clairac).
Actualmente su representante es Rafael Peláez Lamamié de Clairac, quién apuesta por su afición como única baza para mantener el legado de este histórico hierro por la que tanto lucharon sus antecesores. Es consciente de la situación actual pero no pierde la fe en su ganadería a pesar de las trabas con las que se han ido encontrando a lo largo del camino. "Es una ganadería de una pureza total, con muchísima historia, que ha ido evolucionando con los tiempos y hemos vivido de todo. Tuvimos que reducir la camada de la ganadería porque se nos presentó un nuevo problema que era el exceso de consanguineidad, y poco a poco se ha ido eso corrigiendo por lo que seguimos con el empeño de mejorar la ganadería. Nosotros somos conscientes de que nuestros toros no se ajustaban a lo que el mercado de hoy demandaba, por el tipo de animal que se reclama que son por supuesto bravos pero a la vez nobles, toreables, que duren mucho? eso es lo que ahora se busca por parte de los toreros y de muchos aficionados, aunque no todos. Conscientes de esta realidad, tuvimos que cambiar lógicamente. Hoy en día se tira más al toro bonito, nos estamos adaptando sin perder nuestras características y nuestra esencia", explica el ganadero.
Dados esos problemas de consanguineidad, se bajó mucho la presencia en las grandes plazas, puesto que ahora su presencia en las plazas se limitan a novilladas, "lo que se va pudiendo". "Ahora mismo estamos muy alejados de las principales Ferias pero esperamos volver a ellas muy pronto", añade.
Recuerdo de tardes importantes
La presencia de Clairac en los años 1930 era "continua" en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. "Mi abuelo tenía mucho vinculación con la empresa Pagés que por aquellos momentos era quien regentaba la plaza de toros de Madrid y lidiamos en varias ocasiones. Además, por aquí recibíamos en la finca a Juan Belmonte y a Joselito El Gallo y lidiamos allí muchas tardes, éramos la ganadería de confianza de la empresa y contábamos con la fidelidad de los toreros.
Además, nuestra historia está muy vinculada a plazas importantes, mucha tardes en Barcelona en las épocas grandiosas de Balañá y en todas las que esa empresa gestionaba. Posteriormente tuvimos mucho cartel en la Feria de Bilbao, donde lidiamos varios años. A las figuras les ha gustado nuestra ganadería. Siempre recuerdo que César Rincón decía por los años 1990, cuando lidió un toro de nuestra ganadería en la Feria de la A Coruña, que era el toro más bravo con el que más se había encontrado, más compenetrado. De hecho, cuando formó su ganadería nos quiso comprar una parte de nuestra camada, pero no se llegó a un acuerdo.
Son muchas las tardes para recordar, ahora en la historia más reciente es verdad que al lidiar menos, únicamente utreros, nuestra circuito está en las plazas más pequeñas", matiza.
Vinculación con La Glorieta
Clairac fue la ganadería que inauguró la plaza de toros de La Glorieta de Salamanca el 11 de Septiembre de 1893. El ganadero recuerda con especial emoción la Feria en la que se conmemoró el centenario de la plaza y la empresa "tuvo el bonito gesto" de apostar de nuevo por esta ganadería para una corrida de toros que lidiaron El Niño de la Capea, Dámaso González y Andrés Sánchez, el día que tomó la alternativa. "Fue una tarde muy emotiva por volver a lidiar en la plaza de nuestra tierra y la apuesta para la alternativa de Andrés; salió a hombros, cortó las orejas en la alternativa y todos salimos más o menos satisfechos", recuerda.
El trabajo desde entonces no ha parado, conscientes de que siguen siendo un icono del campo charro. Ahora ha empezado en esta ganadería la época de tentaderos. "Eso no nos lo puede quitar nadie. Para mí los tentaderos son los mejores días del año. Los afrontamos siempre con espíritu de superación para seleccionar las mejores vacas y sin perder la ilusión. Como ganadero, yo mantengo lo que me inculcaron mis antepasados, que no se ha demostrado que estaban erróneos y es darle la importancia que se merece el caballo. Para nosotros es algo importantísimo a pesar de que hay muchos detractores, a mí me gusta que la vaca acuda numerosas veces al caballo desde diferentes distancias, para poner a prueba su bravura; ninguna vaca se va sin ir como mínimo 5 veces y algunas llegan hasta sus 7 puyazos. Siempre los ganaderos queremos que nuestras vacas tengan bravura, casta, recorrido, nobleza y que permita al torero hacer su toreo, que con nuestros animales no siempre es fácil", explica.
Rafael Peláez sabe que esta temporada, aunque vuelvan las Ferias y el toreo se reactive, "no va a ser fácil". "No nos falta afición, ilusión y ganas de querer seguir siempre que el bolsillo lo permita. No se avecina una temporada fácil para los toreros que estamos en segunda división, por decirlo de alguna manera, pero manteniendo la llama viva. Yo soy optimista respecto al futuro de la Fiesta y creo que la pandemia ha sido solo el detonante. Han sido muchos los que ya pronostican casi el fin de la Fiesta pero yo no estoy en esa postura. Es verdad que se reducirá el volumen de festejos, pero seguirá con la misma pujanza que ha tenido hasta ahora, aunque haya que ajustarnos a algunas cosas. El problema que sí veo es que la gente joven no va demasiado a las plazas porque falta promoción y publicidad para que se sienta la necesidad de ir a los toros, pero eso contrarresta con la efervescencia de los pueblos de España que viven la Fiesta con fervor con los recortes, festejos en las plazas, el toro por las calles? ahí la gente lo vive, lo siente y respeta mucho al toro, y eso va a ser fundamental para los años llevaderos. Siempre hay que pensar que queda mucho por decir", concluye.