Para cocinar en la lumbre a base de leña, lo mejor era el barro, de ahí el gran uso que se hacía de pucheros, cazuelas y otros utensilios
Como otros muchos vendedores ambulantes que se podían ver en otros tiempos, el cacharrero se acercaba por los pueblos y barrios de la ciudad para vender su mercancía. Algunos los llamaban botijeros, pues aunque los cacharros eran variados: cazuelas, pucheros, ollas, etc., lo que más se vendía eran botijos, pues en cada casa se disponía de uno para beber agua.
Las piezas que vendían se usaban para la vida familiar de cada día, unos servían para preparar la comida, y otros como las ollas, para almacenar alimentos entre grasa o aceite y de esta forma conservarlos mucho tiempo como ocurría con los procedentes de la matanza del cerdo. Era un oficio necesario y útil, estaban lejos aún la utilización de otros materiales, y tampoco había frigoríficos ni cocinas eléctricas.
Para cocinar en la lumbre a base de leña, lo mejor era el barro, de ahí el gran uso que se hacía de pucheros, cazuelas y otros utensilios.
Fotografías: Cacharreros en Tejares al lado de la iglesia, en el día de la Romería.
Autor: Cándido Ansede (1889-1970).