"Tienes que competir con otros compañeros repartidores para tener más clientes y la valoración de éstos influye a la hora de tener acceso a la selección de horas"
Son protagonistas de la vida diaria en las ciudades y eso también pasas en Salamanca. Hablamos de los repartidores que se mueven en bicicletas, patinetes o motos, conocidos como `riders´, han acaparado la atención informativa por sus condiciones laborales. Algunos de ellos reivindicaban su posición como autónomos y están en contra de la nueva Ley de trabajadores de plataformas digitales, conocida como Ley de riders, en la que trabaja el Gobierno para regularizar su situación y considerarlos asalariados.
Diego Calderero, antiguo trabajador de este tipo de repartos, que desarrolló sus tareas durante el 2020, explica en SALAMANCA AL DÍA que su labor consistía en repartir comida desde los diferentes restaurantes de la ciudad que forman parte de las plataformas hasta los domicilios de los clientes en el menor tiempo posible. Su jornada estaba muy vinculada a las horas de la comida y la cena y marcada por la rivalidad, "puesto que los riders más antiguos de las plataformas tienen acceso a más horas, lo que se traduce en más pedidos y más ganancias".
En su opinión, "el sistema de puntuación y algoritmos que emplean plataformas como Glovo es sumamente perverso, porque te obligan trabajar prácticamente todos los días de la semana, ya que tienes que competir con otros compañeros repartidores para tener más clientes".
Además, "el número de pedidos y la valoración de los clientes influye notablemente a la hora de tener acceso a la selección de horas. Así, una mala valoración de un cliente, que se conoce como cara triste , te condiciona porque para poder eliminarla tenía que hacer 50 pedidos con buena valoración. Es una tensión constante por hacer más pedidos que tus compañeros y esperar que al día siguiente la puntuación siga intacta".
Flexibilidad horaria relativa
La ventaja principal de este empleo para Diego era que cuando no podía trabajar, podía eliminar las horas sin dar explicaciones, "por ejemplo, los días de lluvia, si consideras que es demasiado riesgo salir a repartir puedes no hacerlo sin penalización directa".
Sin embargo, las desventajas son muchas. La principal, es que para que al trabajador le sea rentable y gane un sueldo digno al final del día, debe hacer muchos pedidos porque suelen estar entre 3,5 ? y 4?. A las plataformas les interesa tener el mayor número de repartidores posibles ya que, al ser falsos autónomos, no pagan a los repartidores sino que pagan por entrega realizada. De este modo, cuantos más repartidores acepten las plataformas menos pedidos podrá hacer cada repartidor.
Otro de los problemas es la explotación encubierta y es que "la libertad horaria que dicen ofrecer estas plataformas no es real, ya que un repartidor puede decidir cuando no trabajar (ya hará su trabajo otro repartidor), pero lo que no puede decidir es cuánto trabajar, porque las plataformas eligen cuántos repartidores quieren para cada franja horaria y los que tienen menos antigüedad solo trabajan los días y las horas de gran demanda".
Con todo esto, concluye Calderero, "es evidente la dificultad de buscar un equilibrio entre seguridad y rapidez, y además alcanzar un salario digno".