Los vecinos aprovechan este cuidado humedal para pasear en sus inmediaciones
La nevada y las frecuentes lluvias de este invierno han cargado de agua humedales emblemáticos como es el denominado Charco Lozano de El Campo de Peñaranda. Este lavajo pegado al casco urbano es hoy un espacio verde enfocado al ocio y paseo de los vecinos del lugar. Es la charca más grande que se conserva en la localidad. Los vecinos Jesús Encinas Gutiérrez, Celestino Antonio Gomez Seco y Antonio Rodero García, recuerdan que antes había otra charca junto al cementerio, y que también, pero en diferentes condiciones hay otra que llaman El Charco del Tío José. Esta charca es una superviviente, pues la mayoría se han ido cegando con escombros. El Charco Lozano es hoy un recurso más de El Campo de Peñaranda, está señalizado, vallado y cuenta con arbolado y bancos.
El Charco Lozano antes "siempre tenía agua", recuerdan Félix Lozano y Esperanza Iglesias. En torno a estos espacios hay muchos recuerdos, como el del corral del concejo, que estaba próximo a esta laguna. En esta bebían los ganados del pueblo, principalmente los marranos que eran recogidos por el señor Felipe para que entre otras cosas pudieran beber agua en esta charca, al acabar el día cada animal volvía a su hogar sin que nadie le condujera porque ya se conocían el camino.