Tremendo mazazo a la ultraderecha con mujeres y hombres pintándose los labios de rojo y subiendo foto a tuiter alentados por Pilar del Río en señal de protesta por la ofensa del líder de ultraderecha portugués André Ventura a su contrincante la eurodiputada Marisa Matías, comparándola por pintarse los labios con una muñeca.
Y es que yo me pregunto que si no hay otra manera más inteligente que entrar al trapo de esa forma a la ofensa del susodicho cromañón, tan básica y digna de tener menos luces que un boniato -donde él mismo queda retratado y en ridículo- que siempre con el cansino e inútil postureo de las redes alentado por políticos o intelectuales que nos dirigen como ovejas en campañas que no sirven para nada.
Me pregunto, ¿no será mejor combatir estas cosas con la fineza de la palabra lanzada irónicamente en forma de pedrada? Alguien que denigra con comentarios como esos a una mujer no debería estar en política, pero no creo que ese postureo de pintarse los labios para la foto de las redes sea la forma de echarlo. Ya tenemos otra vez a Juana en nuestras casas.
Esto que acaban de leer no es mío, es del Facebook de Lola S. Rozas, una cronista de la vida cotidiana y una de las agudezas mentales que nos desasosiegan las mañanas. No sé si protagonizo una apropiación indebida, uno no sabe ya a qué atenerse cuando a la rotunda Rosalía hay quienes la acusan precisamente de eso que, dicho sea de paso, no sé muy bien en qué consiste. En todo caso, reproducir citando a la autora creo que es menos atropello intelectual que la muchacha catalana cuando susurra como un pecado lo de ponme aquí la mano Catalina.
Yo he visto en los Facebook de Lola dosis de ironía y el equilibrio del análisis costumbrista que tanto se echa de menos. Me parece que al abusar de ella como lo estoy haciendo, no cometo una tropelía sino hago justicia con quien mucho antes dejó de romper farolas para la clandestinidad de los novios, y ahora dedica tiempo a estar de nuestra parte, a ayudarnos a sobrevivir a los desengaños.
Y a clarificarnos las pupilas, ya se ve que pone en su sitio a unos y a otros con las claras observaciones de los que saben y además saben decir lo que piensan. Incluso señalo que tiene mucha razón en una cosa: en el lenguaje gestual -rayano al tremendismo- siempre ganarán ellos. Todavía tengo en la retina la imagen del trumpista David Wood asaltando el Congreso de Estados Unidos con su dios, su bandera, y sus cuernos.
En cambio su proposición de acudir a la dialéctica es irrechazable. Sin menospreciar las manifestaciones públicas pero no quedarse solamente en ellas, por supuesto. En la película "Casablanca" (nacida del caos, pero la mejor dialogada de la historia) hay un instante casi fugaz muy hablador. Peter Lorre va detrás de Bogart que ni se para mientras le oye decir: "Tú me desprecias ¿verdad?" y Bogart, sin mirarle, responde; "Si llegase a pensar en ti, tal, vez". Demoledor.
Del abrevadero de algunos y algunas bebemos muchos y con la seguridad de que el agua brava no está contaminada. No hay mayor expresión de la libertad que los pasajes que apareen de vez en cuando en las redes sociales. En este caso queda claro que al fascismo se le combate con más democracia, y a los tremendistas como el portugués y tantos españoles, con la palabra.
Echar de menos: se ha retirado Iñaki Gabilondo, con quien tanto queríamos. Me pongo en la sangre hirviente de un viejo con olor a chamusquina y si no lo digo, reviento: mal hecho. Ni Iñaki es Napoleón ni Napoleón estuvo acertado si dijo lo que dijo pensando en Iñaki Gabilondo.
Las razones que impulsan a la retirada de Iñaki Gabilondo, según él, es que no puede afrontar la crispación y pérdida de valores en este país al que hemos ido a parar. Pues un periodista es imprescindible justamente en este momento, porque si firmas un compromiso con este oficio y logras ser un referente, ahora y no con la mar en calma es cuando hay que dar un paso adelante y cumplirlo.
Tengo que creerme las razones de la retirada de Iñaki Gabilondo, porque aunque me duelan, son benignas. No pienso que se deban a algo físico o a una sugerencia del fondo de inversión que tiene ahora mismo la propiedad de PRISA. El mismo fondo de inversión quitó hace poco al director y repuso en el cargo a otro que estuvo pero ya no estaba. La empresa alegó que el nuevo director volvía porque anda más al tanto de la tecnología. Bueno.
Hace tiempo que PRISA dejó de ser el sueño del hijo de Ortega y Gasset. Desde que se murió Polanco y se quedó sin su gestión, el buen periodista que es Juan Luis Cebrián se convirtió en un pésimo gestor. Y la empresa fue ya a la deriva.
Lo que son las cosas: de la quiebra la salvó quien el comisario Villarejo llama en sus papeles "la pequeñita". Esa mujer, vicepresidenta del gobierno, convenció a Eme Punto Rajoy de que no se podía dejar caer PRISA, devorada por numerosos bancos, el primero de ellos el Banco Santander. El argumento de "la pequeñita" es que PRISA era marca España y su naufragio suponía una imagen desastrosa para los demás países que se miraban en ella.
Pero eso se paga. Desde entonces PRISA dio un viraje y hoy ya no la reconocen ni se ven en ella aquellos magníficos periodistas que levantaron un imperio desde una propuesta ideológica.
Se va Iñaki, espero que no sea tampoco por esto. Se va Iñaki, el periodista que construyó el relato de las 8 horas de ausencia del Rey Juan Carlos I cuando el golpe de Estado del 23 de Enero de 1983. No puedo evitar mirar a Estados Unidos y ver cómo lo mejor de su periodismo, los más influyentes, los que han pasado la línea de la costumbre y son leyenda devota, han estado y siguen estando al frente de los medios de comunicación cuando casi todo se lo ha llevado el infierno de Trump.
Se trata de estar cuando más te necesita tu país. Iñaki Gabilondo apela a la pérdida de valores. USA perdió más que eso con cuatro años de Trump y su golpe de Estado final. Y desde el periodismo -junto con el coraje de una Nancy Pelosi que parece siempre estuvo ahí- se va a levantar de nuevo y va a salir del terremoto emocional e ideológico más desastroso de su historia.
Lo nuestro: siempre tendremos a alguien como Lola S. Rozas para al levantarnos temprano encontrar sus avisos y su contagiosa mirada de luz sobre las cosas. Este barquito navega.
(Directora: usted es mujer y supongo que entiende mi abuso. Y que del dinero que me paga no le dé a Lola ni un euro, aunque le toque una parte del artículo. La vida es muy dura cuando ves que se van los periodistas famosos. Yo me quedo, aunque me voy a dar al vino).
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